Los caminos de la vida nos han llevado por distintos
senderos, pero al final de todo, nos encontramos en la senda común que es
CRISTO.
Siéntete en casa y compartamos nuestras experiencias fraternas. Pues estoy persuadido que:
"Muchos rostros ocupan mi mente, mis energías, mi corazón.
Con todos ellos he caminado en estos años, todos ellos se han configurado conmigo y han enriquecido mi vida.
Rostros míos, corazones abiertos, vengan a mi cada día. No se vayan todavía.
Cada uno de ustedes me habla de Dios.
Todos juntos, son el rostro de Cristo.
Rostros míos, quédense en mi casa.
Les invito a jugar y a gozar". Amén.
Autor: Fray Mario.
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