jueves, 5 de mayo de 2016

¿Cómo y por qué estar a solas ante la Eucaristía?






También se puede rezar con los salmos apropiados a la situación que se está viviendo.

Finalmente 3 recomendaciones:

1. Estar atentos. No propiciar distracciones: Apagar teléfonos móviles, por ejemplo.

2. Recordar: No es una hora de lectura.

3. Estar alerta. Alternar posiciones: Sentarse, arrodillarse, pararse con respeto. Se trata de no ponerse en situación cómoda de dormir.

Como se decía antes, no hay un “ritual” para ser vivido a nivel personal; aun así a manera de propuesta, el fiel puede tener en cuenta el siguiente esquema muy personal que practico y quiero compartir:

1. El fiel se persigna.
2. Oración de preparación (espontánea o propuesta).
3. Lectura espiritual (de libre elección) y meditación. Lectio divina.
4. El santo rosario y/o viacrucis y/o liturgia de las horas.
5. Oración personal. Privilegiar este momento.
6. Comunión eucarística espiritual (a través de una oración personal o propuesta).
7. Estación ante el Santísimo.
8. Alabanzas de desagravio.
9. Oración final (puede ser personal o propuesta).
10. El fiel se santigua.

En la oración personal, el punto cinco, más que hablarle al Señor es crear un momento de silencio.

El silencio es capaz de abrir un espacio interior en lo más íntimo de nosotros mismos para hacer que allí actúe Dios, para que su Palabra permanezca en nosotros, para que el amor a Él arraigue en nuestra mente y en nuestro corazón y anime nuestra vida.

En este momento conviene no sacar tanto oraciones escritas cuánto escuchar más. No digamos: Oye, Señor, que tu siervo te habla, sino habla, Señor, que tu siervo escucha.

Claro, no es fácil hacer silencio porque llevamos mucho ruido interior y, más aún, hay ruido exterior. Pero a adorar se aprende adorando y el silencio interior algún día llegará.

Hay que dejarse amar y abrazar por el Señor en cada momento de adoración. Eso es entrar en su intimidad.

ORACIÓN DE PREPARACIÓN:

Oh Dulcísimo Jesús, que escondido bajo los velos eucarísticos, escuchas piadoso nuestras súplicas humildes, para presentarlas al trono del Altísimo, acoge ahora los anhelos ardientes de nuestros corazones. Ilumina nuestras inteligencias, reafirma nuestras voluntades, revitaliza nuestra constancia y enciende en nuestros corazones la llama de un santo entusiasmo, para que, superando nuestra pequeñez y venciendo toda dificultad, sepamos ofrecerte un homenaje no indigno de tu grandeza y majestad y adecuado a nuestras ansias y santos deseos. Amen. (Pío XII).

COMUNIÓN EUCARISTICA ESPIRITUAL:
Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma.
Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. (Pausa en silencio para adoración).
Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos. No permitáis, Señor, que jamás me separe de Vos. Amén. (San Alfonso María de Ligorio).

O bien.
Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo, que has muerto en la cruz por mí, y estás ahora real y verdaderamente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te pido perdón de todos mis pecados. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte. Ven a mi corazón. Te abrazo. No Te apartes jamás de mí.

O bien: Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos. Jaculatoria: ¡¡Señor mío y Dios mío!!

O bien: Eterno Padre os ofrezco la Sangre, el Alma, el Espíritu, el Cuerpo y la Divinidad preciosísima de Tu Hijo Jesús en expiación de mis pecados, los pecados del mundo entero y las necesidades de nuestra Santa Iglesia católica. Amén.

ESTACIÓN AL SANTÍSIMO:
Cinco Padrenuestros, Avemarías y Glorias (por las cinco llagas).

ALABANZAS DE DESAGRAVIO:
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea María Santísima, la excelsa Madre de Dios.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción a los Cielos.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

ORACIÓN FINAL:

Tú eres el Cristo, Hijo de Dios vivo, Tú eres quien revela al Dios invisible, el primogénito de toda creatura, el fundamento de todas las cosas; Tú eres el maestro de la humanidad, Tú eres el Redentor; Tú naciste, moriste y resucitaste por nosotros; Tú eres el centro de la historia y del mundo; Tú eres aquel que nos conoce y nos ama; Tú eres el compañero y el amigo en nuestra vida; Tú eres el hombre del dolor y de la esperanza; Tú eres quien debe venir y el que ha de ser un día nuestro juez, y en quien nosotros esperamos nuestra felicidad. Amén. (Pablo VI).

Autor: Henry Vargas Holguín Extraidos: aleteia.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario