lunes, 13 de junio de 2016

Sagrado Corazón Milagro de Axion Estin en el Monte Athos




A cierta distancia de Karyes, capital de Monte Athos, Grecia, vivía un monje virtuoso y su joven discípulo. Un sábado en la noche, el anciano dejó solo a su discípulo. Al llegar la noche, un monje desconocido tocó a la puerta y el discípulo lo acogió por la noche.

Se reencontraron al alba para cantar el Oficio de Orthros en la capilla. Cuando llegaron a la novena oda, el extranjero la precedió con las siguientes palabras: “Es verdaderamente digno de proclamarte, Madre de Dios siempre bienaventurada completamente Inmaculada, y Madre de Nuestro Dios…”

Sorprendido de escuchar este canto por primera vez pidió a su huésped escribir como no encontraban papel, el monje grabó profundamente y sin dolor con su dedo, el himno en una placa de piedra. Agregando “A partir de este día, todos los ortodoxos canten así el himno a la Madre de Dios” Y desapareció.



Al escuchar, a su regreso, lo que había sucedido y viendo la placa grabada, el anciano comprendió que el monje extranjero no era otro que el Arcángel Gabriel. Estos hechos tuvieron lugar en 982. Transfirieron el icono delante del cual se llevó a cabo el milagro a la iglesia a de Protaton, Grecia donde se encuentra actualmente. A este icono se le llama “Axion Estin.”

Autor: Association Marie de Nazareth 59 Avenue de la Bourdonnais Paris 75007 France

miércoles, 8 de junio de 2016

El poder de intercesión de San José




Hay ciertos hombres, a lo largo de la Historia, cuya grandeza sobrepasa cualquier leyenda. Hombres que parecen ser objeto de una especial predilección de un Dios complacido en adornar sus almas con el brillo de las virtudes y de rarísimos dones.

Desde toda la eternidad, cuando la Encarnación del Verbo fue determinada por la Santísima Trinidad, Dios Padre quiso que la llegada de su Hijo al mundo fuese revestida con la suprema pulcritud que conviene a un Dios. A pesar de los aspectos de pobreza y humildad con los cuales habría de mostrarse, Él debería nacer de una Virgen concebida sin pecado original, reuniendo en sí las alegrías de la maternidad y la flor de la virginidad. Pero era indispensable la presencia de alguien capaz de asumir la figura de padre delante el Verbo de Dios hecho hombre. Para eso, bien podemos aplicar las palabras dichas por la Escritura sobre el Rey David: "El señor buscó un hombre según su corazón". Este hombre fue San José.

Para formar una idea de quien fue San José, precisamos considerar que él fue esposo de Nuestra Señora y padre adoptivo del niño Jesús. El esposo debe ser proporcionado a la esposa. Ahora, ¿quién es Nuestra Señora? Ella es, de lejos, la más perfecta de todas las criaturas, la obra-prima del Altísimo. Si sumamos las virtudes de todos los ángeles, de todos los santos y todos los hombres hasta el fin del mundo, no tendremos siquiera una pálida idea de la sublime perfección de la Madre de Dios. El hombre escogido para ser el esposo de esa excelsa criatura debía poseer una virtud mayor que la de los antiguos patriarcas. ¡Es la grandeza de alma que debía tener el Esposo de la Madre de Dios!

¡Su misión, como padre del Niño Jesús, consistió en ser la imagen de Dios Padre a los ojos del propio Hijo de Dios! En la simplicidad de la vida cotidiana, San José ejercía como jefe de la Sagrada Familia, una verdadera autoridad sobre el Hijo de Dios.

¿Quién iría a responder a las preguntas de Dios? Esta gracia solo fue concedida a San José, varón humilde y puro. Imaginemos el Niño Jesús parado delante de él e indagando cómo hacer tal cosa. ¡Y San José, mera criatura, consciente de que es Dios quien pregunta, da el consejo!

Consideremos a San José como modelo de castidad y de fuerza; un varón de santidad inimaginable, en el cual Dios reunió, como en un sol, todo cuanto los demás santos juntos tienen de luz y esplendor.

Todas las glorias se acumularon en este varón incomparable.

Hubo, también, en el Antiguo Testamento un personaje llamado José, hijo del Patriarca Jacob que llegó a ser virrey de Egipto. En tiempo de hambre, el Faraón mandaba a los egipcios dirigirse al sabio José para que él distribuyese los alimentos, diciéndoles: ¡"Id a José"! De la misma manera, podemos oír la voz de Dios que nos dice durante nuestras dificultades: ¡"Id a José"! Así como José fue virrey de Egipto y el más importante del reino después del Faraón, Dios constituyó a San José, virrey de la Iglesia, es decir, señor y cabeza de su casa, custodio y administrador de todos sus bienes.

