martes, 31 de octubre de 2017

El Niño Protestante que se enamoró de la Virgen María gracias a la Biblia




Un niño protestante de seis años a menudo había escuchado a sus compañeros católicos rezar el Avemaría. Le gustó tanto que la copió, la memorizó y la rezaba todos los días. “Mira, mamita, qué bonita oración,” le dijo a su madre un día. “No la digas nunca más,” respondió la madre. “Es una oración supersticiosa de los católicos que adoran ídolos y piensan que María es diosa. Después de todo, Ella es una mujer como cualquier otra. Vamos. toma esta Biblia y léela. Contiene todo lo que debemos de hacer.” A partir de ese día, el pequeño dejó de rezar su Avemaría diaria y dedicó más tiempo a leer la Biblia.

Un día, leyendo el Evangelio, vio el pasaje sobre la Anunciación del Ángel a la Virgen. Lleno de gozo, el chiquillo corrió a su madre y le dijo: “Mamita, encontré el Avemaría en la Biblia que dice: ‘Llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre las mujeres’. ¿Por qué la llamas una oración supersticiosa?” Ella no contestó. En otra ocasión, encontró la escena de la salutación de Isabel a la Virgen María y el hermoso cántico del Magnificat, en el que María anunció: ‘desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones’. Ya no le dijo nada a su madre y comenzó a rezar nuevamente el Avemaría cada día, como solía hacerlo. Sentía placer al decirle esas hermosas palabras a la Madre de Jesús, Nuestro Salvador.

Cuando cumplió catorce años, un día oyó que su familia discutía sobre Nuestra Señora. Todos dijeron que María era una mujer común y corriente. El niño, luego de oír sus razonamientos erróneos, no pudo soportarlo más y, lleno de indignación, los interrumpió diciendo: “María no es como cualquier otro hijo de Adán, manchado de pecado. ¡No! El Ángel la llamó LLENA DE GRACIA Y BENDITA ENTRE LAS MUJERES. María es la Madre de Jesús y en consecuencia, la Madre de Dios. No existe una dignidad más grande a la que pueda aspirar una criatura. El Evangelio dice que todas las generaciones la llamarán bienaventurada, mientras que ustedes tratan de despreciarla y hacerla menos. Su espíritu no es el espíritu del Evangelio ni de la Biblia que proclaman es el fundamento de la religión cristiana. Fue tan honda la impresión que causaron las palabras del chico en su madre, que muchas veces lloró desconsolada: “¡Oh, Dios, temo que este hijo mío se unirá un día a la religión católica, la religión de los Papas!” Y en efecto, poco tiempo después hijo se convenció que la religión católica era la única auténtica, la abrazó y se convirtió en uno de sus más ardientes apóstoles.

Unos años después de su conversión, el protagonista de nuestra historia se encontró con su hermana ya casada. Quiso saludarla y abrazarla, pero ella lo rechazó. y le dijo indignada: “Tú no tienes idea de cuánto amo yo a mis hijos. Si alguno quisiera hacerse católico, primero le enterraría una daga en su corazón que permitirle abrazar la religión de los Papas. Su ira y su temperamento eran tan furiosos como los de San Pablo antes de su conversión. Sin embargo, pronto cambiaría su manera de ser, tal como le ocurrió a San Pablo en su camino a Damasco. Sucedió que uno de sus hijos cayó gravemente enfermo. Los médicos no daban esperanzas para su recuperación. Tan pronto se enteró su hermano, la buscó en el hospital y le habló con cariño, diciéndole: “Querida hermana, tú naturalmente deseas que tu hijo se cure. Muy bien, pues entonces haz lo que te voy a pedir. Sígueme. Recemos juntos un Avemaría y prométele a Dios, que si tu hijo recobra la salud, estudiarás seriamente la doctrina católica. Y que en caso de que llegues a la conclusión que el Catolicismo es la única religión verdadera, tú la abrazarás sin importar los sacrificios que esto te implique.” Su hermana en principio se mostró reacia, pero como deseaba la recuperación de su hijo, aceptó la propuesta de su hermano y rezó con él un Avemaría. Al día siguiente, su hijo estaba completamente curado. La madre cumplió su promesa y se puso a estudiar la doctrina católica.

