martes, 31 de mayo de 2016

Las dos hermosas promesas que nos deja Jesús: su Espíritu y su Madre




Evangelio según San Juan 14,23-29

«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que ustedes están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien les enseñe todo y les recuerde todo lo que les he dicho. La paz les dejo, mi paz les doy; no la doy como la da el mundo. Que no tiemble su corazón ni se acobarde. Me han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que Yo. Les he dicho esto, antes de que suceda, para que cuando suceda, entonces crean”».

En muchos lugares del mundo, el mes de mayo es el mes de María. Tiempo de novenas, oraciones y procesiones en honor de la Virgen que dan muestra del amor filial a la Madre de Jesús y Madre nuestra. Este primer Domingo de mayo, el Señor Jesús nos regala unas palabras en las que se dibuja un “retrato espiritual” implícito de nuestra querida Madre:  «El que me ama guardará mi palabra». ¿En quién podemos ver realizada de modo más perfecto estas palabras del Salvador? ¿En quién podemos pensar si no es en María como la primera en la que se cumple esta promesa del Señor:  «Vendremos a él y haremos morada en él»?

El Corazón Inmaculado de Santa María es tierna morada de la Santísima Trinidad. A Ella se acercó el ángel y le trajo la Buena Nueva del Padre. Ella escuchó la palabra, la llevó a su Corazón y porque tenía fe y amaba profundamente a su Señor pronunció ese «hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38) que cambió la historia de la humanidad entera. En su seno se hizo carne, por obra del Espíritu Santo, la Palabra misma del Padre. ¿Podemos pensar en una realización más alta y grandiosa de ese «hacer morada» que la conmovedora humildad de la Encarnación de Dios mismo? En ese momento Dios habitó en el seno de una Mujer:  «La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros, y hemos visto su gloria» (Jn 1,14).

El corazón de la joven Virgen de Nazaret no tembló ni se acobardó. Su fe era firme como la roca. Creyó en lo que Dios le pedía aunque tal vez no entendía ni podía calcular los alcances de lo que le pedía. Su amor por Dios estuvo por encima de todo, y así lo confirmó durante toda su vida. Por ello las hijas e hijos de la Iglesia hemos visto siempre en María a la primera y más perfecta discípula de Jesús, a aquella que supo ser coherente poniendo en práctica las enseñanzas de su Hijo. En María vemos realizada la promesa de Jesús. Por todo ello María es ejemplo y aliento para nuestra vida cristiana.

maria

Si amamos a Jesús, guardemos su palabra. ¿Qué significa esto? De manera muy general, significa ser coherentes con la fe que profesamos, hacer vida aquello que creemos. Ese horizonte se hace concreto y cotidiano en obras, que muchas veces pueden ser muy pequeñas pero no por ello dejan de ser importantes o valiosas. «La prueba del amor está en las obras: el amor a Dios nunca es ocioso» nos enseña San Gregorio. ¿Cuántas ocasiones tenemos cada día para poner por obra nuestro amor a Dios? O si queremos verlo de otro modo, ¿no crece el amor cuando se comunica? ¿No se acrisola y se purifica cuando se concreta en opciones y hechos que encarnan su autenticidad? Ciertamente sí, y de ello nos da muestra Santa María con toda su vida.

Meditemos y procuremos interiorizar estas palabras que Jesús nos dirige: «Si me amas y guardas mi palabra, mi Padre te amará y vendremos a ti y haremos morada en ti». El Creador del universo que apenas conocemos, Aquel de quien nos habla la belleza de una flor, el estruendo del trueno o el silencio y la majestuosidad de las montañas, viene a nosotros y quiere habitar en la pequeñez de nuestro corazón. Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, viene y nos invita a participar de la comunión plena del amor. ¿Cómo puede ser esto? Miremos a María, nuestra Madre, y aprendamos de su humildad y pureza que son los ojos para poder ver a Dios. Miremos su Corazón coronado por el fuego vivo del Espíritu Santo y pidámosle que nos obtenga la presencia del Defensor que nos enseña y recuerda todo lo que Jesús nos enseñó.

