El rosario es un breviario mariológico, en el sentido de que contiene las diferentes
facetas en que puede dividirse la vida de María. Se habla entonces de misterios, que no son sino
episodios hagiográficos, pero de los cuales se derivan consecuencias pastorales
propagandísticas mayores, pues se secciona la vida de la Virgen en periodos de
diferente postura emocional, que responden, claro está, a los sucesos que
atraviesan sus tiempos maternales. Por esta razón hay misterios de tres clases:
los primeros, cuando María observa con amor materno el crecimiento espiritual y
la vocación inequívoca de su hijo, son terrenos de los misterios gozosos o
jubilosos. Pero pronto se abaten las sombras sobre aquella vida arrebatada y
fundacional; los enemigos de Jesús se pueden encontrar dondequiera y es tanto
el desconocimiento que provocan su vida y sus enseñanzas que acaba sucumbiendo
y es ejecutado de manera infamante: son los misterios dolorosos. Vienen
finalmente los gloriosos, cuando la nueva doctrina triunfa sobre todas las
demás, el Cristo resucitado se venera en todo el mundo occidental y, como consecuencia de ello, la Iglesia asume sobre
sí la tarea trascendental de guiar los espíritus y moderar los comportamientos,
sin dejar de se rectora de la grey cristiana y manantial de orientación y
consuelo.
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