sábado, 12 de noviembre de 2011

Una vida llena de problemas

 
Es verdad, los problemas de cada uno son los mas importantes para cada persona, nos consumen mucho tiempo y esfuerzo, debemos enfocarnos a ellos para solucionarlos, pero a veces nos cegamos y solo vemos los problemas en nuestra vida.

¡Hola! Me llamo Salvador y tengo año y medio de edad, aunque no sé qué significa esto. Lo que sí sé es que cuando se cae la mamila o la sonaja y cuando entre las sábanas se pierde mi osito de peluche, es tal mi desesperación, que lloro y grito muy fuerte para que mis papás me hagan caso y resuelvan mi problema. ¡Qué angustia! ¡Éstos sí son problemas complicados!

¡Hola! Soy "Chava" y tengo siete años. Me gusta jugar fútbol. El mes pasado me saque diez en matemáticas y, ¡adivinen qué! me compraron un balón profesional de fútbol. Todo era felicidad, pero sólo hasta hoy, porque mi balón se ponchó y mi mamá me dijo que no volvería a comprarme otro porque no sé cuidarlos. ¡Qué angustia! ¡Éstos sí son problemas complicados!

¡Qué tal! Tengo catorce años, me llamo Salvador Sierra y empiezo a pensar: ¿Quién soy yo? ¿Por qué nací aquí? ¿Qué será de mi futuro? ¿Por qué soy yo y no tú? En realidad me doy cuenta que con tantas cosas en qué pensar, la vida se va haciendo más difícil y de que francamente, es imposible descifrar el enigma de la vida. ¡Qué angustia! ¡Éstos sí son problemas complicados!

¿Qué onda? ¿Cómo estás? Me llamo Salvador Sierra y voy a cumplir la grandiosa. edad de 18 años. Troné cuatro materias y creo que estoy perdido. Soy un fracaso, no sirvo para nada. No quiero pensar en esa mirada de mi "jefe" cuando se entere. Sus ojos parecerán los de un león furioso. Y eso no es todo Lo que me tiene peor es esa niña que conocí hace tiempo. Creo que estoy enamorado de ella, pero es un poco fresa. No sé qué hacer, ni qué decir o cómo actuar. Esta vida no vale nada y me gustaría ser niño otra vez. A esa edad uno no tiene problemas. ¡Qué angustia! ¡Éstos sí son problemas complicados!

¿Qué tal? Soy el Lic. Salvador Sierra. Esta empresa donde trabajo no me paga lo que en realidad me merezco. He estudiado toda una vida y esto es lo que recibo. ¡No es posible! con esta crisis que nos ahoga a todos y con este gobierno hijo de la vida disipada que nos hunde cada día más. Ya no soy tan feliz como cuando era adolescente. Entonces no había preocupaciones, ni tenía responsabilidades. ¿Qué problemas tenía yo? Tenía casa, comida y vestido. Todo por hacer y mi única obligación era la escuela. Les diré una cosa: Prepárense para el futuro, porque está lleno de problemas complicados. ¡Qué angustia! ¡Qué angustia! ¡Éstos sí son problemas complicados!

¡Gusto en conocerlos! Soy el Dr. en derecho Salvador Sierra Rivas. Soy padre de familia y no es fácil serlo. Mis hijos, mal que bien, ahí la llevan, pero la que ya no soporto es a mi esposa. No es la misma que conocí hace dieciocho año ¡Bendita edad! Se construyen castillos en el aire y sueñas con ser famoso y millonario; o cuando estabas en la universidad y veías el mundo a tus pies. Ahora todo es diferente: La vida es más dura de lo que parece en realidad y estoy sintiendo una gran angustia ante la impotencia para hacer algo. ¡Qué angustia! ¡Éstos sí son problemas complicados!

¡Ya soy abuelo! ¡Y mi nieto se llama Salvador como yo! ¡Gracias a Dios nació con salud! ¡Qué suerte la de poder gozar de salud! Si yo la tuviera sería el hombre más feliz del mundo. Haría tantas cosas que no puedo hacer...Caminaría por el parque de la mano de esa bendita mujer que me acompaña hace más de cincuenta años, jugaría con mi nieto a la pelota, viajaría de vez en cuando con el dinero que he logrado reunir y que ahora se me va en medicinas. ¡Qué lástima que la vida sea tan angustiosa y esté llena de problemas tan complicados!

¿Qué pasa? No sé dónde estoy. Aquí sólo veo una luz hacia donde dirijo la mirada. Hace un tiempo dejé de vivir, pero sigo existiendo. Tarde me di cuenta de que la vida es más sencilla de lo que parece, de que en realidad estuve muerto en vida, quejándome de todo y de todos, sintiendo que la vida era para sufrir. No entiendo ahora por qué me preocupaba por una sonaja o por un balón desinflado; ¡Qué importaba que debiera cuatro o todas las materias! ¿Por qué le tenía miedo a esa mujer que llegó a ser mi esposa y que sólo de viejo supe valorar? ¡A quién diablos le importa el gobierno! ¿Y por qué me preocupaba tanto por mi salud cuando sólo tenía un simple catarro? Lo más importante es que estaba vivo, tenía sueños y esperanzas. Yo mismo me impuse por castigo el no vivir la vida.

Ahora sé que no existen los problemas complicados y que el secreto de la vida consiste en vivir intensamente cada momento, porque lo importante es aprovechar cada día y de ser feliz con lo que ella nos ofrece...
 


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