Ante la magnitud del amor de Dios podríamos asustarnos, o sentirnos desconcertados o perdidos. «Que no tiemble su corazón ni se acobarde», nos dice Jesús. Y nos envía al Espíritu Santo. Él nos permite abrazar la infinitud del amor divino y experimentar esa paz que promete Jesús. Sin el Espíritu estaríamos perdidos y zarandeados por el viento y las olas, como una barquita en la inmensidad del océano. Con Él podemos avanzar confiados.

Autor: P. Juan José Paniagua

lunes, 30 de mayo de 2016

8 aportes que puede hacer un cristiano al mundo (según San Francisco de Asís)







La característica que distingue a un cristiano de una persona de otras confesiones religiosas, es el amor verdadero. Este consiste en sentirse profundamente amado por Dios y amarle a Él sobre todas las cosas. De esta concepción de la vida se desprenden otras características como el perdón, la esperanza, la fe, la verdad, etc. San Francisco de Asís, en su «Plegaria simple», nos ayuda a reflexionar sobre la gran riqueza que tenemos quienes creemos en Dios y el aporte que podemos hacer al mundo iluminando las tinieblas con la verdadera luz de Jesucristo.

La oración de San Francisco expone los 8 aportes que puede llegar a hacer un cristiano al mundo cuando es coherente con su fe y auténtico en sus obras:

1. «Donde haya odio, ponga amor»
«Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen» (Mateo 5.44).

paz

En medio de las guerras, de los conflictos bélicos entre países hermanos, en medio de la soledad interior, de la depresión, de los problemas económicos, el amor es la luz que disipa las tinieblas y trae la paz, la estabilidad. Pero, ¿quién puede traer el amor a mi vida? El único es Jesucristo. Sólo en él podemos amar en plenitud. Pero el cristiano que está unido a él tiene esa facultad también, de comunicar ese amor, porque “todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios” (1 Juan 4.1). La próxima vez que percibas el odio, no olvides llevar el amor de Dios, así será Él mismo quien intervenga y disipe las tinieblas del mal.

2. «Donde haya ofensa, ponga perdón»
«Si (tu hermano) peca contra ti siete veces al día, y otras siete viene a decirte ‘Me arrepiento’, perdónalo» (Lucas 17.4).

ayuda

Amigos que se engañan, parejas que son infieles, hermanos que se alejan, esposos que se divorcian, etc., todo esto se solucionaría con el perdón. El perdón necesariamente requiere comunicación, por eso Jesús se hizo carne, para de esta forma comunicarnos su amor, perdonarnos y llevarnos a la salvación. Te pregunto: ¿El perdón se ha hecho carne en ti? Si aún no has perdonado a quien te ofendió, descuida, estás a tiempo de hacerlo. Siempre es tiempo de perdonar. No olvides, primero comunicación y luego perdón, ya verás cómo las cosas en tu interior cambiarán absolutamente.

3. «Donde haya discordia, ponga armonía»
«Miren cuán bueno y agradable es que los hermanos habiten juntos y en armonía» (Salmo 133.1).

amor

La discordia es enemiga de la concordia, su mismo significado lo expresa: «separación de corazones». Es normal tener diferencia de opiniones, pero no es normal que dos corazones se distancien por problemas, a veces, sin sentido. Nuestra sociedad parece promover la división, las redes sociales mal usadas contribuyen a esto, ya que si alguien me cae mal simplemente le elimino de mis contactos, de mi vida. Un cristiano no actúa así, él pone armonía y unidad donde no la hay. El cristiano une los corazones de los hombres para hacerlos uno en Cristo. «Un solo cuerpo y un mismo espíritu» (Efesios 4.4).

4. «Donde haya error, ponga verdad»
«(Dijo Jesús): Haz que ellos sean completamente tuyos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad» (Juan 17.17).

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El error nos lleva a acercarnos cada vez más a las tinieblas. Así como el odio engendra guerra, así también el error genera confusión. ¿Te sientes confundido, sin saber qué hacer? Es porque hay algo de error en tu vida. Entonces, ¿cuál es la solución? Simple: la verdad. ¿Y qué es la verdad? Esto mismo preguntó Pilato a Jesús hace 2000 años, y Jesús poco antes le había dado la respuesta: «Mi misión consiste en dar testimonio de la verdad. Precisamente para eso he nacido y para eso he venido al mundo. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz» (Juan 18.37). Jesús nos dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14.6), si le escuchamos, si le recibimos, tendremos la verdad. Caso contrario, como sucede mucho, nos quedaremos sumidos en el error y en las tribulaciones que nos acechan.

