lunes, 25 de julio de 2016

¿Por qué los treintañeros se han vuelto locos con Pokémon Go?



Está pasando: adultos, niños y adolescentes invierten su ocio en la misma actividad. ¿Es para tanto este videojuego o estamos muy aburridos?

Durante estos días, se habrá topado en algún momento con un grupo de personas apuntando con su móvil a un edificio emblemático, un grafiti o una parada de metro, como si sacaran fotos. Si usted no forma parte de la marabunta, quizá piense que son turistas inmortalizando un monumento, pero lo más probable es que sean desconocidos cazando Pokémon o adquiriendo pokéballs. En el raro caso de que esto le siga sonando a chino, aquí va la explicación resumida: los Pokémon son los protagonistas de aspecto animal de un videojuego creado en 1996 que se ha reinventado recientemente como una aplicación móvil de realidad aumentada llamada Pokémon Go. ¿En qué consiste? Cada jugador es un cazador que debe recopilar estos pequeños monstruos (su lema es "hazte con todos") por la ciudad, guiados por su GPS. Para ello, debe usar las pókeballs, bolas virtuales que se lanzan contra el animalito y lo encierran para entrenarlo y usarlo como guerrero en posteriores combates con otros usuarios. Lo que quizá le sorprenda es la edad de algunos jugadores: le doblan los años a los participantes adolescentes. Pero, ¿qué lleva a toda una generación de treintañeros a estar pendiente de un juego de niños?

Cara a cara con Pikachu
El primer encanto de esta aplicación es el uso de la realidad aumentada. No solo le hace creer al usuario que tiene ante sí a una criatura fantástica, sino que en este caso en concreto pensará que puede tocar a Squirtle, Magnemite, Palkia o Pikachu, algunos de los protagonistas del juego que conocen bien tanto los más jóvenes como las personas que hoy en día rondan la treintena, "lo que hace del videojuego un potente nexo intergeneracional", asevera José María Moreno, director general de la Asociación Española de Videojuegos (AEVI)

Esta regresión a la década de los 90 explicaría en parte el porqué de este comportamiento. Sin embargo, la imagen de tantos adultos, móvil en mano, persiguiendo criaturas ficticias da que pensar. "Pokémon Go ha puesto de relevancia algo que parecía insólito, que niños y adultos jueguen a lo mismo", afirma el doctor en Psicología y autor de Ciberpsicología: relación entre mente e Internet, Juan Moisés de la Serna. El experto constata un fenómeno: "existe una creciente homogeneización en la forma en la que generaciones distantes entre sí ocupan su tiempo libre".

"Existe una creciente homogeneización en la forma en la que generaciones distantes entre sí ocupan su tiempo libre", Juan Moisés de la Serna

¿Eso significa que vivimos en una sociedad infantilizada? ¿Son los videogamers de más de 30 años una especie de adultos atrapados en mentes pueriles? Julio Meneses, profesor de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, no está de acuerdo: "Quien opina de ese modo suelen ser personas que no juegan nunca", asegura. Es más, según Meneses "son muchas las ocasiones en que un videojuego puede proporcionar a un adulto una forma de entretenimiento sencilla que, de hecho, está plenamente aceptada en nuestra sociedad. Jugar es una actividad saludable a cualquier edad, desde muchos puntos de vista, aunque como sucede con todo, el exceso no es una buena opción".

¿Evasión aumentada?
Otra duda que puede surgir es que la realidad aumentada suponga un método de huir de la realidad palpable. Ante este enfoque, de la Serna recalca que "no sustituye el mundo real, ya que está pensada para rellenar la realidad. Lo que puede ocurrir en algún caso es que, por comparación, acabe siendo menos atractiva y se cree la posibilidad de que el jugador prefiera permanecer en la ficción".

Sin embargo, donde de la Serna detecta un riesgo para nuestro equilibrio emocional, Meneses solo ve "un juego en el que se utiliza un algoritmo para situar objetos con los que es posible interactuar". E insiste: "explorar nuestro entorno no tiene por qué ser más que el reflejo de un interés por experimentar las diferentes expresiones culturales que tenemos a nuestra disposición. Si nuestro objetivo es escapar de la vida real, lo haremos usando Pokémon Go o cualquier otra vía, como puede ser leer una novela, ver una película o convertirnos en un seguidores acérrimos de una serie de televisión".

En cualquier caso, de la Serna apunta, cauteloso, que todavía es pronto para conocer si la realidad aumentada puede provocar problemas mentales: "Aunque, en mi opinión, si la estela de la ciberadicción que se vive en la actualidad sigue su curso, no sería extraño que en unos meses puedan empezar a darse los primeros casos. Tratar de mantener dos realidades a la vez puede llevar a una psicosis en ciertos individuos".

