martes, 5 de marzo de 2013

Puerta abierta a todo el que llegue




Es preciso que el obispo sobresalga en el conocimiento de las sagradas Escrituras, porque, si solamente puede presentar una vida santa, para sí exclusivamente aprovecha; pero, si es eminente en ciencia y pedagogía, podrá enseñar a los demás y refutar a los contestatarios, quienes, si no se les va a la mano y se les desenmascara, fácilmente seducen a los incautos.

El lenguaje del obispo debe ser limpio, sencillo, abierto, lleno de gravedad y corrección, dulce y suave. Su principal deber es estudiar la santa Biblia, repasar los cánones, seguir el ejemplo de los santos, moderarse en el sueño, comer poco y orar mucho, mantener la paz con los hermanos, a nadie tener en menos, no condenar a ninguno si no estuviere convicto, no excomulgar sino a los incorregibles.

Sobresalga tanto en la humildad como en la autoridad; que, ni por apocamiento queden por corregir los desmanes, ni por exceso de autoridad atemorice a los súbditos. Esfuércese en abundar en la caridad, sin la cual toda virtud es nada. Ocúpese con particular diligencia del cuidado de los pobres, alimente a los hambrientos, vista al desnudo, acoja al peregrino, redima al cautivo, sea amparo de viudas y huérfanos.

Debe dar tales pruebas de hospitalidad que a todo el mundo abra sus puertas con caridad y benignidad. Si todo fiel cristiano debe procurar que Cristo le diga: Fui forastero y me hospedasteis, cuánto más el obispo, cuya residencia es la casa de todos. Un seglar cumple con el deber de hospitalidad abriendo su casa a algún que otro peregrino. El obispo, si no tiene su puerta abierta a todo el que llegue, es un hombre sin corazón.

Autor: San Isidoro, obispo, tratado sobre los oficios eclesiásticos. Cap. 5, 1. 2




Oración Antes de Ingresar a Internet

Dios Todopoderoso y eterno, tú que nos has creado a imagen y semejanza tuya,
y nos has mandado a buscar todo lo que es bueno, verdadero y hermoso, especialmente en la persona de tu Hijo Unigénito, Señor nuestro Jesucristo.
Te rogamos, que por intercesión de San Isidoro de Sevilla, Obispo y Doctor de la Iglesia, hagas que durante nuestra peregrinación en la Internet dirijamos nuestros ojos y nuestras manos solamente a lo que te es grato y que tratemos con caridad y paciencia a todas las almas que encontremos.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.



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