5. «Donde haya duda, ponga fe»
«La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven» (Hebreos 11.1).

duda

Con la relatividad parece todo el mundo dudar de incluso las cosas más básicas. Vivimos sumidos en interrogantes que parecen no encontrar respuesta ni en la ciencia ni en la experiencia. Entonces, ¿has pensado en ponerle un poquito de fe a tu vida? La fe, si bien es cierto es un Don de Dios que concede a quien quiere, pero podemos pedirla todos. Lo típico: “es que yo me basto a mí mismo, no necesito de la fe” ¡Groso error! ¿Qué tienes tú que te hace prescindir de los demás, de Dios? ¡Mucho ego y poca humildad! El que es humilde sabe que no se basta a sí mismo, que necesita de los demás y de Dios. Darse cuenta de esto puede ser el inicio de un camino de fe que te llevará a disipar toda duda en tu vida.

6. «Donde haya desesperación, ponga esperanza»
«Yo espero en el Señor con toda mi alma, confío en su palabra» (Salmo 130.5).

misericordia

Depresión, adicciones, crisis, problemas familiares, morales, sociales, económicos, para todo esto siempre se acude al psicólogo, a la ciencia. ¿Y Dios? ¿Puede Dios ayudarme a sanar mi alma, a cambiar? ¡Claro que sí! Para esto está la virtud teologal de la esperanza que poco recordamos y pedimos los católicos. Esta virtud nos hace confiar en Dios a pesar de las tribulaciones y dificultades de la vida. Podrán venir miles de conflictos, pero con el escudo de la esperanza nada de ello podrá quitarme la confianza en Dios.

7. «Donde haya tinieblas, ponga luz»
«Ustedes son la luz del mundo… brille su luz delante de los hombres, para que al ver sus buenas obras, den Gloria a Dios que está en el cielo» (Mateo 5:14.16).

luz

La imagen de la tiniebla evoca oscuridad, desolación, tristeza y miedo. En cambio la imagen de la luz nos llena de vida, nos ayuda a ver bien y a distinguir objetos y colores a nuestro alrededor. ¿Qué pasaría si vivieras siempre en oscuridad? No podrías hacer nada. ¡Necesitas de la luz! Así mismo nosotros, todos, necesitamos de Dios que es la verdadera luz. Quien tiene a Dios en su alma es capaz de llevar la luz al mundo sumido en la oscuridad del placer al extremo, en la oscuridad del egoísmo, en la oscuridad de la avaricia, etc. Esa luz de Cristo sin duda que es necesaria hoy en día, no podemos permitir que se apague la llama que hay en nosotros.

8. «Donde haya tristeza, ponga alegría»
«Estén alegres, les repito, estén alegres» (Filipenses 4.4).

consuelo

La tristeza no es ni buena ni mala en sí, dependiendo de la situación puede ayudarnos o desalentarnos. El exceso de tristeza jamás es bueno. Un corazón que está enamorado de Jesús, de su Palabra, de su Misión, no tiene por qué vivir en la tristeza. San Pablo se daba cuenta de esto y exhortaba a los filipenses a que siempre estuvieran alegres en el Señor, porque él es nuestra alegría total. El enamorado jamás está triste, solo cuando su enamorado o enamorada se aleja; caso similar pasa con los cristianos, siempre estaremos alegres mientras vivamos enamorados de Dios, y además tenemos todas las de ganar, ya que Jesús jamás se va de nuestra vida.

Estos son algunos de los aportes que podemos hacer a la sociedad. Los cristianos tenemos un gran tesoro en la vasija de barro de nuestro corazón, basta tomarnos un poco de tiempo para encontrar lo bello que Dios ha sembrado dentro de nosotros.

Amor, perdón, armonía, verdad, fe, esperanza, luz y alegría son cualidades que San Francisco de Asís hace ocho siglos atrás ya había experimentado en su vida. Pidamos al Señor que nos de estos ocho dones para que seamos lo que Dios quiere de nosotros: auténticos y verdaderos discípulos enamorados de su Persona, de su Palabra y de su Misión.