"Hazte con todos" fuera del sofá
Moreno también le da importancia al hecho de que el jugador "sea parte activa, no solo en las acciones de caza sino también al tener que tomar decisiones, como a qué gimnasio ir o a qué equipo pertenecer", apunta Moreno. Por su parte, Carlos González Tardón, psicólogo y fundador de People&Videogames, empresa dedicada a la asesoría, desarrollo y gestión de proyectos sobre videojuegos y gamificación, cree que, en este caso, "lo adictivo es el impulso de completud, ya que al ser humano le encanta acumular y poder mostrar sus logros".

El espíritu de competición, pasar de nivel o relacionarse online con otros jugadores es parte de la fórmula que, según Moreno, todo videojuego que aspire a enganchar debería tener. Y Pokémon Go no solo cumple con esas condiciones, sino que también (y eso es lo que parece haber marcado la diferencia) ha sacado a los videojugadores a la calle. Es más, los ha sacado con el móvil en la mano.

No solo existe la posibilidad de jugar extramuros, sino que es que es la única manera de hacerlo. Por esto, Pokémon Go "podría tener efectos muy positivos en aquellas personas que mostraran síntomas depresivos, ya que les incentiva a salir a la calle y relacionarse", explica de la Serna, quien matiza: "Hay que tener en cuenta que este juego está orientado a un público específico cuyas características no corresponden con las de un grupo proclive a la depresión, por lo que habría que ser prudente a la hora de atribuirle este tipo de efectos".

Autor: Colegio de Contadores Públicos de Guadalajara Jalisco A.C.

Nota:

Hablando con mi neurólogo respecto a este juego me comenta que hay que tener mucho cuidado con todas las personas propensas a ataques epilépticos dado que con el manejo de los colores y luces puede suscitar un ataque epiléptico por lo que en el aspecto personal sugiero supervisión y el cuidado del uso de esta aplicación que es bastante adictiva y además utiliza la triangulación para elaborar sitios de actividades para el juego.

jueves, 21 de julio de 2016

¿Cuál es la diferencia entre un sacerdote, un fraile y un monje?



Buenos días, ¿podrían ayudarme a entender las diferencias entre fraile, monje y sacerdote? Agradezco el favor de su atención. Lorena F.

Son términos ambiguos y flexibles. En el lenguaje popular se aplica sin propiedad, como si los tres términos fueran equivalentes. Sin embargo, no son lo mismo:

Un sacerdote, en la Iglesia católica, es un hombre que ha recibido el sacramento del Orden Sacerdotal, y que en virtud del mismo puede celebrar el sacrificio de la misa y realizar otras tareas propias del ministerio pastoral. Puede pertenecer a una orden o familia religiosa, o a una diócesis.

Un monje o un fraile, en cambio, es una persona que ha hecho los votos de pobreza, castidad y obediencia, y pertenece a una congregación o familia religiosa concreta (franciscanos, dominicos, jesuitas…). Puede coincidir que además de ser religioso sea sacerdote, pero no tiene por qué. Su vocación religiosa no tiene por qué ser una vocación al sacerdocio.



¿Y cuál es la diferencia entre monje y fraile? Pues tiene que ver con el origen de ambas palabras: monje viene del latín tardío monachus, palabra para designar a los anacoretas, y que ya en su misma raíz tenía implícito el significado “soledad”.

Se relaciona con el surgimiento de las primeras experiencias de vida contemplativa (en los siglos IV-VI d.C.), como por ejemplo los Padres del Desierto, ermitaños que abandonaban el mundo y vivían en el desierto, o san Benito de Nursia, fundador de la orden religiosa más antigua de Occidente, los benedictinos.

Monje, por tanto, es un término más adecuado para referirse a hombres consagrados que viven en conventos, dedicados por entero a la oración y a la penitencia. Es el caso de las órdenes contemplativas, como la Cartuja.

Fraile en cambio es un término más moderno, que procede de la Edad Media (del provenzal fraire), y que significa “hermano”. Fraile se suele emplear más para órdenes dedicadas a la vida activa, como los franciscanos o los hospitalarios.

El uso de esta palabra se relaciona con el surgimiento de las órdenes mendicantes en la Baja Edad Media, que supusieron un gran cambio en la vida religiosa: estos nuevos religiosos ya no se encerraban en conventos alejados de la gente para dedicarse a la oración, sino que estaban en las ciudades, dedicados a los pobres, a la enseñanza, a los enfermos…

Autor: ALETEIA TEAM  1 DICIEMBRE, 2015

miércoles, 20 de julio de 2016

Reliquias: ¿Qué poder tienen?




El encuentro con las reliquias tiene que cambiar algo en mí. No se trata de un poder mágico, no es el culto por el culto. No adoramos los huesos, sino reconocemos la santidad de la persona, explica en la siguiente entrevista el dominico Jacek Szymczak.

¿De dónde viene lo del culto de las reliquias?

Es una forma de devoción que nació entre los fieles y se formó desde abajo. Está presente en la Iglesia desde el principio, desde los primeros siglos, incluso décadas, de la existencia del cristianismo.