¿Quién podrá calcular el poder de intercesión de San José junto a María Santísima y a su Divino Hijo? Su patrocinio y poder de intercesión son superiores a los de todos los demás santos, sin duda alguna. San José todo lo puede delante del Divino Redentor.
Ciertamente, Jesús, que le fue sumiso durante su vida terrena, seguirá siéndole obediente por toda la eternidad...

¡Imploremos, siempre, su poderosa intercesión!

Por la Hna. Cintia Louback, EP. Redacción (Jueves, 17-03-2016, Gaudium Press)

martes, 7 de junio de 2016

A vuestra protección recurrimos…




En una madrugada fría, del riguroso invierno de la lejana Rusia, mientras subía la pendiente de la montaña principal de la región del Tykrapshol, el tren de Marie se desvió de su ruta normal y atrasó el horario de su llegada, dejando a muchos en gran aflicción. ¿Qué podría haber ocurrido?

- Yo creo y puedo dar mi testimonio. ¡Fue un milagro! ¡Un milagro! - exclamaba el chofer del tren al ser interrogado por sus superiores.
¿Cuál motivo lo hizo parar en medio del recorrido? Todos estaban sorprendidos y querían saber qué había ocurrido, pero el chofer no paraba de repetir la frase de arriba.

¿Qué "milagro" sería ese? ¿Y qué "testimonio" él podría dar?


Al seguir por las trillas, en una considerada velocidad, el maquinista, Jorge Krash, vio delante del tren una gran sombra que ofuscaba el farol izquierdo, pareciendo hacer señal para disminuir la velocidad y parar la máquina. El señor Krash juzgó que estaba teniendo alguna falsa impresión y que las altas horas de la noche estaban influyendo y despertando su imaginación. Prosiguió el recorrido como si nada hubiese acontecido.

Minutos después, la misma sombra apareció nuevamente, haciendo señales todavía más rápidas. Eso se repitió por tres veces más. No pudiendo más contenerse, vio que no podría ser apenas imaginación y comenzó a disminuir la marcha hasta el tren parar. Todos los pasajeros, asustados con la repentina parada, corrieron a las ventanas para ver lo que había pasado. Para su sorpresa constató que la "gran sombra" era producida por las frágiles alas de una mariposa...

Después de certificarse que era solo eso lo que estaba sucediendo, el chofer subió nuevamente al vagón para recomenzar el camino. Mientras accionaba los botones de partida, uno de los pasajeros dio un fuerte grito:

- ¡Alto! ¡No avance, sino morimos todos!

Ese pasajero pudo de su ventana avistar una gran piedra que se había desprendido de la montaña y obstruía el pasaje por las trillas. En ese momento, todos comprendieron que aquella repentina parada había sido una intervención de la Divina Providencia. Si el tren hubiese continuado con la velocidad anterior, habría chocado fuertemente contra la piedra, ocasionando un grave accidente, una explosión y, consecuentemente, la muerte de todos los pasajeros.

El señor Krash, convencido de la protección de su ángel de la guarda, el cual siempre invocaba antes de sus viajes, confirmó que el motivo que lo hiciera parar había sido la sombra de una mariposa puesta allí para salvarlos.

Esa es una bella historia que, aunque ilustrada, puede explicar varios hechos de nuestro día a día.

La acción angélica

Muchas veces, cuando algún presentimiento o una fuerte tentación perturban nuestro interior, luego concluimos: "¡Cosa del demonio!". Entretanto, cuando tenemos una buena inspiración, practicamos una bella acción o sentimos una fuerte inclinación a practicar la virtud, juzgamos que eso viene de nosotros mismos y nos olvidamos de los grandes guardianes que Dios nos concedió con la misión de guiarnos desde el momento de nuestra concepción hasta la Vida Eterna. En la Epístola a los Hebreos, encontramos que todos los ángeles son espíritus al servicio de Dios, el cual les confía misiones en favor de los herederos de la salvación eterna (cf. Hb 1,14).
A lo largo de la Historia, podemos comprobar cómo la Divina Providencia quiere la salvación de cada uno de los hombres y cómo Ella actúa para comunicar y realizar su plan para la humanidad. Por eso, Dios se vale de criaturas como instrumento y envía sus Ángeles que, como mensajeros celestes, ejecutan su voluntad y se relacionan con los hombres. Como dice San Juan de la Cruz: "Los ángeles, además de llevar a Dios noticias de nosotros, traen los auxilios divinos para nuestras almas y las apacientan como buenos pastores [...] amparándonos y defendiéndonos de los lobos, los demonios".1