Autor: H. Edgar Henríquez Carrasco, LC.

jueves, 26 de mayo de 2016

Corpus Christi





A lo largo de los siglos la Iglesia y los santos han animado a los fieles a amar la Eucaristía, e incluso hay quienes han dado su vida por protegerla. Hoy en la Solemnidad del “Corpus Christi” te presentamos 10 cosas que todo cristiano de saber en torno a este gran milagro:

1. Jesús instituyó la Eucaristía

Jesús reunido con sus apóstoles en la última cena instituyó el sacramento de la Eucaristía: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo…” (Mt, 26, 26-28). De esta manera hizo partícipes de su sacerdocio a los apóstoles y les mandó que hicieran lo mismo en memoria suya.

2. Eucaristía significa "Acción de gracias"

La palabra Eucaristía, derivada del griego ε?χαριστ?α (eucharistía), significa "Acción de gracias" y se aplica a este sacramento porque nuestro Señor dio gracias a su Padre cuando la instituyó. Además, porque el Santo Sacrificio de la Misa es el mejor medio de dar gracias a Dios por sus beneficios.

3. Cristo se encuentra de forma íntegra en el Sacramento del Altar


El Concilio de Trento (siglo XVI) define claramente: "En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad. En realidad Cristo íntegramente". Asimismo, en el Derecho Canónico de la Iglesia ninguna otra festividad recibe tanta atención como la Solemnidad del Corpus Christi.

4. Los sucesores de los apóstoles convierten el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo

En la Santa Misa, los obispos y sacerdotes convierten realmente el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo durante la consagración; el proceso es llamado Transubstanciación. La Solemnidad del Corpus Christi es una de las cinco ocasiones en el año en que un Obispo no puede estar fuera de su diócesis, salvo por una urgente y grave razón.

5. Se debe recibir la Eucaristía al menos una vez al año

La Comunión es recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía. La Iglesia manda comulgar al menos una vez al año, en estado de gracia, y recomienda la comunión frecuente. Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de razón, con la debida preparación.

6. Para comulgar se necesita del ayuno eucarístico y confesarse

El ayuno eucarístico consiste en abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida, al menos desde una hora antes de la Sagrada Comunión, a excepción del agua y las medicinas. Los enfermos y sus asistentes pueden comulgar aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior. El que comulga en pecado mortal comete un grave pecado llamado sacrilegio. El que desea comulgar y está en pecado mortal no puede recibir la Comunión sin haber acudido antes al sacramento de la Penitencia, pues no basta el acto de contrición.

7. Es Mandamiento de la Iglesia asistir a Misa domingos y días de precepto

Frecuentar la Santa Misa es un acto de amor a Dios que debe brotar naturalmente de cada cristiano. Es también obligatorio asistir los domingos y feriados religiosos de precepto, a menos que se esté impedido por una causa grave.

8. La Eucaristía es alimento espiritual para enfermos y agonizantes

La Eucaristía en el Sagrario es un signo por el cual Nuestro Señor está constantemente presente en medio de su pueblo y es alimento espiritual para enfermos y moribundos. Se le debe agradecimiento, adoración y devoción a la real presencia de Cristo reservado en el Santísimo Sacramento.

9. La fiesta del Corpus Christi se celebra el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad

La Solemnidad del Corpus Christi fue establecida en 1246 por el Obispo Roberto de Thorete y a sugerencia de Santa Juliana de Mont Cornillon. Después del milagro eucarístico de Bolsena, a mediados del Siglo XIII, el Papa Urbano IV expandió esta celebración a toda la Iglesia Universal en 1264 con la bula “Transiturus”, fijándola para el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad. El Pontífice encomendó a Santo Tomás de Aquino que compusiera un oficio litúrgico propio e himnos que se entonan hasta nuestros días.

10. También es posible celebrarla el domingo posterior a la Santísima Trinidad 

En el Vaticano, el Corpus Christi se celebra el jueves después de la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Mientras que en varias diócesis se traslada al domingo posterior a la Santísima Trinidad por una cuestión pastoral. El Papa San Juan Pablo II fue quien llevó la procesión anual del Corpus Christi de la Plaza de San Pedro a las calles de Roma.

