miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿La puntita del Iceberg?


Hace unos días el mundo se estremeció por las noticias de los atentados en París, días de pánico y de terror movieron al mundo, muestras de apoyo y solidaridad como es esperado en estos casos y lo que ya se mueve en los medios como la tercera guerra mundial. Días después en otros lugares del mundo, las agresiones parece que no cesan. Ayer mismo en Estados Unidos tiroteos en California dejan familias rotas y sufriendo. En nuestro país una crisis interna tiene vueltos locos a unos y otros, siguen agrediéndose y buscando que el otro sufra por su posición política, los maestros siguen sufriendo por un gobierno que los obliga a evaluarse de forma imparcial, otros alaban la obra del gobierno diciendo que ya era hora.

Y así parece que los vaivenes del mundo nos obligan a preguntarnos ¿Adviento? ¡Qué no ven que la lumbre no está para tortillas! ¿Cómo calmar nuestro corazón ante las injusticias? ¿Cómo dejar de lado tanto sufrimiento para hacer silencio? ¡Cómo callarse cuando parece que es tiempo de levantar la voz! Y me parece que quizás valdrá la pena ponerse a considerar que Dios es acaso el que más puede hacer aquí. Dios es capaz de cambiar el curso de la historia, y no lo hace con transformaciones inmediatas, sino justamente suscitando corazones sedientos de justicia, sedientos de amor por los demás, inflamados por el ardor de la verdad, pero a Dios no se le escucha sino en el silencio, no se le oye hasta que se acerca el hombre a escuchar los latidos del Señor en el Sagrario. A veces pecamos de suficiencia más de lo que deberíamos, porque creemos que con nuestras fuerzas podemos y con nuestros esfuerzos llegaremos, ya lo decía la sabiduría de las abuelitas, cuando te toca aunque te quites, y cuando no, aunque te pongas. Espero que este año, sepamos valorar lo que nos toca, y hoy nos toca, el silencio, escuchar aún en medio de tanto alboroto y de tanta necesidad, escuchar la voz del Padre que nos llama a ser como su Hijo, a ser la voz de su Hijo, a ser paladines de la verdad y la justicia. ¡Busca primero el Reino de Dios y su justicia divina, y lo demás se dará por añadidura! Yo prefiero incluso el peor de los mundos cristianos al mejor de los paganos, porque en un mundo cristiano hay lugar para los que no tienen lugar en un mundo pagano”

Cuatro semanas distan el inicio del adviento con la gran fiesta del Nacimiento, cuatro semanas que nos permitirán hacer una Navidad diferente, un pesebre en nuestro corazón, para que entonces, tanta violencia redunde en amor, tanta violencia con misericordia, y entonces ojalá que si hablemos de la punta de un Iceberg, pero un iceberg de compasión y caridad, un iceberg de verdadero cristianismo, que sabe sacrificarse por el otro, que sabe ver al otro en medio de tanta dificultad, que sabe velar por alguien más aún cuando él también necesita ser velado. ¡Ese si es el mundo cristiano! Y como lo dijo y bien dicho Henrich Böll “


Autor: Carlos F. Amador Treviño Díaz

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