La vida bien entendida es lucha,
es aventura
en la que se debe escalar la alta cima
con lo mejor del propio esfuerzo,
con todo lo que dé el alma y las uñas
y el corazón.
En marcha, pues.
Ármate de valor y fuego,
de hambre de Dios y de alturas.
Te esperan las cumbres.
Te espera Dios en la cima
para darte el eterno
abrazo de la victoria.
Autor: Padre Mariano de Blas L.C.
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