Mosaico de la Anunciación, Santa María in Trastevere, Roma
Los seres angélicos son puros espíritus dotados de personalidad, de inteligencia y de voluntad, de poder superior a los de los hombres y que sirven a Dios de un modo más próximo y estable. El Catecismo nos enseña que "Jesús anuncia en términos graves que ‘enviará sus ángeles, y ellos erradicarán de su Reino todos los escándalos y los que practican la iniquidad, y los lanzarán a la hoguera ardiente' (Mt 13, 4 1-42) de punición de los condenados, la cual es eterna y durará para siempre" (CCE 1034). Siendo esas criaturas más perfectas - lo espiritual es mayor que lo material - la Providencia creó esos seres en mayor cantidad que los hombres y que toda y cualquier criatura material: "Millares de millares lo servían y centenas de millares asistían ante su trono" (Dn 7,10).

Así, los Ángeles -más especialmente nuestro Ángel de la Guarda- están siempre a nuestro lado y, como que, nos miran del Cielo aguardando que busquemos el auxilio de ellos y los convoquemos para estar entre nosotros. Sepamos, pues, recurrir a esos intercesores celestes en esta gran batalla del hombre que es la de esta Tierra, hasta llegar un día, por la misericordia Divina y la intercesión de María Santísima con su Corte Angélica, a la Vida Eterna.

Por la Hna. Mariella Antunes, EP. Redacción (Martes, 05-04-2016, Gaudium Press) 

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1 SAN JUAN DE LA CRUZ. In: Revista Arautos do Evangelho, n. 58, p. 35.

lunes, 6 de junio de 2016

Si conocieses el don de Dios...



Cierta vez, el gran pintor y escultor Miguel Ángel esculpió una estatua que representaba a Moisés. La imagen era de tamaño y espesura natural y la mirada, idéntica a la del modelo. Tan real parecía que, al contemplarla, no se contuvo y gritó: "Parla! Perché non parli?" (¡Habla! ¿Por qué no hablas?) Él fue capaz de hacer una escultura perfecta, pero en ella no consiguió inyectar la vida. [1]

Valiéndonos de la metáfora arriba, podríamos decir que todo hombre, al nacer, es una estatua de Dios, pues no pasa de mera criatura dotada de vida racional. Entretanto, "Dios, por su infinita bondad, ordenó al hombre a un fin sobrenatural, esto es, a participar de los bienes divinos que sobrepujan totalmente la inteligencia de la mente humana, pues, en verdad, ‘ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre probó lo que Dios preparó para los que lo aman." (1 Cor 2, 9) (Dz 1789).

Este fin sobrenatural dado por Dios a aquellos que Él creó como "su imagen y semejanza" (Gn 1, 26) es la participación del hombre en su vida divina.

Infinitamente superior a este escultor, es Dios que desea comunicar su propia vida a los hombres, creados libremente por Él, para hacerlos, en su Hijo único, hijos adoptivos (cf. CCE 54).

Pero, infelizmente el hombre no permaneció fiel a las exigencias impuestas por su elevación gratuita al orden sobrenatural. Nuestro primer padre, Adán, constituido "en santidad y justicia" (Dz 788), poseía la ciencia infusa y el don de integridad, por el cual ningún sufrimiento lo afectaría y pasaría de esta vida a la eternidad sin pasar por la muerte. Además, tenía en altísimo grado las virtudes y los dones del Espíritu Santo.

Con todo, el varón predilecto recibió de Eva el fruto prohibido y lo comió. Estaba consumado el pecado original. En el mismo instante, fue él despojado de todos los privilegios paradisíacos y se abrió una era de pobreza, de cautiverio, de ceguera y de opresión para todos sus descendientes. Se cerraron las puertas del Cielo para la humanidad, restando apenas dos destinos: limbo o infierno. [2]

Entretanto, siglos después:

Dios envió a su ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen casada con un hombre que se llamaba José, de la casa de David y el nombre de la virgen era María. El Ángel le dijo: "Es que concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás el nombre de Jesús". María preguntó al ángel: "¿Cómo se hará eso, pues yo no conozco hombre?" Le respondió el ángel: ‘El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te envolverá con su sombra. Por eso, el ente santo que nazca de ti será llamado Hijo de Dios. Entonces, dijo María: "He aquí la sierva del Señor. Hágase en mí según tu palabra' (Lc 1, 26-28.31.34-35.37)

En este mismo instante, el Hijo de Dios, por obra del Espíritu Santo, se encarnó en las purísimas entrañas de esta Virgen Santísima, sin dejar de ser verdadero Dios y verdadero hombre.