Después de una intensa preparación, ella recibió el Bautismo en la Iglesia Católica junto con toda su familia. Cuánto le agradeció a su hermano que hubiese sido un apóstol para ella. Esta historia la relató el Padre Francis Tuckwell en una de sus homilías. “Hermanos,” terminó diciendo, “el niño protestante que se hizo católico y convirtió´a su hermana al Catolicismo, dedicó´su vida entera al servicio de Dios. Él es el sacerdote que les habla”.

“¡Cuánto le debo a la Santísima Virgen, Nuestra Señora! También ustedes, mis queridos hermanos, dedíquense por completo a servir a Nuestra Señora y no dejen pasar un solo día sin decir la hermosa oración del Avemaría así como su rosario. Pídanle a Ella que ilumine la mente de los protestantes que están separados de la verdadera Iglesia de Cristo fundada sobre la Roca (Pedro) y contra la cual las puertas del infierno nunca prevalecerán.

Padre Francis Tuckwell

lunes, 30 de octubre de 2017

DISNEY HONRABA EN 1940 A LA VIRGEN MARÍA




Los minutos finales de Fantasía (1940), una de las películas más célebres en la historia del cine de animación y título emblemático de la factoría Disney, tiene su clímax en el canto del Ave María de Franz Schubert como símbolo del triunfo del bien sobre el mal, en pugna durante toda la obra y encarnado, justo antes de esta escena, en el demonio. Fue la toma más larga rodada hasta el momento en una película de dibujos, con algunas dificultades técnicas porque el lento paso de la procesión de candelarias exigía una mayor precisión en el dibujo de los fotogramas. Hasta el último momento se barajó la posibilidad de que una imagen de la Virgen María coronase la escena, y aunque la productora se inclinó por no hacerlo, ya es significativo que sea un canto a la Madre de Dios el símbolo final del Bien.



viernes, 27 de octubre de 2017

6 reglas de oro de una santa doctora de la Iglesia para cuidar la salud del corazón





La editorial Libros Libres publicó el libro “La salud del corazón y la circulación según Santa Hildegarda”, el cual es producto de 30 años de investigación en torno a las visiones de la mística nacida en Alemania y declarada Doctora de la Iglesia en 2012.

Las investigaciones fueron llevadas a cabo por el Dr. Wighard Strehlow en el Centro de Salud de Santa Hildegarda en Allensbach (Alemania) y en otros lugares del mundo revisando el trabajo de varios médicos y naturópatas.

Según la editorial, el libro nace como respuesta al uso desproporcionado de medicamentos químicos, que conllevan numerosos efectos secundarios como trastornos cardíacos y problemas en el sistema circulatorio. También apunta que el uso indiscriminado de químicos ha convertido en incurables algunas enfermedades.

Por tal motivo, la nueva publicación propone la base de la medicina de Santa Hildegarda a través de un sistema de vida basado en sus “seis reglas de oro":

1) Buscar los remedios naturales entre los tesoros de la creación
2) Alimentarse de manera que los alimentos sean medicinas
3) Practicar un sano equilibrio entre el trabajo y el descanso
4) Equilibrio entre el sueño y la vigilia
5) Limpieza del cuerpo y el sistema inmunitario
6) Limpieza y fortalecimiento del alma mediante el ayuno


Libros Libres explica que en un vasto estudio realizado entre 1963 y 1986 en una muestra de 2.032 pacientes cardíacos en Estados Unidos, se determinó “que en los pacientes sujetos a la toma del Nifedipin, el antagonista del calcio más recetado, aumentaba en un 60% el riesgo de sufrir un infarto de corazón respecto a los pacientes que no tomaban ese medicamento”.