Tuvimos entonces muchos mártires. La gente empezó a acudir espontáneamente a sus tumbas para honrar los restos enterrados.

Pero no todo el mundo tenía esa oportunidad. De ahí la idea de que los mismos trozos, partes del cuerpo, viajaran por el mundo y en cierto sentido peregrinaran a nosotros.

¿Todos los católicos deberían venerar las reliquias?

No hay ninguna orden por parte de la Iglesia. Esta forma de culto no es obligatoria.

Cuando alguna reliquia llega a tu parroquia y, por ejemplo, hay una procesión o adoración, y te sientes distante, sientes en ti mismo que esto no te atrae, no pasa nada si te quedas sentado.

Sentirse distante es decir poco. Muchos católicos simplemente no lo entienden, y algunos incluso lo consideran un tipo de chamanismo.

El culto a las reliquias, contrariamente a lo que muchos creen, es profundamente cristiano. Y esto debido a que, paradójicamente, muestra que el cuerpo humano no es un saco ni una jaula para el alma de la que sólo la muerte nos libera.

No, el cristianismo aporta un enorme valor al cuerpo. Recordamos a san Pablo, quien en la primera carta a los Corintios escribe: “¿No sabéis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo? (…) Por lo tanto, alabad a Dios en vuestro cuerpo”.

Esta es la primera perspectiva del culto: del cuerpo vivo. Sin embargo, aún hay otra que es la de la resurrección.

No se puede contemplar de una manera madura la adoración de las reliquias sin la resurrección. Sin ella, todo se rompe. Se convierte en teatro o en una compañía de circo ambulante.

La cuestión de la resurrección, según muestran algunos estudios, es bastante ajena a nosotros…

Tengo la impresión de que la doctrina de la resurrección, que después de todo es el fundamento de nuestra fe, es apenas enseñada por la Iglesia.

Aún podemos hablar de ella desde el púlpito de una manera inteligente e interesante, pero los fieles no tratan la verdad de la resurrección como fundamental para su fe.

Pero ¿por qué la cuestión de la resurrección es importante para una buena comprensión del culto de las reliquias?

Recordemos que después de la muerte de cada cuerpo, el santo, menos santo o incluso de un gran pecador, tendrá su resurrección. Se trata de la perspectiva tanto del que irá al cielo, como del que puede ir al infierno.

Si Dios ha querido que nuestros cuerpos después de la muerte de algún modo resurgieran, significa que se merecen la debida atención.

Así pues, la doctrina de la resurrección nos lleva por el camino del respeto por los restos de nuestros seres queridos depositados en las tumbas.

Si veneramos las cenizas de los miembros de nuestras familias, también podemos venerar las reliquias o los restos de los santos.

Bueno, pero a veces ocurre que tratamos con objetos pertenecientes a los santos, no sólo sus propios cuerpos.

Soy escéptico con este tipo de historias, tales como la presentación de la canoa en la que navegaba san Juan Pablo II, como una reliquia.

Me dan pequeños escalofríos cuando veo este tipo de personas que están intentando celebrar de alguna manera tal objeto como algo mágico.

Si detrás del culto de las reliquias no va la enseñanza de la Iglesia que lo explica de forma pastoral y desde la perspectiva adecuada, la gente empieza a entrar en terrenos que no tienen nada que ver con la fe.

Y para las personas que miran desde el exterior, efectivamente, este hecho puede verse como un acto del chamanismo.

Me he dado cuenta de que las reliquias disfrutan en nuestras iglesias de mucha popularidad. Cada vez más se las colocan de forma permanente en las capillas laterales y la gente se arrodilla delante de ellas para rezar como ante el tabernáculo.

En el culto a las reliquias es muy importante que no eclipse el culto eucarístico. No culpo aquí a los fieles, sino a nosotros, el clero.

Si se insiste tanto en, por ejemplo, que una Eucaristía se celebre con un cáliz de san Juan Pablo II, y al mismo tiempo la conciencia de la Eucaristía entre los fieles no es muy elevada, no nos debemos sorprender de que para algunos esta copa será más importante que los contenidos de la misa.



¿Después de todo, sería posible mostrarle positivamente las reliquias al hombre moderno y darle una idea novedosa para utilizarlas?

Veamos. Nosotros mismos guardamos diversos artículos que pertenecieron a nuestros muertos. Todos aquellos que vivieron la muerte de un ser querido, saben lo difícil que es deshacerse de sus cosas.

Hace poco alguien me mostró un hermoso abanico de su bisabuela. Sabemos que la historia de este objeto no es la historia del abanico, sino de la bisabuela.

Si un objeto así nos ayuda a recordar a la persona, lo harán aún más unos huesos humanos.

Contemplando los huesos o veces todo el cuerpo de alguien que ha vivido consagrado a Dios de manera tan estricta que se convirtió en santo, deberíamos proyectar en nosotros el deseo de una vida similar.