La divina justicia exigía una reparación; por eso, habiéndose encarnado, quiso Él asumir sobre Sí los crímenes y miserias de toda la humanidad. Se inició, de este modo, la redención del género humano. [3]

La Segunda Persona de la Santísima Trinidad vino a habitar entre nosotros (cf. Jo 1, 14) para que todos pudiesen tener vida, y no una vida meramente natural, sino la sobrenatural, la gracia. Dios quiso divinizarnos, conforme afirma Santo Tomás. [4]

Explica Monseñor João Clá Dias que eso se da no a la manera de un revoque en una pared, que no la modifica en su interior, sino como si alguien inyectase oro en los ladrillos, al punto de poderse decir "pared de oro". Esta figura, según el referido autor, es pobre para expresar lo que se pasa en un alma cuando le es infundida la vida divina. [5]

Y es a través de la institución de los Sacramentos hecha por el Divino Redentor que el hombre puede usufructuar los beneficios que Dios le reservó desde toda la eternidad.

Actualmente puestos en una crisis de decadencia moral y de costumbres, los cristianos desconocen los sacramentos - bautismo, crisma, eucaristía, penitencia, unción de los enfermos, orden y matrimonio -, juzgando muchas veces ser prácticas familiares, o hasta incluso supersticiosas, no comprendiendo los beneficios, las gracias que por medio de ellos son dispensadas y los auxilios que ellos proporcionan para los combates espirituales que todo bautizado traba a lo largo de su vida.

Se vive en un mundo ávido de paz exterior, pero que no orienta y dirige las almas para un pináculo de perfección que traería consigo la solución de muchos problemas.

Por la Hna. Nágela Shayenne da Silva Pinheiro, EP. Redacción (Viernes, 22-04-2016, Gaudium Press) 

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[1] Cf. CLÁ DIAS, João Scognamiglio. Eternidade feliz. In: O inédito sobre os Evangelhos. Comentários aos Evangelhos dominicais. Domingos do Advento, Natal, Quaresma e Páscoa, Solenidades do Senhor que ocorrem no Tempo Comum - Ano A. Città del Vaticano-São Paulo: LEV; Lumen Sapientiae, 2013, v. I. p. 111.
[2] Cf. CLÁ DIAS, João Scognamiglio. Jesus prega em Nazaré. In: O inédito sobre os Evangelhos. Comentários aos Evangelhos dominicais. Domingos do Advento, Natal, Quaresma e Páscoa, Solenidades do Senhor que ocorrem no Tempo Comum - Ano C. Città del Vaticano-São Paulo: LEV; Lumen Sapientiae, 2012, v. VI. p. 43.
[3] Cf. SAN PIO X. Catecismo Maior. Goiás: Serviço de Animação Eucarística Mariana, 2005, p. 325.
[4] Cf. SAN TOMÁS DE AQUINO. Suma Teológica. I-II, q. 112, a.1.
[5]Cf. CLÁ DIAS, João Scognamiglio. O Batismo que conquistou nosso Batismo. In: O inédito sobre os Evangelhos. Op. cit. p. 169.

domingo, 5 de junio de 2016

La Maravilla de la Liturgia



Querido lector, ¿ya le sucedió de entrar a una iglesia, y extasiarse delante de las maravillas dentro encontradas? ¡A veces son obras de arte de los siglos pasados o reliquias de santos que recuerdan la vida de los justos en la tierra! Pero, cuántas veces también, el alma del visitante "se eleva hasta los pies de Dios al son del órgano, al desarrollo grave y acompasado de la música sacra...".

Puede ocurrir eso en una antigua y majestuosa catedral gótica, que retiene en sus ojivas seculares unos restos de claridad colada a través de los vitrales, mientras desaparece en el cielo, lentamente, un sol crepuscular. Pero también, y cuántas veces, ocurre en una iglesia ‘obrera', en la cual se pueden observar mujeres paupérrimas, mendigos, operarios exhaustos y miserables de los arrabales, que van a dirigir a Dios, después de un día de intenso trabajo, preces confiadas.

Mas, tanto en un templo cuanto en otro, invariablemente, de dentro del sagrario, el Señor invisible consuela a todos, repitiendo, sin palabras, el sermón de la montaña: "Bienaventurados los que lloran, los que sufren, los que tienen sed de justicia..."

Un lenguaje sacro

Todo eso forma parte del lenguaje de la Iglesia, que a través de los ambientes creados por ella en la Casa de Dios, que es el templo católico, nos facilita el contacto con lo sobrenatural y predispone nuestras almas para la gracia de Dios.

Nosotros, hombres, comunicamos ciertas notas al ambiente donde estamos. Más aún, tenemos gestos, actitudes y modos de hablar que expresan nuestra mentalidad y son coherentes con ella, son síntomas de ella.