Autor:  ACI Prensa REDACCIÓN CENTRAL, 26 May. 16 / 04:02 am (ACI)

martes, 10 de mayo de 2016

20 frases para las mamás en su fiesta




El amor de una madre es el amor más fuerte, más obstinado, más duradero. Mamá, lo eres todo para mí.

El amor de la mamá puede ser traducido en una palabra: donación. Hablar de este sentimiento es entender que es la forma más completa de amor. ¡Buen día de las madres!

Mamá, eres la estrella de mi vida que hace brillar mis días más oscuros, que calienta mi corazón cuando hace frío. Eres el amor en el estado más puro.

Ningún idioma es capaz de expresar la belleza y la fuerza de una mamá. ¡Buen día de las madres!

Mamá, puedo buscar hacer de todo para corresponder a lo que has hecho por mí, pero sé que no lograría nunca ni siquiera acercarme, por lo que me gustaría dejar una huella de todo el amor que siento por ti.

Mamá, no te rindes ante las dificultades, las superas. Tu amor me encanta, tu fuerza me enorgullece y soy realmente privilegiado por tenerte en mi vida.

Mamá, eres la única persona en el mundo que está siempre presente de manera incondicional. Si te rechazo me perdonas. Si me equivoco me acoges. Si mis amigos no me acogen me abres una puerta. Si soy feliz festejas conmigo. Si estoy triste no sonríes hasta que no me haces reír. Gracias porque eres mi amiga incondicional.

Madre, sólo cinco letras. También el Cielo tiene cinco letras, y en ellas está el infinito. ¡Buen día de las madres!

El amor de la madre es el combustible que hace que un ser humano logre hacer lo imposible. ¡Gracias, mamá!

Amar al pequeño mientras crece, al enfermo mientras se cura, al ausente mientras vuelve. Sólo la madre puede amar así. ¡Buen día de las madres!

Mamá, puedes no saber cuánto te quiero, y debe ser porque no lo expreso, pero mi corazón está radiante cuando llego a casa y te encuentro ahí. Mi mundo no es nada si no estás tú. ¡Felicidades en tu día!

Mamá de vientre o mamá de vida, desde siempre o por elección… Los tipos cambian, pero el amor no. ¡Feliz día de la madre!

Mamá, el día de la madre llega sólo una vez al año, pero yo te quiero todos los días.

Mamá, cada día es tu fiesta. Si pudiera ofrecerte una cascada de flores de todos los colores, todo el cielo y el mar…. Porque amo amarte. ¡Feliz día de las madres!

Que cada amanecer sea para ti una invitación para soñar, una llamada a vivir y una oportunidad para amar. ¡Feliz día de las madres!

Mamá, gracias por todos los días de mi vida que me has dado, pero en este día de las madres quiero agradecerte por tu ejemplo. Con toda la gratitud y el amor que he aprendido de ti, quiero desearte un feliz día de la madre. ¡Te quiero mucho!

Mamá, has plantado en mí el amor, la armonía y la paz. Has sabido enseñarme a ser alguien antes que a tener algo. Siempre me has mostrado cómo amar y perdonar. Doy gracias a Dios porque eres mi mamá. ¡Feliz día de la madre!

Mamá, la vida nos regala personas maravillosas como tú, que enseñan con la sabiduría, el ejemplo y el amor incondicional. ¡Felicidades en el día de tu fiesta!

Tus brazos se abren siempre cuando necesito un abrazo. Tu corazón sabe entender cuando necesito de una amiga. Tus ojos sensibles se endurecen cuando necesito una lección. Tu fuerza y tu amor me han guiado en la vida y me han dado las alas que necesitaba para volar.

Gracias, mamá, por haberme traído al mundo, por haberme enseñado lo importante para vivir y sobretodo porque formas parte de mi mundo.

Autor: SEMPRE FAMÍLIA

jueves, 5 de mayo de 2016

¿Cómo y por qué estar a solas ante la Eucaristía?






También se puede rezar con los salmos apropiados a la situación que se está viviendo.

Finalmente 3 recomendaciones:

1. Estar atentos. No propiciar distracciones: Apagar teléfonos móviles, por ejemplo.

2. Recordar: No es una hora de lectura.

3. Estar alerta. Alternar posiciones: Sentarse, arrodillarse, pararse con respeto. Se trata de no ponerse en situación cómoda de dormir.