El encuentro con las reliquias tiene que cambiar algo en mí. Esto no es la toma mágica del poder, no es un culto por el culto. No les rendimos culto a los huesos, sino a la santidad de la persona.

Y cómo tratar tales ocasiones, como la peregrinación de las reliquias del beato Peter George Frassati en Polonia?

Se podría decir que es como si nos regalaran unas gafas. Asumo que estas gafas de la marca Frassati tienen el poder de ayudarme a enfocar correctamente la perspectiva adecuada para mirar en dos dimensiones: en la de Dios presente en la vida de la persona cuyas reliquias adoro y en la de mi propia vida.

Y aún más, se refiere a un vistazo de ti mismo en su totalidad. Si en el marco del culto a los santos, junto con la oración, imitación de sus vidas, aprendizaje de sus biografías y sus preciosos escritos y pensamientos, veneramos además sus reliquias, o sus cuerpos, esto significa algo.

Es una llamada al sabio cuidado de nuestros propios cuerpos.

Este tipo de eventos, como el relacionado con la peregrinación de las reliquias del beato Frassati, vale la pena tratar como el encuentro con alguien quien vivió plenamente en Dios.

De esta manera, se convierte en una guía para mí, en una brújula que me puede mostrar cómo vivir para caminar en santidad. Porque esta persona ya se encuentra en el lugar, que también es mi objetivo.

[Venerar las reliquias] no consiste en mirar un hueso a través de un cristal, ni en adorar un ataúd. Se debería hacer diciendo: Quiero llegar al mismo lugar donde tú te encuentras.

Autor: Konrad Sawicki, en http://es.aleteia.org/  19 julio, 2016

sábado, 16 de julio de 2016

¿Te gusta el café? Agradécele al papa Clemente VIII



El café es, sin duda, una de las bebidas más populares del mundo. Sin embargo, no fue siempre ese el caso. En realidad, la popularidad del café en el hemisferio occidental se debe en gran medida al papa Clemente VIII, en una fecha relativamente reciente: el siglo XVI.

No es que el café apareciera de repente, en el planeta, en los tempranos 1500. En realidad, esta bebida ha existido, casi en la misma forma en la que la conocemos hoy, desde el siglo IX, cuando algunos pastores musulmanes notaron por primera vez que los granos de café que sus rebaños comían de cuando en cuando, mientras pastaban, tenían un efecto particularmente estimulante sobre sus ovejas.

Al poco tiempo, los clérigos islámicos aprendieron a cultivar la planta y a preparar la bebida, que se extendió rápidamente en todo el mundo musulmán.

La historia cuenta que le llevaron al Papa una buena taza de café caliente. Tras tomar el primer sorbo, se comenta, Clemente VIII dijo: esta bebida del demonio es tan deliciosa que deberíamos engañar al diablo bautizándola.

Es por eso que cuando el café llegó a Europa, no fue recibido con los brazos abiertos. Después de todo, era la bebida favorita de los musulmanes, con quienes los cristianos habían estado en guerra durante siglos, tanto en España, como en prácticamente el resto del Mediterráneo y, para más inri, en Tierra Santa. Algunos fieles europeos incluso llegaron a llamar al café “la bebida de Satanás”.

Más temprano que tarde, el café llegó al Vaticano. En concreto, a las manos del papa Clemente VIII. Muchos de sus asesores le pidieron explícitamente que prohibiese la bebida, pero el Papa rehusó hacerlo hasta probarla por sí mismo.

La historia cuenta que le llevaron al Papa una buena taza de café caliente. Tras tomar el primer sorbo, se comenta, Clemente VIII dijo: “esta bebida del demonio es tan deliciosa que deberíamos engañar al diablo bautizándola”.

Así, la próxima vez que tomes una taza de café en la mañana, o que estés disfrutando de un café frío en el verano, levanta tu bebida y da gracias a Dios por el papa Clemente VIII.

AUTOR: DANIEL R. ESPARZA  8 JULIO, 2016

viernes, 15 de julio de 2016

10 citas bíblicas para descansar de tus problemas




Estas citas son muy apropiadas para que las consultes en momentos de tormenta en tu vida, pues el Señor te invita a encontrar en Él la calma

Hoy volví a casa apurado ya que debía resolver algunos temas para el día siguiente que me ocupaban y preocupaban. Me bañé, preparé algo para cenar y me dispuse ha hacer un tiempo de oración, de repente mi Biblia, con sorpresa de mi parte, me habló trayendo a mi memoria una serie de citas bíblicas que descansaban empolvadas en el olvido y logró unirlas en un mensaje coherente que me permitió descansar:

1) Me gustaría recordarte que: “Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían” (Nahúm 1,7).

2) “Por eso, aunque pasamos por muchas dificultades, no nos desanimamos. Tenemos preocupaciones, pero no perdemos la calma. La gente y los problemas nos persiguen, pero Dios no nos abandona. Las contrariedades nos hacen caer, pero no nos destruyen” (2 Corintios 4,8-9).