Ahora, en la Iglesia, pasa algo parecido: todos los gestos de la liturgia católica revelan la misma mentalidad, como si fuese el gesticular de una sola persona.

Sea en una Misa, en una bendición del Santísimo, en un casamiento, en un bautizo o cuando un enfermo recibe la unción, que va ayudarlo a superar la enfermedad o prepararlo para la vida eterna, siempre nos acoge el mismo lenguaje sagrado expresado de modos diversos, según las circunstancias.

Acción sagrada por excelencia

Pero, ¿qué es propiamente la liturgia? Ella es una realidad viva y rica al mismo tiempo, comprensible únicamente por los que en ella participan y que no se deja fácilmente encerrar en un solo concepto.

A veces nos equivocamos cuando pensamos que la liturgia de la Iglesia es apenas la parte externa y sensible del culto divino o un bello aparato ceremonial. O entonces las normas con que la jerarquía ordena los ritos sagrados.

Pío XII, en la encíclica Mediator Dei (1958), rechazó semejantes apreciaciones y subrayó la realidad sobrenatural de la liturgia al decir que ella es el ejercicio de la función sacerdotal de Cristo.

Y el Concilio Vaticano II (1963), retomando esa misma idea, explicitó que en la liturgia "las señales sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación de los hombres; en ella, el Cuerpo Místico de Jesucristo - cabeza y miembros - presta a Dios el culto público integral. Por tanto, cualquier celebración litúrgica es, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo que es la Iglesia, acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no es igualada por ninguna otra acción de la Iglesia".

Cuando, en lo alto de la Cruz, el Divino Salvador murió por nosotros, de su costado divino brotó la Iglesia, que a lo largo de los tiempos fue configurando su liturgia, con características propias para cada pueblo de la tierra, haciendo así una recapitulación de la obra de la Salvación: con Jesucristo, finaliza la época de los símbolos y comienza la época de lo simbolizado; termina la figura y se presenta al mundo la figura que inaugura el culto "en espíritu y verdad" (Jn 4, 24).

Por eso, la liturgia terrestre, cuando bien realizada, con amor, piedad y belleza, invita a los fieles a pre-degustar ya la liturgia celeste de la "ciudad santa, la nueva Jerusalén" (Ap 21, 2).

Modelando los hombres

Benedicto XVI, al ser interpelado respecto a lo que hace falta para una verdadera y recta renovación en la Iglesia, responde simplemente diciendo que el destino de la fe y la Iglesia se define, más que en otro lugar, en el contexto de la liturgia. Porque donde los hombres nos ponemos en comunicación con Dios, donde podemos "tocarlo" y donde recibimos instrucción y fuerza, es en la acción litúrgica.

Nosotros salimos de nosotros mismos para ir más allá, entregarnos a Dios y dejarnos "tocar" por Él: es la experiencia de Dios vivida en comunidad.

Si todas las iglesias, cada una en la medida de sus posibilidades, cuidase de su liturgia en las actitudes, movimientos, sonidos, ornamentos y copas sagradas, palabras, oraciones, etc. con esta perspectiva, ¿no es verdad que muchas personas que se alejaron no lo habrían hecho?

Compenetrémonos y sepamos explicar que la Iglesia es una institución existente desde Jesucristo hasta hoy. Ella transmite un conjunto de convicciones (son las verdades de la fe), un conjunto de normas (son las leyes de la moral). La Iglesia no es un conjunto de libros, sino un conjunto de virtudes practicadas y transmitidas de generación en generación. Tales virtudes, efectuación en la vida humana de las enseñanzas propuestas por la fe e indicadas por la moral, van así modelando a los hombres en todos los lugares del mundo y en todos los tiempos.

Por José Alejandro Mendoza.

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1 - CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. O Legionário, nº 93. São Paulo, 1932.
2 - MARTIMORT, Aimé Georges. La Iglesia en Oración. Introducción a la Liturgia. Barcelona: Herder, 1992, p. 41-44.
3 - CONCÍLIO ECUMÊNICO VATICANO II. Constituição Conciliar Sacrosanctum Concilium sobre a Sagrada Liturgia, n. 7.
4 - FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, Pedro. Introducción a la liturgia. Conocer y celebrar. Madrid: San Esteban-Edibesa, 2005, p. 243.
5 - BENEDICTO XVI. Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos. Una conversación con Peter Seewald. Bogotá: Herder, 2010. p. 163-165.

sábado, 4 de junio de 2016

La patria del dolor y de la misericordia




He aquí el lugar donde los minutos son siglos interminables, donde el dolor y la expiación se mezclan a la alegría y la consolación de la esperanza de poder ver a Dios en un cara a cara eterno: el querido lector ciertamente ya concluyó que se trata de la Iglesia que padece.

