miércoles, 28 de noviembre de 2018

Vida espiritual


En la vida espiritual se requiere tener un objetivo claro, apartar las distracciones y saber que todo tiene un precio, máxime cuando Satanás utiliza toda sus armas contra las almas que quieren amar y servir a Dios Nuestro Señor.

Suele iniciar con mucho entusiasmo la espiritualidad, quieren de modo genial e impreciso amar a Dios, amar al prójimo, hacer el bien, ser muy buenos; pero es en esa diversidad donde se empiezan a perder, esta la puerta abierta para las distracciones, para las ocupaciones buenas tal vez, pero no son el objetivo principal .

CONSIDERACIONES

1º EN TODOS LOS ESTADOS DE VIDA [matrimonio, celibato, consagrado, etc.] SE DEBEN CUMPLIR LOS MANDAMIENTOS.

El amor del hombre a Dios consiste en el fiel cumplimiento de los mandamientos, independientemente de los sentimientos, de los estados anímicos, de las circunstancias particulares de cada persona; es en la medida que se guardan los mandamientos la muestra del amor a Nuestro Divino Redentor.

"Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él." Evangelio de San Juan XIV, 23.

2º EL INICIO DE LA ESPIRITUALIDAD ES VIVIR EN GRACIA DE DIOS.

La vida espiritual algunos erróneamente la hacen consistir en sentimientos, en deseos 'imprecisos' de ser bueno, estar bien con todos, vivir en paz, tener un carácter agradable, ser servicial.

El inicio espiritual es vivir en unión con Dios Nuestro Señor por el estado de gracia, para ello requiere ser bautizado, sacramento de la confesión, verdadera fe católica. 'Sine me nihil potestis faceré.' 

"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos: el que está en mí  y yo en él, este lleva mucho fruto: porque sin mí no podéis hacer nada." Evangelio de San Juan XV, 4.

3º LA VIDA ESPIRITUAL DEBE ESTAR SUSTENTADA EN LA ORACIÓN, EN LA MEDITACIÓN Y EN LA FRECUENCIA DE LOS SACRAMENTOS.

Para llevar el buen olor de Cristo, primero debe tenerlo en su corazón, en su alma, en su mente, en su vida entera: ¡Nadie da lo que no tiene!

Mucha buena voluntad, muchos buenos deseos, sentimientos de poco aprovechan sin no van unidos de HECHOS CONCRETOS, donde el alma se llene de Dios, una dirección espiritual y un objetivo concreto.

El fracaso de la espiritualidad moderna es que quiere ser hombre muy espiritual sin sacramentos, sin la gracia de Dios; ser muy santos sin la verdadera misa, hombres de Dios sin guardar los mandamientos de Dios, lo cual es un delirio o por mejor decir una locura.

"El que no estuviere en mí, será echado fuera, así como el sarmiento, y se secará, y lo cortarán, y lo meterán en el fuego, y arderá." Evangelio de San Juan XV, 5.

Dios le bendiga.

Ave María Purísima, sin pecado original concebida.

Autor: padre Hernan Vergara


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