Aseguró que “hoy en día las enfermedades del corazón están por delante del cáncer y del ictus en la lista de las causas de mortalidad más frecuente”.

“Solamente en Alemania el Sistema de Salud cuesta anualmente más de 300 millones de euros y en los últimos diez años esta cifra se ha duplicado”, agregó.

Según las visiones de Santa Hildegarda, “toda persona dispone de tres centros de fuerza que gestionan la curación: el centro del cuerpo, el centro del alma y de las emociones, y el centro del espíritu y la fe. Estos centros están interrelacionados y actúan conjuntamente”.

Libros Libres detalla que “cada perturbación o debilidad, si buscamos las causas reales y profundas, tienen su origen en uno de esos centros”.

“Santa Hildegarda nos describe medios poderosos para curar el cuerpo y que se encuentran en toda la creación: árboles, flores, hierbas y especias, en los animales e, incluso, en las piedras preciosas. A los remedios para el alma, la santa los llama virtudes, que son fuerzas positivas tales como la esperanza, la fe, la paciencia o el amor”, concluye.

Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179) fue una religiosa benedictina, mística, poetisa, música, científica, consejera de obispos y emperadores


Desde muy joven la religiosa tuvo visiones místicas que relató en tres libros (Scivias "Conoce los caminos").  Posteriormente sus revelaciones fueron declaradas auténticas por el Papa Eugenio III.

También escribió obras de medicina e historia natural y compuso al menos 74 piezas de música sacra. En sus libros hay intuiciones científicas que fueron comprobadas varios siglos después (la atracción entre las masas, la órbita terrestre alrededor del sol, la circulación sanguínea).

Fue abadesa del monasterio Dislbodenberg (Alemania) desde 1136. Hacia el 1147 fundó un monasterio en Bingen y más tarde otro en Eibingen, donde murió.

Para conseguir el libro ingrese al siguiente enlace: La editorial Libros Libres publicó el libro “La salud del corazón y la circulación según Santa Hildegarda”, el cual es producto de 30 años de investigación en torno a las visiones de la mística nacida en Alemania y declarada Doctora de la Iglesia en 2012.

Las investigaciones fueron llevadas a cabo por el Dr. Wighard Strehlow en el Centro de Salud de Santa Hildegarda en Allensbach (Alemania) y en otros lugares del mundo revisando el trabajo de varios médicos y naturópatas.

Según la editorial, el libro nace como respuesta al uso desproporcionado de medicamentos químicos, que conllevan numerosos efectos secundarios como trastornos cardíacos y problemas en el sistema circulatorio. También apunta que el uso indiscriminado de químicos ha convertido en incurables algunas enfermedades.

Por tal motivo, la nueva publicación propone la base de la medicina de Santa Hildegarda a través de un sistema de vida basado en sus “seis reglas de oro":

1) Buscar los remedios naturales entre los tesoros de la creación
2) Alimentarse de manera que los alimentos sean medicinas
3) Practicar un sano equilibrio entre el trabajo y el descanso
4) Equilibrio entre el sueño y la vigilia
5) Limpieza del cuerpo y el sistema inmunitario
6) Limpieza y fortalecimiento del alma mediante el ayuno


Libros Libres explica que en un vasto estudio realizado entre 1963 y 1986 en una muestra de 2.032 pacientes cardíacos en Estados Unidos, se determinó “que en los pacientes sujetos a la toma del Nifedipin, el antagonista del calcio más recetado, aumentaba en un 60% el riesgo de sufrir un infarto de corazón respecto a los pacientes que no tomaban ese medicamento”.

Aseguró que “hoy en día las enfermedades del corazón están por delante del cáncer y del ictus en la lista de las causas de mortalidad más frecuente”.

“Solamente en Alemania el Sistema de Salud cuesta anualmente más de 300 millones de euros y en los últimos diez años esta cifra se ha duplicado”, agregó.