Como se decía antes, no hay un “ritual” para ser vivido a nivel personal; aun así a manera de propuesta, el fiel puede tener en cuenta el siguiente esquema muy personal que practico y quiero compartir:

1. El fiel se persigna.
2. Oración de preparación (espontánea o propuesta).
3. Lectura espiritual (de libre elección) y meditación. Lectio divina.
4. El santo rosario y/o viacrucis y/o liturgia de las horas.
5. Oración personal. Privilegiar este momento.
6. Comunión eucarística espiritual (a través de una oración personal o propuesta).
7. Estación ante el Santísimo.
8. Alabanzas de desagravio.
9. Oración final (puede ser personal o propuesta).
10. El fiel se santigua.

En la oración personal, el punto cinco, más que hablarle al Señor es crear un momento de silencio.

El silencio es capaz de abrir un espacio interior en lo más íntimo de nosotros mismos para hacer que allí actúe Dios, para que su Palabra permanezca en nosotros, para que el amor a Él arraigue en nuestra mente y en nuestro corazón y anime nuestra vida.

En este momento conviene no sacar tanto oraciones escritas cuánto escuchar más. No digamos: Oye, Señor, que tu siervo te habla, sino habla, Señor, que tu siervo escucha.

Claro, no es fácil hacer silencio porque llevamos mucho ruido interior y, más aún, hay ruido exterior. Pero a adorar se aprende adorando y el silencio interior algún día llegará.

Hay que dejarse amar y abrazar por el Señor en cada momento de adoración. Eso es entrar en su intimidad.

ORACIÓN DE PREPARACIÓN:

Oh Dulcísimo Jesús, que escondido bajo los velos eucarísticos, escuchas piadoso nuestras súplicas humildes, para presentarlas al trono del Altísimo, acoge ahora los anhelos ardientes de nuestros corazones. Ilumina nuestras inteligencias, reafirma nuestras voluntades, revitaliza nuestra constancia y enciende en nuestros corazones la llama de un santo entusiasmo, para que, superando nuestra pequeñez y venciendo toda dificultad, sepamos ofrecerte un homenaje no indigno de tu grandeza y majestad y adecuado a nuestras ansias y santos deseos. Amen. (Pío XII).

COMUNIÓN EUCARISTICA ESPIRITUAL:
Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma.
Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. (Pausa en silencio para adoración).
Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos. No permitáis, Señor, que jamás me separe de Vos. Amén. (San Alfonso María de Ligorio).

O bien.
Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo, que has muerto en la cruz por mí, y estás ahora real y verdaderamente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te pido perdón de todos mis pecados. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte. Ven a mi corazón. Te abrazo. No Te apartes jamás de mí.

O bien: Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos. Jaculatoria: ¡¡Señor mío y Dios mío!!

O bien: Eterno Padre os ofrezco la Sangre, el Alma, el Espíritu, el Cuerpo y la Divinidad preciosísima de Tu Hijo Jesús en expiación de mis pecados, los pecados del mundo entero y las necesidades de nuestra Santa Iglesia católica. Amén.

ESTACIÓN AL SANTÍSIMO:
Cinco Padrenuestros, Avemarías y Glorias (por las cinco llagas).

ALABANZAS DE DESAGRAVIO:
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea María Santísima, la excelsa Madre de Dios.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción a los Cielos.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

ORACIÓN FINAL:

Tú eres el Cristo, Hijo de Dios vivo, Tú eres quien revela al Dios invisible, el primogénito de toda creatura, el fundamento de todas las cosas; Tú eres el maestro de la humanidad, Tú eres el Redentor; Tú naciste, moriste y resucitaste por nosotros; Tú eres el centro de la historia y del mundo; Tú eres aquel que nos conoce y nos ama; Tú eres el compañero y el amigo en nuestra vida; Tú eres el hombre del dolor y de la esperanza; Tú eres quien debe venir y el que ha de ser un día nuestro juez, y en quien nosotros esperamos nuestra felicidad. Amén. (Pablo VI).

