Nuestro
Señor Jesucristo pide de nosotros la sencillez de la paloma, que consiste en
decir las cosas con sencillez, tal y como se piensan, sin reflexiones inútiles,
y actuar lisa y llanamente, sin disfraz, ni artificio, mirando a Dios solo;
Para esto cada uno de nosotros se esforzará por hacer todas las cosas con el
mismo espíritu de sencillez, pensando que a Dios le gusta comunicarse con los
sencillos y revelarles a estos sus secretos, los cuales tiene escondidos a los
sabios y a los prudentes de este mundo (Mt 11,25). Pero al mismo tiempo que
Jesucristo nos recomienda la sencillez de la paloma, nos sugiere usar la
prudencia de la serpiente, la cual es una virtud que nos hace hablar y actuar
con discreción...
Nuestro Señor, diciéndoles a los apóstoles que los enviaba como ovejas entre lobos, les dice al mismo tiempo que tenían que ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Luego añade: "Tened cuidado; los hombres os llevarán ante los tribunales... por mi causa. Pero cuando os entreguen, no estéis preocupados por lo que diréis..." Habla primero de la prudencia y luego de la sencillez; la una es para ir como ovejas en medio de los lobos, dónde corren riesgo de ser maltratados. "Sed prudentes, les dice, estad alerta, y sin embargo sed sencillos." "Tened cuidado de los hombres”: tened cuidado según la prudencia; pero si sois llevados delante de los jueces, no temáis por vuestras respuestas. He aquí la sencillez.
Ved que nuestro Señor une estas dos virtudes, de suerte que quiere que nos sirvamos de ellas en la misma ocasión; nos recomienda usarlas de igual manera y nos hace entender que la prudencia y la sencillez se ponen de acuerdo cuando son bien comprendidas.
Autor: San Vicente de Paúl (1581-1660) sacerdote
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