Según las visiones de Santa Hildegarda, “toda persona dispone de tres centros de fuerza que gestionan la curación: el centro del cuerpo, el centro del alma y de las emociones, y el centro del espíritu y la fe. Estos centros están interrelacionados y actúan conjuntamente”.

Libros Libres detalla que “cada perturbación o debilidad, si buscamos las causas reales y profundas, tienen su origen en uno de esos centros”.

“Santa Hildegarda nos describe medios poderosos para curar el cuerpo y que se encuentran en toda la creación: árboles, flores, hierbas y especias, en los animales e, incluso, en las piedras preciosas. A los remedios para el alma, la santa los llama virtudes, que son fuerzas positivas tales como la esperanza, la fe, la paciencia o el amor”, concluye.

Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179) fue una religiosa benedictina, mística, poetisa, música, científica, consejera de obispos y emperadores


Desde muy joven la religiosa tuvo visiones místicas que relató en tres libros (Scivias "Conoce los caminos").  Posteriormente sus revelaciones fueron declaradas auténticas por el Papa Eugenio III.

También escribió obras de medicina e historia natural y compuso al menos 74 piezas de música sacra. En sus libros hay intuiciones científicas que fueron comprobadas varios siglos después (la atracción entre las masas, la órbita terrestre alrededor del sol, la circulación sanguínea).

Fue abadesa del monasterio Dislbodenberg (Alemania) desde 1136. Hacia el 1147 fundó un monasterio en Bingen y más tarde otro en Eibingen, donde murió.

Para conseguir el libro ingrese al siguiente enlace: http://bit.ly/2dDEYFD


jueves, 26 de octubre de 2017

10 sugerencias para que disfrutes celebrar a los Santos y te “olvides” de Halloween



En un artículo publicado por el SIAME la licenciada Alejandra María Sosa Elízaga, propone 10 sugerencias prácticas para festejar en familia, en grupo o con la comunidad parroquial la víspera de la Solemnidad de Todos los Santos el martes 31 octubre.

“Como cada año por estas fechas, comercios y calles se inundan de diablos, fantasmas, monstruos, calacas (calaveras), y demás parafernalia de ‘Halloween’, mucha gente lo toma como algo normal e incluso divertido, pero pensándolo bien, desde el punto de vista cristiano, ¿qué tiene de divertido disfrazar a los niños o decorar la casa con personajes que representan el mal, la tiniebla, lo opuesto a Aquél que es la Luz del mundo, enemigos del Señor en quién creemos?”, explica la autora en el artículo titulado “¡Celebremos a los santos, no a los espantos!”.

Además, añadió que la intención es organizar “un festejo sencillo, divertido, en el que estén presentes las dos cosas que más gustan del Halloween a los niños: disfrazarse y recibir dulces, pero dándoles un giro, para que no sea una fiesta pagana y mucho menos anti cristiana”.

Aquí 10 sugerencias prácticas para una buena celebración:

1. Disfraces de santos

Que todos, niños y adultos, vayan disfrazados de santos, y cada uno platique por qué eligió ese disfraz, qué es lo que le gusta de ese santo o santa.

2. Dulces con estampitas

A los niños que toquen a la puerta pidiendo dulces, no darles golosinas decoradas para Halloween, sino golosinas normales a las que se les dibujen caritas sonrientes con aureola, y regalar también estampitas de santos (se pueden mandar hacer fotocopiadas y recortadas, por ejemplo, de nuestro nuevo niño santo, San Joselito).

3. Realizar actividades por equipos

Dividir a los asistentes a la fiesta en equipos, darles material (papel crepé, de china, cuerdas, etc.) para que se diviertan elaborando un disfraz de santo para disfrazar a algún miembro del equipo, y que cada equipo explique por qué eligió ese santo, y cuente lo que sepa de su vida. Y a todos darles premio por su ingenio y esfuerzo.

