domingo, 29 de julio de 2012

Ayuda








«¿Quién es mi prójimo?» (Lc 10,29). Fue una pregunta maliciosa que dio origen a una de las parábolas más bellas que nos narra san Lucas en su evangelio.

El relato habla de un hombre cualquiera, seguramente un judío que bajaba de Jerusalén a Jericó después de una visita a la ciudad. La desgracia le sobrevino cuando una banda de malhechores lo asaltó y se fueron dejándolo medio muerto. 

Dos hombres, un levita y un sacerdote, pasaron por allí. Se acercan con curiosidad a ver qué pasa con aquel hombre que yace desmayado en el suelo. Después de observar y dar un rodeo se alejan. ¿Por qué se van? Porque no tienen nada para ayudar a aquel pobre infeliz. ¿Para qué meterse en líos si tal vez ya está muerto?

Eran hombres de alcurnia, que salieron de su residencia aquel día sin imaginarse que en el camino se podrían encontrar en una situación así. Dentro de sus planes no estaba encontrar personas necesitadas, y por eso se vinieron ligeros y sin equipaje.

A la parábola se añade un cuarto personaje. Un samaritano que iba de viaje, un no-judío; uno que no debía pararse a atender a su antagonista religioso, uno que no estaba obligado a nada con aquel desgraciado; uno que no era “prójimo” según los criterios humanos de la época.

¡Qué sorpresa! Aquel hombre extranjero y sin compromiso alguno con el desvalido, parece que había salido de su casa con la única finalidad de atender a este desdichado. Lleva todo consigo: vendas, aceite, cabalgadura, dinero y, sobre todo, un corazón desembarazado y sin fronteras de raza, religión y costumbres. Es de esta manera como comienza una auténtica revolución protagonizada por el cristianismo y que ha cambiado por completo el mundo.

Ser prójimo o hacerse prójimo: esa es la cuestión. Jesucristo ha querido decirnos que el cristiano no nace prójimo, se hace prójimo. Con Cristo la hermandad rompe las murallas que la historia, la tradición y las costumbres pueden haber impuesto. La pregunta no es ya ¿con quién tengo la obligación de vivir la caridad y tratarlo como mi hermano?, sino ¿cuánto estoy dispuesto yo a hacerme prójimo de cualquier persona que se cruza en mi camino necesitada de mí?

La caridad ahora no conoce diferencia entre palestino y judío, entre norcoreano y surcoreano, entre oriental y occidental, entre republicano y demócrata, entre inmigrante y ciudadano...

Si cualquier persona puede ser mi prójimo, no puedo darme el lujo de ir ahora por la vida con las manos vacías ocupado en mi proyecto y en mi itinerario. La vida no es un paseo para estar viendo el paisaje y canturrear mientras hay muchos que yacen al borde del camino, despojados de su dignidad y heridos por la miseria y el pecado. De un cristiano se pide que vaya equipado, sobre todo de un corazón magnánimo y generoso abierto a escuchar el grito del que gime pidiendo ayuda.

Con Cristo la caridad no es una obligación jurídica ni una simple norma de cortesía y protocolo. Depende de mi generosidad, en la medida en la que esté dispuesto a dejar mi cabalgadura para llegar a decir: lo que gastes de más te lo pagaré a mi regreso (cf. Lc 10,35). Depende de la apertura de mi alma para aceptar la invitación del Maestro: «Ve y haz tú lo mismo» (Lc 10,37).

Autor: Jesús David Muñoz, L.C.






Después de esta bella reflexión los invito de manera solidaria y fraterna, que apoyemos a todos los que lo necesiten ya sea en centros de acopio de víveres o artículos para de productos como:

  • Agua embotellada (de preferencia, envases de un litro)
  • Alimentos no perecederos,(leer que son los artículos perecederos anexo a este)
  • Artículos de limpieza
  • Artículos de higiene personal
  • Pañales desechables (para niños menores de 2 años y adultos)
  • Toallas sanitarias


Existen en nuestras localidades distintos centros de apoyo y ayuda, iniciando por nuestras casas, colecturías, notarias y oficinas parroquiales, además de todos los organismos nacionales e internacionales de apoyo.
Hay que recordar la frase de la Madre Teresa de Calcuta “Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más.”  Y el lema “Dar de si, sin pensar en si” de Rotary International.










Que son y cuales son los Alimentos no perecederos

Alimentos no perecederos, tienen una larga vida útil y no requieren refrigeración. Unidades de alimentos para refugios sin hogar o esfuerzos de respuesta ante desastres solicitan principalmente alimentos no perecederos. Si son almacenamiento su propio kit de preparación para emergencias, incluyen una variedad de alimentos no perecederos para mantener a su familia alimentado durante un desastre.

Productos enlatados

Incluso carnes como el pescado, pollo, carne de vacuno o jamón deviled vienen en latas. Verduras se encuentran comúnmente en latas; Elija baja en sodio o sin sal agregada variedades por razones de salud y para minimizar la necesidad de agua potable, que puede estar limitado en caso de emergencia. Frutas enlatadas también son comunes, y conservadas en su propio jugo de frutas son menor en azúcar de las frutas viscoso. Sopa enlatado puede preparar una comida de stand alone, especialmente si la sopa contiene una alta proporción de verduras y carnes.

Productos secos

La mayoría de productos secos son no perecederos, aunque algunos pueden perder su textura o sabor con el tiempo. Pasta, harina de avena y arroz tienen una larga vida útil y hacen las comidas de llenado cuando preparado. Mezclas en caja de sopa, pastas y arroz agregar sabor a no perecederos estándar de productos secos. Para un equipo de emergencia, incluyen listos para comer alimentos secos, como los cereales para el desayuno.

Alimentos deshidratados

Campistas y survivalistas a menudo traen alimentos deshidratados, originalmente desarrollados para los militares, en sus viajes. También llamado MREs, o “alimentos listos para comer”, las bolsas contienen alimentos completamente cocidos se pueden comer como es o cálido y rehidratan con agua hirviendo. Alimentos deshidratados trabajan bien en kits de emergencias porque son compactos y pueden almacenarse durante muchos años.

Otros alimentos

Alimentos no perecederos también incluyen aquellos que no requieren refrigeración después de la apertura, tales como la mantequilla de maní. Individuo sirviendo de tamaños de algunos alimentos, tales como cajas de jugo, también podría calificar como alimentos no perecederos, si se les consumen totalmente antes de refrigeración se necesitarían. La mayoría los condimentos como ketchup, mostaza y salsa de soja son no perecederos. Agua embotellada, por supuesto, es no perecederos y es una parte importante de cualquier kit de preparación para emergencias.



No hay comentarios:

Publicar un comentario