sábado, 18 de febrero de 2012

El sentido cristiano del sufrimiento humano



Lo que nos enseña el sufrimiento:

-     a valorar la salud
-     que todo en la vida es muy relativo:             vida, placer, dinero
-    a dar importancia a las cosas pequeñas: una sonrisa, una        palabra
-    a sentir la necesidad de los demás.
-    a apreciar que los demás sepan respetar tu intimidad y puedas confiar en ellos plenamente
-    a valorar que alguien a tu lado sepa respetar tus creencias religiosas, aunque no las comparta.
-    La relativización de las cosas. La enfermedad nos hace relativizar las cosas y, sobre todo, las riquezas, el poder, los títulos, el prestigio.
-    Realismo frente a la vida. El dolor, la enfermedad aportan realismo a un mundo consumista que con frecuencia vive de ilusiones pasajeras.
-    La humanización del dolor. El sufrimiento es humanizador. El enfermo nos muestra que el "ser persona" es más importante que el "tener cosas", que la "cultura del ser" tiene más importancia que la "cultura del tener".
-    La solidaridad. El sufrimiento, produce unión y esta unión engendra solidaridad, es decir, una plataforma sólida, firme, sobre la que puede construirse una auténtica amistad.
-    Nos recuerdan la realidad de la vida humana sujeta a limitaciones y enfermedades; obligada, a menudo, a depender de los demás. Los enfermos que viven la experiencia de la limitación humana, rompen los mitos y las ilusiones.
-    Nos invitan a devolver su significado a determinados valores que hoy están en crisis: la humildad ante la fragilidad humana; la paciencia para afrontar dificultades y momentos dolorosos; el aprecio y el respeto por la salud y la vida; la solidaridad y la atención a las necesidades de los hermanos, venciendo el propio egoísmo.
-    es ocasión de reflexión sobre su vida (el enfermo tiene más tiempo)
-    es tiempo de cambio de actitudes frente a la vida (poder, riqueza, belleza, juventud, productividad)
-    es “escuela de madurez” frente a comportamientos egoístas o narcisistas

Vicktor Frankl, un psiquiatra austriaco, ha dado una especial importancia al mundo de los valores en medio del sufrimiento. Según él, la vida en medio de un sufrimiento puede tener sentido a partir de los valores que la persona sea capaz de vivir. El autor distingue tres diferentes tipos de valores:

los valores de acción o de creación, es decir, el ejercicio de las propias potencialidades humanas, personales;

los valores de asimilación, es decir, la integración y el aprecio de cuanto de positivo tiene la cultura y cuanto nos circunda;

los valores de actitud, o también llamados de soportación. Serían estos últimos los que serían capaces de cambiar de signo el sufrimiento.

El comportamiento ante el dolor podría dar significado a una vida incluso en medio de un atroz sufrimiento; el hombre sentiría la propia responsabilidad para con los valores y haría emerger la dimensión específica del ser humano, es decir, la propia conciencia y responsabilidad.

Frankl llegó a esta teoría en la base de su experiencia personal en los campos de concentración. Hizo la experiencia que también en las situaciones de límite extremo es posible continuar a vivir entregando sentido a lo que se hace.


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