Se podría
decir que he comenzado
casi todas
las cosas que en la vida
valían la
pena:
una lectura,
un idioma, una profesión,
hasta la
santidad.
Pero me
parezco a esos jugadores
que
comienzan ganando un partido,
por el fuego
que derrochan al inicio,
pero se
desinflan luego
y terminan
perdiendo.
Arrumbados
en el desván
han quedado
mis lecturas, mis idiomas,
la profesión
y la santidad...
¿No seré
capaz de comenzar y continuar
por lo menos
lo que cuenta para el más allá?
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