sábado, 8 de octubre de 2011

Steve Jobs, sin graduación ni conformismos



“La verdad sea dicha, yo nunca me gradué”, así iniciaba Steve Jobs su ya famoso discurso en la Universidad de Stanford durante las graduaciones de 2005. Steve, sin títulos pero con metas claras, fue el iniciador de una revolución informática sin precedentes y que tendrá repercusiones por generaciones de la nueva era digital.

Sin un título universitario, pero con una sabiduría inmensa, fruto de su tesón y de la experiencia, Steve, alentaba a los graduandos: “No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior… tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición”. Jobs, fundador de la Apple, despedido de su propia compañía, amante de la animación digital con Pixar, impulsor del resurgimiento de Apple a mediados de los noventa… Sabía de qué hablaba: seguir su corazón y su propia intuición.

Un hombre de ideales que no dudaba en entusiasmar a los jóvenes: “No os conforméis… Seguid hambrientos. Seguid alocados.” Pero con los pies bien puestos en la tierra, en la realidad humana, consiente de su propia capacidad y fuerza: "Siempre he dicho que si alguna vez llegaba el día en el que ya no pudiera cumplir con mis obligaciones y expectativas como presidente ejecutivo de Apple, sería el primero en hacérselos conocer. Desafortunadamente, ese día ha llegado", escribió al presentar su renuncia el 24 de agosto de 2011.

En aquel memorable discurso de graduación, Jobs, quiso contar tres historias: La primera versaba sobre “conectar los puntos”, esas uniones o eslabones que van formando una cadena, que van completando el rompecabezas de la vida; esos puntos que para Jobs pudieron ser desde la fantástica idea de una computadora personal, hasta los avances tecnológicos del -recientemente lanzado al mercado- iPod 2.

Su segunda historia trataba sobre el amor y la pérdida. No es fácil ser despedido por la compañía que tú mismo creaste, no es fácil tener que comenzar desde cero, no es fácil volver a tomar las riendas de una empresa al borde de la quiebra; a veces lo que más amamos es se pierde, pero ese amor nos debe llevar a buscar y buscar, ese amor perdido que se convierte en un tesoro al ser hallado.

La tercera historia ilustraba la realidad de la muerte. Steve era conocedor de esta realidad, desde 2004 se le detectó cáncer en el páncreas. Siete años de lucha contra el cáncer lo desgastaron, pero el que lucha por vivir y se olvida de vivir, ya ha perdido la guerra. No fue así en Steve, estos siete años fueron tal vez los más productivos para Apple, pues Steve, no abandonó –a pesar de su salud- la dirección de este gigante informático.

Es obvio que este hombre merece incluso una película autobiográfica, no en vano, la Sony Pictures ha realizado una cuantiosa oferta para hacerse con los derechos cinematográficos de una biografía autorizada sobre Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson, exdirector de la revista Time; Isaacson ya ha llevado a la gran pantalla algunos de sus títulos como "The Social Network" y "Moneyball", con optimos éxitos taquilleros.

Este 05 de octubre, Steve nos ha dejado; sin duda se puede concluir -con el comunicado oficial de la Apple- que: “La brillantez de Steve, su pasión y energía fueron la fuente de incontables innovaciones que enriquecen y mejoran todas nuestras vidas. El mundo es inconmensurablemente mejor debido a Steve”. Ese hombre que nunca se graduó pero que, sin conformismos y con una gran sed, supo escuchar y seguir su voz interior.

Autor: Yrlánder Hernández

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