domingo, 18 de diciembre de 2011

Los Ganzos



Erase una vez un hombre que no creía en Dios, no tenia reparos en decir lo que pensaba sobre la religión, las festividades religiosas como la navidad. Su mujer en cambio era creyente y criaba a sus hijos en la fe en Dios y en Jesús, a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.
Una noche buena su esposa se disponía a ir a misa de navidad de la parroquia de la localidad agrícola donde Vivian.
Le pidió al marido que la acompañara, pero el se negó.
-¡que tonterías! Dijo, ¿por qué Dios se iba a rebajar a descender a la tierra adoptando forma de hombre?, ¡que ridiculez!
Los niños y la esposa se marcharon y él se quedo en casa,
Un rato después, los vientos comenzaron a soplar con mayor intensidad y se desato una ventisca de nieve. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado en la chimenea.
Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había golpeado la ventana. Luego oyó un segundo golpe fuerte, salió afuera pero no vio nada.
Cuando amaino la ventisca salió para averiguar que golpeo su ventana. Entonces descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo,
Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados, sin rumbo. El agricultor dedujo que un par de gansos choco con la ventana y sintió lastima y les quiso ayudar.
Pensó - seria ideal que se quedaran en el granero, ahí estarán a salvo mientras pase la tormenta.
Se dirigió al establo, abrió la puerta de par en par y aguardo con la esperanza de que los gansos entraran. Los gansos se limitaron a dar vueltas, no se han dado cuenta ni siquiera de su existencia, el hombre trato de llamar la atención de las aves, pero solo se asustaron y se alejaron más. Entro a la casa saco pan y fue haciendo un camino con las migas hasta el granero, sin embargo los gansos no comprendieron. El hombre se empezó a sentir frustrado no había manera que los gansos entraran al establo donde estarían reguardados.
-¿por qué no me siguen, no se dan cuenta? Y luego reflexiono que los gansos no seguirían a un humano.
Si yo fuera uno de ellos me seguirían y los podría salvar, pensó.
Fue al establo agarro un ganso domestico de su casa y lo paseo delante de los gansos salvajes, a continuación lo soltó. Su ganso voló directo al establo y los demás gansos salvajes uno a uno lo siguieron y así todas las aves estuvieron a salvo.
El campesino se quedo en silencio mientras resonaban sus palabras en su mente: ¡¡si yo fuera uno de ellos me seguirían y los podría salvar!! Luego pensó sobre lo que le había dicho a su mujer: ¿por qué Dios se iba a hacer como nosotros, que tontería?
De pronto todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios.
Diríase que nosotros éramos esos gansos, estábamos ciegos, perdidos y a punto de morir. Dios hizo que su hijo se volviera como nosotros a fin de indicarnos el camino y por consiguiente, salvarnos.
El agricultor llego a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la natividad.
Cuando calmaron los vientos, su alma queda en quietud, de pronto comprendió el sentido de la navidad y a lo que había venido Cristo a la tierra.
Junto con aquella tormenta se disiparon años de incredulidad, hincándose de rodillas sobre la nieve, elevo su primeria plegaria, -¡gracias, señor, por venir en forma humana, a sacarme de la tormenta!
Autor: Anonimo

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