sábado, 1 de marzo de 2014

La vida no vale más que el alimento






Si verdaderamente colocamos en primer lugar las realidades espirituales, no tenemos que preocuparnos de los bienes materiales, porque Dios, en su bondad, nos los proporcionará en abundancia. Si, por el contrario, únicamente velamos por nuestros intereses materiales sin ocuparnos de nuestra vida espiritual, la preocupación constante de las cosas terrestres nos conducirá a descuidar nuestra alma… Por tanto no invirtamos el orden de las cosas. Conociendo la bondad de nuestro Señor, confiaremos totalmente en Él y no nos dejaremos agobiar por las preocupaciones de esta vida… "Vuestro Padre del cielo sabe lo que os hace falta antes de que se lo pidáis necesitáis" (Mt 6,8- 32).



Jesús quiere pues que estemos libres de toda preocupación de este mundo y que nos dediquemos totalmente a las obras espirituales. "Buscad pues, nos dice, los bienes espirituales y yo mismo proveeré ampliamente todas vuestras necesidades materiales… Mirad las aves del cielo, no siembran ni cosechan, no tienen reservas en sus graneros, y vuestro Padre del cielo los alimenta". Es decir: " Si cuidado de las aves que no están dotadas de razón y les proporciono todo lo que necesitan, sin sembrar ni labrar, mucho más velaré por vosotros, que estáis dotados de razón, con tal que antepongáis lo espiritual a lo corporal. ¿Y ya que los creé para vosotros, así como todos los demás seres, y los trato con tanto cuidado, de qué cuidado y solicitud no seréis dignos vosotros, para los que he creado todo esto?"

Autor: San Juan Crisóstomo (c. 345-407), sacerdote en Antioquía después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia. Catequesis bautismales, n°8, 19-25 ; SC 50

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