3) Sabiendo esto, puedes decir como el salmista: “Aunque pase yo por grandes angustias, tú me darás vida; contra el furor de mis enemigos extenderás la mano y tu mano derecha me pondrá a salvo” (Salmo 138,7).

4) Puedes decir con gratitud: “Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú has visto mi aflicción y conoces las angustias de mi alma” (Salmo 31,7)

5) Hay muchísimas cosas de las cuales tal vez nunca entenderás su por qué en este mundo, pero “Sabemos que Dios va disponiendo todo para el bien de los que le aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan” (Romanos 8,28).

6) Sabiendo que Dios tiene un propósito en medio de la situación que estas viviendo, puedes decir: “A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi auxilio? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra” (Salmo 121,1-2).

7) Así que, Hijo, “pon tus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ti” (1 Pedro 5,7).

8) No te preocupes por lo que pasará mañana. Ya tendrás tiempo para eso. Recuerda que ya tenemos bastante con los problemas de cada día” (Mateo 6,34).

9) ¡Dale gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Él es un Padre bueno y amoroso, y siempre nos ayuda. Cuando tenemos dificultades, o cuando sufrimos, Dios nos ayuda para que podamos ayudar a los que sufren o tienen problemas” (2 Corintios 1,3).

10) No te preocupes por nada. Más bien, ora y pídele a Dios todo lo que necesitas, y se agradecido. Así Dios te dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo. (Filipenses 4,6-7).

-Gracias querida Biblia, recordar estos textos me calman el alma, la mente y el corazón de manera que quiero dormir en los brazos de Dios, viéndome de niño descansando el regazo de mi madre.

Para responder en Comunidad o en el Silencio de tu Corazón:

En momentos de angustia, ¿recurriste a los brazos de Dios? ¿Qué resultado obtuviste? ¿Obtuviste la Paz que necesitabas?
¿Por qué problemas deberíamos angustiarnos menos y dejarnos llevar más por el auxilio del Señor?

Autor: Daniel Gassmann

jueves, 14 de julio de 2016

Los 15 beneficios prometidos por la Virgen a quien reza el Rosario



Las quince promesas de la Virgen a quien reza el Rosario. Las recoge el padre Livio Fanzaga con Saverio Gaeta en “Il Santo Rosario. La preghiera che Maria desidera” (El Santo Rosario. La oración que María desea, Sugarco edizioni)

El codificador más importante del Rosario fue el monje dominico Alan de la Roche, que murió en 1475 y está considerado el apóstol de la devoción por el Rosario en varios países de Europa. En sus memorias, Alan narra que recibió directamente de la Virgen quince promesas válidas para todos los devotos del santo Rosario, aún hoy de gran actualidad y que manifiestan la intensidad del amor que la Virgen siente por todos nosotros.

Primera promesa

“A todos los que recen devotamente mi Rosario, prometo mi especial protección”.

Es una garantía que la Virgen ha repetido muchas veces, y que recuerda la antigua oración Sub tuum praesidium (Bajo tu amparo nos acogemos).

Segunda promesa

“El que persevere en el rezo de mi Rosario recibirá gracias poderosísimas”.

Tercera promesa

“El Rosario es un arma poderosa contra el infierno: destruirá los vicios, librará del pecado y abatirá las herejías”.

Se trata de una promesa muy particular: aunque no se nombra a satanás, se habla de la lucha contra el infierno.

Cuarta promesa

“El Rosario hará florecer de nuevo las virtudes y las obras buenas, y obtendrá a las almas la más abundante misericordia de Dios”.

Esto nos impulsa a comprender que el Rosario rezado con Maria hace florecer en nosotros la vida y la imagen de la Virgen.

Quinta promesa

“El que confíe en mí rezando el Rosario no será oprimido por las adversidades”.

Satanás por una parte nos persigue y por la otra nos seduce, utilizando siempre su arma más insidiosa que es el desánimo. María se pone a nuestro lado y nos asegura que el que reza el Rosario encontrará siempre cerca su corazón maternal, dispuesto a sostenernos y a ayudarnos.

Sexta promesa

“Quien rece el Rosario meditando sus misterios no será castigado por la justicia de Dios: se convertirá si es pecador, crecerá en gracia si es justo y será hecho digno de la vida eterna”.

Con estas palabras se subraya que el Rosario traza una vía de santidad porque, rezado con María, hace que seamos guiados por ella. La Virgen ilumina el camino.

Séptima promesa

“Los devotos de mi Rosario, en la hora de la muerte, no morirán sin sacramentos”.

Viene a la mente una página de san Alfonso María de Ligorio, en su obra de arte, “Las glorias de María“, donde se dice que en el momento de la muerte, cuando los demonios se coaligan en el intento de llevar el alma a la desesperación, la Virgen debe ser invocada en la oración.