De hecho, nadie merece el Cielo fácilmente. El purgatorio es la patria de la justicia rigurosa y, al mismo tiempo, es la patria de la infinita misericordia de Dios: pues, para nosotros es una grandísima misericordia encontrar, después de la muerte, un lugar de expiación y a pesar del grande rigor de la justicia divina, nos consuela la idea de que en el purgatorio debe haber consolaciones y alegrías.

Purgatorio_Gaudium_Press.jpg

¿Alegrías? ¿Puede haber en este estado donde almas, inclusive santas, pasan años en un fuego expiatorio - semejante al de la negra prisión del infierno - por pecados veniales alguna alegría auténtica?

San Francisco de Sales es quien nos va decir que las alegrías y las consolaciones que de hecho existen en el purgatorio son un bálsamo suavizante para las almas. En lo que se refiere a este asunto, el Obispo y Doctor de la Iglesia sintetizó algunos puntos respecto a las almas que padecen:

1. Las almas del purgatorio están en una continua unión con Dios y perfectamente sumisas a su voluntad de Él. No pueden dejar esta unión divina y nunca pueden contradecir la divina voluntad, como infelizmente sucede con nosotros, en este mundo;

2. Ellas se purifican con mucho amor y con muy buena voluntad, porque saben que es esta la voluntad de Dios. Sufrir para hacer la voluntad de Dios es una alegría para ellas.

3. Ellas quieren estar de la forma que Dios quiere y cuanto tiempo Él quiera.

4. Ellas son impecables y no pueden experimentar ni el más leve movimiento de impaciencia, ni cometer una imperfección siquiera.

5. Aman a Dios más que a sí mismas y más que todas las cosas y con amor muy puro y desinteresado.

6. Las almas son consoladas por los Ángeles.

7. Ellas están seguras de su salvación y con una seguridad que no puede ser confundida.

8. Las amarguras que experimentan son muy grandes, pero en una paz profunda y perfecta.

9. Si, por lo que padecen, están como en una especie de infierno, cuanto al dolor, es un paraíso de dulzura, cuanto a la caridad, más fuerte que la muerte.

En efecto, hay una esperanza de la salvación segura, no obstante el gran sufrimiento, mayormente en el oscuro y hondo purgatorio. Y a nosotros, hijos e hijas de aquel que no admite pequeñas concesiones y es absolutamente intransigente en relación a los pecados veniales, vale siempre la máxima: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto". O sea: ¡Nuestra santidad debe ser tal, que no se concibe siquiera que esperemos pasar por un largo purgatorio! En nuestras almas no debe haber espacio para semi-fidelidades, semi-virtudes y pequeñas concesiones, sino que deben ser receptáculos de un deseo radical de entrega completa al sufrimiento en esta tierra de exilio y de una ciega confianza en Nuestra Señora, que abatirá todas nuestras miserias si estamos en consonancia con Ella, llevándonos a la convivencia completa y eterna por la cual tanto y tanto deseamos.

Pidamos, pues, esta gracia, por la intercesión de nuestros santos patronos y de las santas almas del purgatorio: ¡rectitud absoluta y santidad llevada hasta las últimas consecuencias!

Por Ana Laura de Oliveira Bueno Redacción (Martes, 17-05-2016, Gaudium Press)

viernes, 3 de junio de 2016

¿Por qué es tan importante la Inmaculada Concepción de María? Te lo explicamos en 7 puntos



Aunque no lo parezca, es súper importante tener claro este dogma Mariano de la Inmaculada Concepción, no solo porque es un conocimiento que debería ir en la catequesis básica sobre la Virgen, sino porque nos ayuda a comprender mejor la vida de Jesús, su divinidad, el plan de Dios y cómo es que la Virgen María ha ayudado en la realización de ese plan.

Conocer en qué consiste la Inmaculada Concepción es casi un elemento de apologética, pues además de hacernos amarla aún más, nos permitirá defenderla ante esos tan frecuentes ataques de quienes no creen en ella y en su rol como la Madre de Dios.

En el libro del Génesis, dice: «Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Gn 3,15).

Te preguntarás, ¿qué tiene que ver el Génesis con la Virgen? Para uno que no conoce, parece que se quisiera hacer calzar los textos a la fuerza, para articular una explicación y salvar el prestigio de la Virgen María. Sin embargo, hay que saber que los teólogos llaman a este pasaje el “protoevangelio”, palabra que significa «primera buena nueva», dejando entrever el plan de salvación que Dios tenía desde el comienzo, antes del nacimiento de Jesús. Dios ya consideraba el nacimiento de su hijo y a una mujer en toda esa historia. Además, afirmaba que el linaje de esa mujer pisará la cabeza de la serpiente. María es precisamente esa mujer.