4. Dibujar a los santos

Que chicos y grandes se entretengan haciendo e iluminando dibujos de sus santos favoritos, (no le hace que no les salgan perfectos), para pegarlos en la pared como exposición.

5. Tomar fotografías de los asistentes con “aureolas”

Recortar aureolas de papel y pegarlas en la pared a diferentes alturas, para que los asistentes se paren delante de la pared y se les tome foto y parezca que tienen aureola. Quedan muy simpáticas las fotos de todos convertidos en ‘santitos’.

6. Contar anécdotas e historias

Que cada uno de los asistentes se prepare con anticipación para contar alguna anécdota interesante, conmovedora o divertida de algún santo.

7. Festival de videos

Organizar un mini festival de videos de vidas de santos.

8. Frases de santos por toda la casa

Poner entre los avisos de la iglesia o en alguna pared de la casa, papeles con frases favoritas de diversos santos, sobre todo del santo patrono de esa iglesia particular.

9. Celebrar una Misa

Asistir juntos el día 1 de noviembre a la Misa de la Solemnidad de todos los Santos.

10. Leer el Catecismo

Leer lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica acerca de los santos (entre los numerales del 956 al 957), y al final hacer una oración para pedir la intercesión de los santos, en especial de los patronos o favoritos de los asistentes.


Autor: Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México

miércoles, 25 de octubre de 2017

La oración




“Nos hiciste Señor para ti e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en ti” (Sn. Agustín).

Descansar en el Señor, esa es la oración, y para eso nos ha hecho Dios: para estar en su presencia. Esta vez nos centraremos en los obstáculos que podemos tener para rezar, veremos algunos requisitos y lo que deberíamos evitar para hacer de la oración un auténtico diálogo de amor con el Señor.

Comenzando con los obstáculos es interesante percatar que la mayoría de las dificultades que tenemos para orar son cosas externas a la misma oración. El pecado es el mayor obstáculo porque ofende a Dios. Por experiencia vemos que cuando hablamos con un amigo que hemos ofendido, ese diálogo no será lo mismo. Otras dificultades pueden ser un corazón dividido, el estar desconcentrado, el acercarse a la oración con falta de pureza de intención (ejemplo, me acerco a rezar sólo cuando tengo exámenes o una dificultad especial). También está la superficialidad (obligar a Dios a hacer todo). Estos dos últimos puntos no nos hablan de amor (“la oración es tratar de amor con quien nos ama” — Sta. Teresa), me acerco al otro sólo porque me puede dar algo y eso no es amor, es usar al otro. También puede influir el cansancio, la falta de generosidad (el no entregarse a Dios como Él quiere) y por qué no, la falta de experiencia también puede ser una dificultad, pues al inicio, como todo, no se sabe cómo comenzar o qué hacer, o simplemente, uno entra con cierta inseguridad. Todo esto nos puede ayudar para reflexionar y ver cómo está nuestra oración y qué dificultades encontramos con el fin de ir mejorando en nuestro diálogo de amor con Dios.

Sobre los requisitos que quería tratar presento primero la humildad. Sólo el corazón humilde se abandona en las manos de Dios y purifica su corazón. El que cree que sin Dios todo lo puede, estará muy lejos de hacer oración. No podemos olvidar quiénes somos. Dios es nuestro creador y nosotros sus creaturas. Nos ama mucho, le amamos, no es una relación simplemente de jefe y empleado: “No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho.” (Jn 15,15), pero no dejamos de ser sus creaturas. También es bueno leer unos minutos al día los Evangelios y un libro de vida espiritual. Esto nos ayuda a estar en sintonía y a tener momentos de reflexión durante el día. De lo contrario, podemos rezar por la mañana, pero con el activismo diario, podemos pasar todo un día sin pensar en Dios. También es recomendable llevar la Biblia para rezar buscando un diálogo en la oración, es decir, no ir sólo para desahogarse o para pensar o reflexionar simplemente, sino para preguntarme ¿qué quiere Dios de mí? Es el Señor el que nos da respuestas. Y por último es muy importante la paciencia y la perseverancia. La oración es un ejercicio que debe ser practicado para que salga bien. Esto implica esfuerzo y trabajo, así como un jugador de fútbol entrena todos los días para rendir mejor en la cancha.

