martes, 1 de enero de 2013

Al empezar el año nuevo. Actitud ante la vida.




1) Para saber

El tiempo de Navidad nos invita renovar nuestra esperanza con miras a un futuro prometedor. El Papa Benedicto XVI ha invitado a todos, especialmente a los jóvenes, a construir una civilización apoyada en tres fuertes columnas: la verdad, el amor y la paz. Tres valores presentados y llevados a su radicalidad por Cristo. El Papa ha manifestado su confianza en los jóvenes y quiere que, así como cuando nació Jesús, los Reyes Magos fueron a adorarle, así ahora todos vayamos a Cristo también con esa voluntad de ponernos a su servicio, aunque en ocasiones se nos presente un ambiente no del todo propicio.

Por eso importa mucho tener una actitud positiva y esperanzadora. Nos puede ayudar un relato que escribió una joven llamada Katy. Sucedió que fue a una convivencia con las compañeras de su escuela. Regresó muy contenta y con entusiasmo. Había tomado algunas notas de lo que había escuchado y las guardó como algo muy valioso.

Sin embargo, la siguiente semana resultó un desastre de tipo emocional. Primero, se sintió profundamente herida por una de sus mejores amigas. Con su mamá tuvo una fuerte discusión y estaba muy preocupada por algunas calificaciones, en particular por las de inglés y matemáticas.

Ni el próximo baile le animaba. Esos días lloraba todas las noches. El viernes se levantó muy desesperanzada y sin ánimos. Al cerrar un cajón con fuerza se cayeron las notas que había tomado en la convivencia y vio una de las hojas que le había dado la encargada de la convivencia. La abrió y leyó. La hoja se dividía en dos partes. Esto decía la hoja:

La vida no tiene que ver con llevar el marcador. No tiene que ver con cuántas personas te telefonean, como tampoco con quien saliste, con quien sales o con quien no has salido.

Tampoco tiene que ver con quien has besado, qué deporte practicas o que muchacho o muchacha te simpatiza. No tiene que ver con tus zapatos o tu cabello o el color de tu piel o dónde vives o a qué escuela vas. Incluso no tiene que ver con las calificaciones, el dinero, la ropa... La vida no tiene que ver con cuántos amigos tienes o si estás solo, y tampoco con cuán aceptada eres o no. La vida definitivamente no trata de eso.

La vida tiene que ver con a quien amas y a quien lastimas; cómo te sientes respecto de ti misma; tiene que ver con la confianza, la felicidad y la compasión. Tiene que ver que estés ahí cuando tus amigos te necesitan y con que sustituyas el odio interior por amor. La vida trata de evitar los celos, superar la ignorancia y adquirir confianza en uno mismo. Tiene que ver con lo que dices y lo que en verdad quieres decir. Tiene que ver con considerar a la gente por lo que es y no por lo que posee; pero, sobre todo, tiene que ver con elegir que tu vida ejerza influencia en la de otra persona de una manera que no habría sido posible sin esa decisión. Con lo que la vida tiene que ver es con estas elecciones.

Ese fin de semana, cuenta Katy, pasó más tiempo con su familia, estuvo más alegre con sus amigas y con gran paz. Tal vez por ello presentó su examen de inglés correctamente, y el de matemáticas aunque más dificultoso lo aprobó. También le fue muy bien en el baile. Y no solo fue cuestión de suerte, sino sobre todo fue un cambio de actitud ante la vida.

2) Para pensar

Precisamente una falta de fe y de esperanza, un descontento con uno mismo, un acendrado egoísmo o un desprecio por la vida, un autoestima muy baja han sido señaladas como algunas de las características de una cultura de la muerte. Juan Pablo II nos previno ante "la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera "cultura de la muerte" ("Evangelio de la vida", n.12).

¿Cómo podremos enfrentarnos y vencer a esta cultura de la muerte tan difundida en muchos ambientes? El Papa Benedicto XVI nos señala la solución: "sólo los santos, sólo de Dios, proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo... La revolución verdadera consiste únicamente en mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno" (Discurso del 20 de agosto 2005). 

3) Para vivir

Al empezar un nuevo año, podemos recordar las palabras que decía en momentos como estos San Josemaría. Ante el tópico de brindar "Año nuevo, vida nueva", solía refutar que no es vida nueva, puesto que seguimos siendo los mismos, sino que lo que deberíamos decir es: "¡Año nuevo, lucha nueva"!, pues lo nuestro es recomenzar. La vida del cristiano no es pasar por el mundo sin caídas, sino levantarse siempre poniendo más cuidado y apoyarse más en Dios.

Autor: Padre José Martínez Colín Fuente: Church Fórum

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