Queremos explicarte a través de esta galería, algunos aspectos del dogma de la Inmaculada Concepción de María que es importante que conozcas y si los sabes, que los  refresques en tu corazón.

¿Por qué es tan importante la Inmaculada Concepción de María? Te lo explicamos en 7 puntos

fuente: madreshoy.com
Primero que todo, ¿qué es la Concepción de María?

La concepción es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica  procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.

Cuando hablamos del dogma de la Inmaculada Concepción no nos referimos a la concepción de Jesús quién obviamente, también fue concebido sin pecado.
El dogma declara que María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir María es la "llena de gracia" desde su concepción.
fuente: tiempodeevangelizar.org
¿Y por qué es tan importante creer que María es Inmaculada?

Esa enemistad de la que nos habla el pasaje del Génesis, es una enemistad eterna que Dios ha puesto entre la Virgen y Satanás.
Si la Santísima Virgen en algún momento hubiera cometido pecado o hubiera perdido la gracia de Dios por acción de ella o de otros (como por el pecado original por ejemplo), habría dejado de estar enemistada con Satanás  como relata la tradición de la Iglesia.

La Encíclica "Fulgens corona", del Papa Pío XII en 1953 para conmemorar el centenario del dogma de la Inmaculada Concepción, dice:

«Si en un momento determinado la Santísima Virgen María hubiera quedado privada de la gracia divina, por haber sido contaminada en su concepción por la mancha hereditaria del pecado, entre ella y la serpiente no habría ya -al menos durante ese periodo de tiempo, por más breve que fuera- la enemistad eterna de la que se habla desde la tradición primitiva hasta la solemne definición de la Inmaculada Concepción, sino más bien cierta servidumbre».
fuente: aciprensa.com
Y si fue concebida sin pecado, ¿cómo ocurrió eso?

La verdad es que no hay evidencia histórica ni bíblica y lo que sabemos sobre ello lo relatan los libros apócrifos, por lo que no todo es confiable y es difícil distinguir lo cierto de la leyenda, pero la tradición de la Iglesia nos enseña que Santa Ana y San Joaquín, los padres de la Virgen María, siendo de muy avanzada edad no habían podido tener descendencia y Dios se manifestó en sus vidas.

Ambos recibieron la visita del ángel del Señor quien les comunico la promesa de concebir una niña. De esta forma, unos padres estériles por acción del Espíritu Santo pudieron tener una hija, quien sería luego la Madre de nuestro Salvador.
fuente: imferblog.com
¿Y cuál es el fundamento bíblico de este dogma?

La Biblia no menciona explícitamente el dogma de la Inmaculada Concepción, como tampoco menciona explícitamente muchas otras doctrinas que la Iglesia recibió de los Apóstoles. La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia.

El primer pasaje que contiene la promesa de la redención (Genesis 3:15) menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-evangelio, donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la Mujer.

En Lucas 1, 28 el ángel Gabriel enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.». Las palabras en español "Llena de gracia" no hacen justicia al texto griego original que es "kecharitomene" y que significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios. Aunque este pasaje no "prueba" la Inmaculada Concepción de María, ciertamente, lo sugiere.

El Apocalípsis habla de una «mujer vestida de sol» (Ap 12,1).  Ella representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la Santísima Virgen. Ella es toda esplendor porque no hay en ella mancha alguna de pecado.
fuente: periodicocamino.com
Si Jesús murió para la salvación de todos, es decir nos salvó del pecado, y María no tuvo pecado. ¿Entonces la redención de Jesús no es universal?

Los grandes teólogos del siglo XIII tenían dificultades con el asunto: La redención obrada por Cristo no sería universal si la condición de pecado no fuese común a todos los seres humanos.  Si María no tiene pecado original, no hubiera podido ser rescatada. En efecto, la redención consiste en librar a quien se encuentra en estado de pecado, sin pecado no hay redención. ¿Entonces cómo?



El franciscano Juan Duns Escoto, en el siglo XIV, inspirado en algunos teólogos del siglo XII y por el mismo San Francisco (siglo XIII, devoto de la Inmaculada), brindó la clave para superar las objeciones contra la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. El sostuvo que Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso: Cristo la redimió preservándola del pecado original. Se trata una redención aún más admirable: No por liberación del pecado, sino por preservación del pecado.
fuente: jhonnyquinde.com
Pero San Pablo en el libro a los Romanos dice que "Todos han pecado", entonces, ¿Este dogma contradice a la palabra de Dios?