Autor: P. Sebastián Rodríguez, LC | Fuente: elblogdelafe.com

martes, 24 de octubre de 2017

¿Para quién serán todos tus bienes?




San Juan de Capistrano
Romanos 4, 19-25: “Está escrito también para nosotros, a quienes se nos acreditará, si creemos en nuestro Señor Jesucristo”
Lucas 1: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel”
San Lucas 12, 13-21: “¿Para quién serán todos tus bienes?”


Hoy toca el Evangelio uno de los puntos neurálgicos de la vida humana: la avidez de la riqueza. El Papa Francisco comentando este mismo texto en días pasados, afirmaba que la ambición de las riquezas ha causado graves daños a la relación humana. Y criticaba a quienes, en medio de una crisis económica que hunde a los países pobres en más miseria y corrupción, se dicen preocupados por la situación pero desde una cómoda situación de seguridad y ventajas. El problema se torna cada día más grave pues en lugar de disminuir las deudas o aumentar el empleo, se hace la situación más angustiante. Ya también nos decían los obispos mexicanos que: “La desigualdad es el desafío más importante que enfrenta el país. La pobreza sigue siendo el principal problema que vulnera a la mayoría de los mexicanos y mexicanas.



Según datos oficiales, que miden la pobreza en relación con el ingreso, la mitad de la población de nuestro país vive en situación de pobreza. 44 millones de personas viven en pobreza en México, y de ellas, 24 millones la padecen en su forma extrema. La pobreza priva a las personas de las condiciones de vida que les aseguren su derecho a una alimentación adecuada y a la satisfacción de las necesidades básicas. Atender su situación se plantea como una urgencia moralmente inaplazable, pues hablamos de derechos sociales básicos sin los cuales no se garantiza el derecho a una vida humana”

Y hoy Cristo nos dice cuál es la raíz de todos esos problemas: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.  Con el ejemplo de un hombre que acumuló y hacía planes para el futuro cuando estaba a punto de terminar su vida, Cristo nos hace ver que la riqueza se queda en este mundo y que no se logra nada con ella para la vida eterna. Nos exhorta a no amontonar riquezas, sino a hacernos ricos delante de Dios. Nosotros hoy podemos mirar nuestro corazón y ver si lo tenemos libre de la ambición. Claro que es muy fácil decir que somos generosos y que estamos libres de ese pecado, pero examinémonos y veamos qué cosas concretas estamos haciendo para compartir en estos momentos.


Autor: Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato | Catholic.net

lunes, 23 de octubre de 2017

3 poderosos sacramentales para tener en casa



El uso de los sacramentales es una de las prácticas más malinterpretadas de la Iglesia católica. Son parte de la vida de la Iglesia desde los primeros tiempos, pero por lo general son vistos como una especie de superstición.

El motivo está, en gran medida, en el hecho de que muchos católicos a lo largo de los siglos han empleado los sacramentales de forma supersticiosa, ya que no habían aprendido a usarlos como es debido. En vez de utilizarlos con fe, algunos católicos los empleaban como amuletos mágicos más que como instrumentos de gracia.

Lo cual es una pena, ya que la función de los sacramentales es enriquecer nuestras vidas espirituales, no menoscabarlas. Han sido instituidos por la Iglesia para acercarnos a una relación más profunda con Cristo y están centrados en santificar todos los ámbitos de nuestras vidas. Los sacramentales son extensiones de los siete sacramentos y traen la gracia de Dios a todo lo que hacemos.