Autor: Henry Vargas Holguín Extraidos: aleteia.org

martes, 3 de mayo de 2016

¿Trabajas para vivir o vives para trabajar?






“Es a través del trabajo que el hombre se perfecciona pues desarrolla e incrementa en sí los valores que le hacen más o menos valioso: simultáneamente que realiza la actividad a la que se entrega, él mismo se autorrealiza en ella.” Y añade: “Las consecuencias generadas por esa actividad reobran sobre su autor, contribuyendo a configurar y moldear su personalidad. Precisamente por esto, no es indiferente el modo en que el hombre realiza su trabajo.”

No obstante, por diversos factores, el trabajo puede convertirse en una adicción. ¿En qué consiste?

Qué es y qué no es adicción al trabajo

No es lo mismo esforzarse por hacer bien el trabajo, ser eficiente y afrontar con responsabilidad las funciones laborales, que ser un adicto al trabajo; conviene diferenciar entre los comportamientos que son patológicos y los que no lo son.

Como en todo tipo de adicción existe una relación de dependencia, en este caso al trabajo, hasta convertirse en una situación perjudicial que termina por afectar la vida familiar y social, incluso puede producir deterioro físico, mental y emocional de quien la padece.

El término “Workaholic” proviene de Norteamérica, surge en los años 70 de la unión de las palabras “trabajo” (work) y “alcoholismo” (alcoholism). Introduce los rasgos característicos del comportamiento alcohólico al ámbito del trabajo y del mundo laboral.

En los últimos años este concepto ha sido el foco de diversas publicaciones. Por lo general, las definiciones de los estudiosos en el tema, explican que el adicto al trabajo se caracteriza por una excesiva dedicación laboral como único objetivo vital, por su desinterés por todo lo que no sea su trabajo y por su incapacidad para dejar de trabajar.

“Estos adictos poseen un abanico motivacional sólo reducido al trabajo, y esto constituye un empobrecimiento biográfico y personal, además de un atentado a sus deberes familiares y sociales.” Explica Lorente.

Perfil del adicto al trabajo

Siguiendo a los especialistas, algunas de las manifestaciones más frecuentes son:

– Pensar en el trabajo cuando no se está trabajando.

– No tomar vacaciones.

– Ansiedad e inseguridad ante responsabilidades laborales.

– Compromiso excesivo y compulsivo con la actividad profesional.

– Para las mujeres: aumento de poder dentro del matrimonio; renuncia a procrear para resolver el conflicto entre las demandas de maternidad y logros profesionales; multiplicación del trabajo total realizado como consecuencia de no poder eliminar sus responsabilidades en el hogar y en la educación de sus hijos…

– Personalidades obsesivas que controlan su ambiente y evitan situaciones novedosas, lo que contribuye a disminuir su inseguridad personal.

– Imposibilidad de abandonar, al final de la jornada, un trabajo inacabado.

– Incapacidad de negarse ante nuevas propuestas laborales.

– No disponer de un sistema de prioridades estables.

– Ser acusado por sus familiares de que muestra más interés por el trabajo que por ellos.

– Ser competitivo en cualquier actividad, incluso cuando practica deportes en familia.

– Impaciencia.

– Sentido de culpa cuando no se trabaja.

– Sus “entretenimientos” tienen que ver con su profesión.

– Esperar que todos trabajen como él.

– Dificultad para implicarse en las actividades de los otros.

– Experimentar placer cuando relata lo mucho y lo duro que trabaja.

En busca del balance armónico

La adicción al trabajo podría entenderse como consecuencia del cambio social experimentado en la forma de valorar el trabajo, cada vez más asociado a elementos como poder, estatus social, éxito y “felicidad”, que hacen de la actividad laboral el centro de la vida de muchas personas.

Resulta necesario entonces esclarecer dos tipos de balance: trabajo-familia y trabajo-ocio. Si el resultado en estos dos balances es disarmónico, se concluye que existe una adicción al trabajo. La regla de oro en este planteamiento está enfocada a buscar el sano y necesario equilibrio, pues sin duda existe la fórmula para desarrollarse en los diversos ámbitos de la vida sin tener que sacrificar ninguno de ellos.

Artículo publicado por lafamilia.info Fuentes: encuentra.com, eluniversal.com, workaholics-anonymous.org