Octava promesa

“Los que rezan mi Rosario encontrarán, durante la vida y en la hora de la muerte, la luz de Dios y la plenitud de sus gracias, y participarán de los méritos de los beatos en el paraíso”.

Novena promesa

“Cada día libraré del purgatorio a las almas devotas de mi  Rosario”.

Por varias revelaciones privadas, en las que la Virgen se presenta como Reina del purgatorio y Reina de las almas purgantes, sabemos que la Virgen ha obtenido de Dios gracias especiales al respecto.

Décima promesa

“Los verdaderos hijos de mi Rosario gozarán de una gran gloria en el cielo”.

¿De qué gloria está hablando María? De la gloria de la que está revestida ella misma, haciendo reflejar en ellos su propia imagen, su propio fulgor.

Undécima promesa

“Todo lo que se pida mediante el Rosario será obtenido”.

Es la promesa de la intercesión más plena, que comprende en particular la gracia de la conversión.

Duodécima promesa

“Los que propaguen mi Rosario serán socorridos por mi en cada una de sus necesidades”.

Una referencia que podría referirse por ejemplo a los misioneros y misioneras que se empeñan de varias formas para difundir esta devoción, creando confraternidades, animando grupos de oración, difundiendo los rosarios.

Décimo tercera promesa

“He obtenido de mi Hijo que todos los devotos del Rosario tengan como hermanos en la vida y en la hora de la muerte a los santos del cielo”.

María, lo sabemos, es la Reina de todos los santos, y en el momento de la muerte, ella misma viene con todos los santos para hacernos partícipes de su comunión.

Décimo cuarta promesa

“Los que reciten mi Rosario fielmente serán todos hijos míos amadísimos, hermanos y hermanas de Jesús”.

Rezando el santo Rosario nos profesamos hijos de María. Por ello ella se manifestará a nosotros como Madre y así tendremos un lugar especial en su corazón maternal y bajo su manto.

Décimo quinta promesa

“La devoción a mi Rosario es un gran signo de predestinación”.

Ninguno de nosotros está seguro de ir al paraíso o al purgatorio, aunque obviamente todos esperamos no ir al infierno.

AUTOR: GELSOMINO DEL GUERCIO  16 MAYO, 2016

miércoles, 13 de julio de 2016

Decálogo de la oración




1. Orar es sencillo.Conversa con Dios con toda confianza, sin necesidad de escoger las palabras. Por muy bonitas consideraciones que busques para dirigirte a Él, infinitamente más bellas son las que Él tiene.

“Te doy gracias, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has mostrado a los pequeños” (Lc 10, 21)

2. Orar es dejarse agarrar por la mano de Dios. Él te elevará hasta su rostro, como a un niño pequeño, para llenarte de besos.

“Fui para ellos como quien alza a un niño hasta sus mejillas y se inclina hasta él para darle de comer” (Os 11,4).

3. Orar es escuchar y hablar con Dios como con un amigo íntimo. Déjate encontrar por Él, te conducirá a ese espacio de tu alma donde oirás su voz y tú tendrás la confianza suficiente para responderle.

“Y las ovejas escuchan su voz y a sus ovejas las llama una por una”(Jn 10, 3).

4. Orar es vaciarse de cosas, de preocupaciones, de ti mismo. Ofrécele tu pobreza, tu egoísmo, tu tiempo, tu rutina y, sobre todo, tus deseos. Él llenará el vacío que vaya quedando en tu corazón.

“Cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre que está allí, en lo secreto”(Mt 6, 6).

5. Orar es empobrecerse Al principio abundan las palabras de amor, confianza y entrega, hasta que desaparecen en el silencio. El sentimiento de la presencia de Dios es quien llena ese silencio.

“Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van ser escuchados” (Mt 6, 7).

6. Orar es permanecer en la presencia de Dios sin desfallecer. Dios no busca personas que profundicen en consideraciones intelectuales, sino hombres y mujeres que no se cansen de orar. A los que oran mucho les concede el don de la oración pura. La “cantidad” depende de nosotros, la “calidad” del Padre de las luces.

“Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer” (Lc 18, 1).

7. Orar es descubrir a Jesucristo dentro de ti. Si te acercas a Él con fe y humildad te admitirá entre sus seguidores, los pobres, que todo lo esparan de Dios y nada de sí mismos. Déjate que te mire y te ame, no te escondas a su mirada y consiente en dejarte abrazar por Él.

“La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!” (Gal 4, 6).

8. Orar es amar. El termómetro que mide la autenticidad de tu oración es la caridad con el prójimo. La oración te ayudará a descubrir lo que hay dentro de su rostro, detrás de su cara: sus sufrimientos y alegrías, sus ansiedades y proyectos. La oración te llevará a descubrir al hermano y unirte a él.

“La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación” (St 1, 27).