Un lugar donde los sacramentales son especialmente poderosos es el hogar. Si se usan con espíritu de fe, los sacramentales pueden protegernos del daño espiritual o inspirarnos para vivir una vida santa dedicada a Dios.

A continuación tienen tres de esos sacramentales que, si se usan adecuadamente, pueden ofrecer un estímulo espiritual al hogar, además de mantener a raya a los enemigos espirituales que acechan en las sombras.

Agua bendita:

El agua bendita tiene un doble significado: nos recuerda nuestro bautismo y también es un símbolo de purificación espiritual.

Se dice que el agua bendita tiene un gran poder contra el diablo, ya que el diablo no puede soportar esta agua “limpia” porque él es impuro para toda la eternidad. Es un recordatorio del agua que manó del costado de Cristo, que es un símbolo del bautismo, y nos trae a la mente el día de la derrota del diablo (la crucifixión de Cristo).

Es una costumbre antigua tener ‘pilas’ o ‘fuentes’ de agua bendita en las paredes de una casa. Son cálices simples o elaborados que contienen agua bendita que puede usarse para bendecirse uno mismo durante el día. Es especialmente útil disponerlas junto a las puertas para salir de la casa y en los dormitorios de los familiares. De esa manera, nos mantenemos siempre fijos en Cristo y nos recordamos que hemos de permanecer puros. También nos facilita el tener el agua bendita a mano cuando es necesario repeler cualquier influencia del Maligno.

Sal bendita:

Si es posible, también es bueno tener un pequeño recipiente de sal bendita en casa. Tendrías que pedírselo específicamente a tu párroco para que te lo suministrara y lo más probable es que el sacerdote no esté familiarizado con ello. Es un sacramental que a menudo se descuida y no es costumbre usarlo en las parroquias.

Sin embargo, es un arma poderosa contra el mal, como puede verse en el siguiente fragmento de una bendición dicha por un sacerdote en el Ritual Romano:

Te suplicamos, Dios todopoderoso, que bendigas (+) en tu bondad esta sal creada por ti. Tú mandaste al profeta Eliseo arrojarla en el agua estéril para hacerla fecunda. Concédenos, Señor, que al recibir la aspersión de esta agua mezclada con sal nos veamos libres de los ataques del enemigo, y la presencia del Espíritu Santo nos proteja siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Crucifijo:

Otro sacramental muy poderoso es el que más comúnmente encontramos en los hogares: el crucifijo. El crucifijo no solo nos recuerda el gran amor de Dios hacia nosotros, sino que también tiene un poderoso efecto disuasorio contra los enemigos espirituales. El crucifijo es el flagelo de la existencia de Satán y es el signo de todo lo que desprecia.

Es beneficioso tener un crucifijo en cada habitación de la casa (o apartamento), de modo que puedas meditar frecuentemente sobre el gran sacrificio de amor de Jesús, además de tener una imagen que te recuerde mantener el centro durante los momentos de tentación.

Aquí hay dos oraciones de bendición de un crucifijo en el Ritual romano que resumen todas las razones por las que necesitamos los crucifijos en nuestros hogares:

Oh Dios Santo, Padre todopoderoso, Dios eterno, bendice esta cruz para que pueda ser de ayuda para salvar a la humanidad. Permítele ser de apoyo para la fe, un estímulo para las buenas obras, redención de las almas, consuelo, protección y escudo de los crueles dardos del enemigo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Señor Jesucristo, bendice esta cruz por la cual arrebataste al mundo de las garras del enemigo y por la cual venciste mediante tu sufrimiento al pecado, quien se regocijó en la caída del primer hombre al comer el fruto del árbol prohibido. [El sacerdote rocía agua bendiga sobre la cruz]. Santifica esta cruz en el nombre del Padre, (+) del Hijo (+) y del Espíritu (+) Santo y que todos se arrodillen y oren ante ella en honor al Señor para tener salud de cuerpo y alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Autor: Philip Kosloski de Alteia