A la luz de lo
dicho, se puede entender mejor que un eje de la vida espiritual sea la oración.
Pues ésta no es otra cosa que situarse ante la presencia amorosa de Dios y
cultivar ese sentimiento habitual de ser amado y acompañado.
a) La oración
fue una práctica constante en la vida de Jesús.
La oración en
la experiencia de fe de Jesús. En
la lectura atenta de los evangelios llama la atención que lo que sustenta la
vida de Jesús es la íntima experiencia que El tiene con Dios: su fe. Jesús
es el creyente. El que ha creído en el plan salvador de Dios en su totalidad.
Por eso su vida es una total abertura a Dios, una constante búsqueda de su
voluntad. Cf. Hb. 12: la larga nube de testigos que culmina en Jesús: el
primero y consumador de la fe.
La fe es la
fuerza de su vida, vivida como confianza en Dios en total apertura a su
voluntad.
En este
contexto es donde se inscribe la oración de Jesús. Se ha dejado penetrar por
Dios; es el primero en creer su anuncio; pone toda su vida en las manos de
Dios. Esta total apertura a Dios es la que se expresa en la oración de Jesús.
No es, por lo tanto una práctica, sino la expresión de una relación permanente
con Dios, una relación cercana y confiada. Es su experiencia fundamental del
Padre.
“La
experiencia de Dios fue central y decisiva en la vida de Jesús. El profeta
itinerante del Reino, curador de enfermos y defensor de pobres, el poeta de la
misericordia y maestro del amor, el creador de un movimiento nuevo al servicio
del reino de Dios, no es un hombre disperso, atraído por diferentes intereses,
sino una persona profundamente unificada en torno a una experiencia nuclear:
Dios, el Padre de todos. Es Él quien inspira su mensaje, unifica su intensa
actividad y polariza sus energías. Dios está en el centro de sta vida. El
mensaje y la actuación de Jesús no se explican sin esa vivencia radical de
Dios. Si se olvida, todo pierde su autenticidad y contenido más hondo. La
figura de Jesús queda desvirtuada, su mensaje debilitado, su actuación privada
del sentido que él le da (…)
Hay algo que
se percibe enseguida. Jesús no propone una doctrina sobre Dios. Nunca se lo ve
explicando su idea de Dios. Para Jesús, Dios no es una teoría. Es una
experiencia que lo transforma y lo hace vivir buscando una vida más digna,
amable y dichosa para todos” (Pagola, pag. 317)
Jesús y la
oración de su pueblo. Jesús
era un judío creyente y piadoso que conocía y practicaba la oración de su
pueblo: asumió las prácticas de oración de su pueblo. Pero tenemos que anotar
que no lo hizo en forma ingenua. No las ejercita por pura rutina o costumbre.
Denuncia sus peligros.
Señalamos a
continuación algunos peligros anotados por Jesús:
Lc. 18, 9-14. El fariseo y el publicano. El
peligro de la oración como auto-afirmación egoísta; predomina el yo;
autosatisfacción; el hermano aparece despreciado o está ausente. Es una falsa
relación del hombre con Dios.
Mt.6, 5-6. La oración con hipocresía: por pura
apariencia, para conseguir fama de hombre justo porque reza.
Mt.6, 7-8. La oración como palabrería o
formulismo. Se pide lo contrario: ponerse más bien a disposición de lo que el
Padre quiera.
Mt. 7, 21-23. La oración incoherente con la
práctica, que es hacer la voluntad del Padre. Sin la práctica coherente, la
oración no tiene sentido.
Mc. 12,
38-40. La oración que es disfraz de la opresión. Los maestros de la Ley que
robaban los bienes de las viudas, el salario de los pobres.
Jesús y su
propia oración. Siguiendo
los evangelios sinópticos podemos percibir cómo es la oración de Jesús.
Dejaremos sin ver el ev. de Juan porque en él hay una elaboración teológica más
desarrollada respecto de este tema.
Jesús es un judío piadoso: reza en las
comidas, observa el culto sabático, va a la sinagoga, etc.
Jesús hace oración con ocasión de momentos
importantes de su vida, asumida como algo muy personal y vital.
- cuando toma
conciencia de su misión en el Bautismo
- cuando llega
al final de su vida: cuando hay angustia en el huerto y esperanza en la cruz.
-
cuando los discípulos le piden que les enseñe a orar: Padre nuestro
-
antes de sanar a un paralítico
-
por personas concretas: por Pedro, por sus verdugos, etc.
-
cuando hay que expulsar cierto tipo de demonios
-
dando gracias por la bondad del Padre manifestada a los sencillos.
-
Etc.
Jesús se procura tiempos y lugares especiales
para orar. Se trata de procurar el lugar y tiempo adecuados para establecer una
relación especial con el Padre: el monte, el desierto, el huerto.
En cuanto al contenido de la oración de Jesús
podemos señalar algunos textos:
- Mt. 11, 25 y
Lc. 10.17-24. Alabanza al Padre que se ha revelado a los pequeños. Las
preferencias de Dios.
- Mc. 14,
32-42. En el huerto Jesús recoge el sentido íntimo de su persona, de actividad,
de su destino. Es el encuentro más íntimo con su vocación de Servidor. Su
oración se relaciona aquí con la conciencia de toda su propia vida en el
momento crucial de su muerte. Es el acto de confianza definitivo en Dios, su
Padre.
- Mc. 15, 34 y // En la cruz, la expresión de la angustia,
la soledad y la confianza de la entrega en la manos del Padre.
Autor: Congregación de los Sagrados Corazones
No hay comentarios:
Publicar un comentario