En efecto en Romanos 3, 23 dice "todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios".

Si fuéramos a tomar las palabras de San Pablo "todos han pecado" en un sentido literal absoluto, Jesús también quedaría incluido entre los pecadores, pues también fue un humano. Sabemos que esta no es la intención de S. Pablo ya que después menciona que Jesús "no conoció pecado" (2Cor 5,21).

El dogma de la Inmaculada Concepción de María no contradice la enseñanza Paulina  sobre la realidad pecadora de la humanidad en general. San Pablo enseña que Cristo nos libera del pecado y nos une a Dios.  Esta es la enseñanza del Catecismo, el pecado original "afecta a la naturaleza humana", que se encuentra así "en un estado caído". Por eso, el pecado se transmite «por propagación a toda la humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales». Pero Jesús tiene la potestad para preservar a su Madre del pecado aplicando a ella los méritos de su redención y ya lo explicamos antes: La redimió no liberándola del pecado, sino que preservándola de él.


fuente: el19digital.com
¿Dios gana algo con que María sea inmaculada desde su concepción?

El teólogo Juan Duns Escoto se lo preguntó y llegó a la siguientes conclusiones, preparando el camino para que esto se convirtiera en un dogma:

1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original?
- Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.
2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original?
- Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.
3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace?
- Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Escoto exclamó: Luego
1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha.
3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.

Autor: Sebastian Campos

jueves, 2 de junio de 2016

¿podemos ignorar el abandono de ancianos y enfermos?




El Papa Francisco ha grabado un vídeo para pedir la oración y el compromiso a favor de “los ancianos, marginados y las personas solitarias”, con el objetivo de concientizar sobre el frecuente abandono de personas mayores y enfermos.

“Nuestras ciudades deberían caracterizarse sobre todo por la solidaridad, que no consiste únicamente en dar al necesitado, sino en ser responsables los unos de los otros y generar una cultura del encuentro”, expresa Francisco en la intención de este mes.

Según el índice global AgeWatch, realizado por una alianza de organizaciones no gubernamentales que utilizan datos internacionales, una de cada diez personas mayores se describen a sí mismos en soledad a menudo o todo el tiempo.

El Video del Papa, iniciativa lanzada en este Año de la Misericordia por la Red Mundial de Oración del Papa, busca dar a conocer desafíos de la humanidad expresados por las intenciones de Francisco.

Autor: ALETEIA TEAM

María siempre estará cerca en nuestros sábados santos




María nos acompaña como una luz. María esta junto a nosotros. Ella es la Madre de la esperanza. No nos olvidemos que en esos momentos en los que experimentemos la muerte, estará María lista para abrazarnos y consolarnos, para que podamos ser participes de la misericordia de su hijo.

Hoy el Padre Seba nos explica la importancia de María en nuestras vidas. Acompañemosla en este momento de soledad y pidámosle que nos de la fuerza y la esperanza que ella tuvo durante todos los momentos de su vida.

«María ha vivido muchos momentos no fáciles en su vida, desde el nacimiento de Jesús, cuando para ellos “no había lugar para ellos en el albergue” (Lc 2, 7), hasta el Calvario (cfr. Jn 19, 25). Y como una buena madre está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante nuestra debilidad, ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo. Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan: “¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!” y a Juan: “Aquí tienes a tu madre”(cfr. Jn 19, 26-27). En este discípulo todos estamos representados: el Señor nos confía en las manos llenas de amor y de ternura de la Madre, para que sintamos que nos sostiene al afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y cristiano. No tener miedo de las dificultades. Afrontarlas con la ayuda de la madre» (Papa Francisco).

Autor: P. Sebastián Correa

miércoles, 1 de junio de 2016

12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús




REDACCIÓN CENTRAL, 31 May. 16 / 12:50 pm (ACI).- “Al Corazón de Jesús le agradan mucho los servicios de los pequeños y humildes de corazón, y paga con bendiciones sus trabajos”, decía Santa Margarita María de Alacoque, a quien Jesús le reveló las promesas que realizará en los devotos de su Sagrado Corazón.




Las 12 principales promesas del Sagrado Corazón de Jesús son:


A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
Daré la paz a las familias.
Las consolaré en todas sus aflicciones.
Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
Las almas tibias se harán fervorosas.
Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
Condiciones para obtener las gracias prometidas por el Sagrado Corazón de Jesús:

Recibir sin interrupción la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes consecutivos.
Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Oración al Sagrado Corazón de Jesús

Oh Dios, que en el corazón de tu Hijo,
herido por nuestros pecados,
has depositado infinitos tesoros de caridad;
te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor,
le ofrezcamos una cumplida reparación.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!