9. Orar es dejar hablar al corazón. Estudiamos métodos de oración, muchos avalados por la santidad de quienes los practicaron, buscamos un buen libro de oración. El centro de la oración, la fuente de donde brota la más fresca y cristalina es nuestro corazón.

“Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí,. Como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de aguas viva” (Jn 7, 37)

10. Orar es entrar. Dios está en el corazón, ahí vive y ahí actúa, ahí quiere comunicarse. El hombre está fuera de sí, en las cosas. Vive distraído y exiliado. En la oración los `protagonistas inician un movimiento de aproximación, hasta que se encuentran en un profundo silencio de amor.

“Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él” (Jn 14, 23).

AUTOR: Benigno Colinas, CSsR en OLEADA JOVEN 30 ABRIL, 2016

martes, 12 de julio de 2016

10 hechos asombrosos sobre el poder de la Eucaristía



La Eucaristía viene a nosotros como obra y don de toda la Trinidad.
– Raniero Cantalamessa, OFM

Hace poco una amiga me contaba que su padre solía ayudar a su madre en la cocina con las tareas más tediosas. Una cosa que le gustaba hacer era pelar las nueces y clasificarlas en cubos; luego las metía en bolsitas y las ofrecía a familia y amigos.

El padre de mi amiga falleció recientemente. Pocos meses más tarde, cuando mi amiga fue al congelador a por nueces para hacer pan de plátano, vio la bolsa de nueces y se percató de que, aunque su padre ya no estaba, le había dejado alimento para su viaje.

En aquel momento, mi amiga sintió de repente una comprensión más profunda de lo que es la Eucaristía. Jesús sabía que iba a ascender a los cielos, pero dejó a sus seguidores algo para que les nutriera, no una mera comida terrenal, sino sus propios Cuerpo y Sangre.

Alguien vela por nosotros.

Alguien cuida de nosotros.

Tenemos un Padre celestial que conoce todas nuestras necesidades y que no escatima en esfuerzos para darnos lo que requerimos.

Nuestro pan diario no es un símbolo ni un simple sustento terrenal; es auténtico alimento espiritual, la verdadera carne y sangre de nuestro Salvador, el Dios hecho hombre.

La Eucaristía es un alimento que trasciende la ceremonia y encuentra su poder y su esencia en la obra de la mismísima Trinidad.

Aquí están algunos de los asombrosos efectos de la Eucaristía:

1) Unión con Cristo: Al recibir a Jesús en la Eucaristía fusionamos nuestro ser con el de Cristo. San Cirilo de Alejandría lo describía a algo parecido a “cuando la cera derretida se fusiona con otra cera”. El viaje cristiano es el viaje para ser como Cristo, para “permanecer en Él” y Él en nosotros. La Eucaristía es el medio para que esto suceda.

2) Destrucción del pecado venial: La Eucaristía destruye el pecado venial. ¡Lo destruye! A través del pecado, el fervor de nuestra caridad puede disminuir por nuestro pecado venial. Pero cuando recibimos la Eucaristía, nos unimos con la misma Caridad, que quema los vestigios de nuestros pecados veniales y nos purifica para poder empezar de nuevo.

3) Protección contra el pecado mortal: Aunque deberíamos abstenernos de recibir la Eucaristía cuando sabemos que estamos en estado de pecado portal, deberíamos recibir la Eucaristía tanto como nos fuera posible porque nos protege de los pecados graves. Es como si el poder de la Eucaristía limpiara el pecado venial de nuestras almas y luego lo cubriera con una capa protectora que nos ayuda a permanecer a salvo de pecados graves.

4) Relación personal con Jesús: Muchos cristianos hablan de la importancia de mantener una relación personal con Jesús, lo cual es muy acertado. Pero, ante todo, es a través de la Eucaristía como realmente podemos establecer un encuentro íntimo con la Persona de Jesús. Benedicto XVI destacó una vez esta conexión:

“Hoy se necesita redescubrir que Jesucristo no es una simple convicción privada o una doctrina abstracta, sino una persona real cuya entrada en la historia es capaz de renovar la vida de todos. Por eso la Eucaristía, como fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia, se tiene que traducir en espiritualidad, en vida ‘según el Espíritu’” (Sacramentum Caritatis).

5) Da vida: Según el Catecismo, la Eucaristía “conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo” (CIC 1392). En otras palabras, recibir la Eucaristía incrementa la vida de la gracia ya presente dentro de nosotros. ¡Suena mejor incluso que irse de circuito de spa!

6) Unidad con el Cuerpo de Cristo: Puesto que estamos más íntimamente unidos con Cristo a través de la Eucaristía, ¡también estamos más unidos con todas las personas que reciben la Eucaristía! Dicho de otra forma, la Eucaristía es como el pegamento que nos mantiene unidos a Jesús y a todos los hermanos y hermanas en la Iglesia.

7) Nos compromete con los pobres: Las palabras de san Juan Crisóstomo avergüenzan a los que abandonan la mesa eucarística sin preocupación por los pobres:

“Has gustado la sangre del Señor y no reconoces a tu hermano. […] Deshonras esta mesa, no juzgando digno de compartir tu alimento con el que ha sido juzgado digno […] de participar en esta mesa. Dios te ha liberado de todos los pecados y te ha invitado a ella. Y tú, aun así, no te has hecho más misericordioso”.

8) Consuelo espiritual: La Sagrada Comunión es un anticipo de la dicha del paraíso, así que produce dicha en nosotros en esta experiencia real de unidad con Dios. Si nos sentimos abatidos por las dificultades de la vida, podemos ir a la Eucaristía, nuestra fuente de alegría, y pedir al Señor que nos colme de consuelo y paz.

9) Pacificador: En el Sínodo sobre la Eucaristía en 2005, los obispos discutieron cómo la recepción de la Eucaristía en áreas devastadas por la guerra transformaba a las gentes de Dios y les daba el ímpetu para buscar la paz:

“Gracias a las celebraciones eucarísticas, pueblos en conflicto se han podido reunir alrededor de la Palabra de Dios, escuchar su anuncio profético de reconciliación a través del perdón gratuito, recibir la gracia de la conversión que permite la comunión en el mismo pan y en el mismo cáliz” (Propositio 49).

10) Ofrece un punto focal en nuestras vidas: Si entendiéramos de verdad la profunda naturaleza de la Eucaristía, empezaríamos por centrar nuestras vidas en torno a la Sagrada Comunión. No hay nada más importante en nuestras vidas. Ni partidos de fútbol, reuniones de amigos ni picnics. No hay nada más importante en nuestro calendario semanal que recibir la medicina del médico de almas, Jesús.

¡Todos estos asombrosos efectos y muchos más están a tu disposición el domingo! O mejor aún, intenta ir a misa diariamente.

Pero recuerda que tu disposición a la hora del recibimiento de la Eucaristía puede determinar tu nivel de apertura a sus poderosos efectos. Así que sé respetuoso, concéntrate y ruega a Dios que te ofrezca, a través del poder de la Eucaristía, todas las gracias que necesites en este momento de tu vida.

Como buen Padre que es, te escuchará.

AUTOR: THERESA NOBLE  7 JULIO, 2016

lunes, 11 de julio de 2016

10 útiles citas de san Benito






“Escucha, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón” (Prólogo de la Regla de San Benito)

El 11 de julio es la fiesta de san Benito, un hombre que abandonó la ciudad y la promesa romana de nobleza en búsqueda de una vida de soledad. Vivió durante tres años como ermitaño en una cueva, pero a la muerte del abad local, la comunidad le imploró que regresara a ayudarles.

Sin embargo, aunque reverenciaban a Benito por su santidad, los monjes no podían ponerse de acuerdo en nada e intentaron envenenarle con una bebida. Como es sabido, el santo pronunció una bendición sobre la copa y frustró el insidioso plan. Se le atribuyeron numerosos milagros durante su vida y todos buscaban su sabio consejo.

San Benito llegó a fundar 13 monasterios y dedicó el resto de su vida a crear el plan o “regla” de un monasterio ideal. A esta obra se la conocería como Regla de san Benito y continúa siendo una fuerza impulsora de la vida religiosa —e incluso de los principios de algunas empresas y negocios— de nuestros días.

Para ayudarnos a valorar mejor al hombre que decidió emular el papa Benedicto XVI, aquí hay diez citas inspiradoras del “Padre del monacato occidental”:

1) “El primer grado de humildad es una obediencia sin demora”.

2) “Los somnolientos gustan de poner excusas”.

3) “Proceda con prudencia y no sea extremoso en nada, no sea que, por querer raer demasiado la herrumbre, rompa la vasija”.

4) “Dense prisa mientras tienen aún la luz de la vida, antes que les sorprendan las tinieblas de la muerte”.

5) “La oración ha de ser breve y pura, a no ser que se alargue por una especial efusión que nos inspire la gracia divina”.

6) “La ociosidad es enemiga del alma”.

7) “En mucho charlar no faltará pecado”.

8) “Y, aunque leamos que el vino es totalmente impropio de monjes, porque creemos que hoy día no es posible convencerles, convengamos, al menos, en no beber hasta la saciedad, sino sobriamente, porque ‘el vino hace claudicar hasta a los más sensatos’” (Eclo 19:2).

9) “A todos los huéspedes que se presenten en el monasterio ha de acogérseles como a Cristo, porque Él lo dirá un día: ‘Era peregrino, y me hospedasteis’” (Mateo 25:35).

10) “Hasta en la manera de saludarles deben mostrar la mayor humildad a los huéspedes que acogen y a los que despidan; con la cabeza inclinada, postrado el cuerpo en tierra, adorarán en ellos a Cristo, a quien reciben”.

AUTOR: PHILIP KOSLOSKI  11 JULIO, 2016