Uno de los nombres ineludibles al
hablar de lo religioso es Mircea Eliade. Dentro de su monumental obra, el autor
acuña el concepto de Homo religiosus, para identificar las actitudes, disposiciones y apreciaciones de un
hombre primitivo ante la magnificencia de lo sagrado. Este homo religiosus, se
caracteriza por su particular forma de estar en el mundo: “cree que
existe una realidad absoluta que trasciende este mundo, que se manifiesta en él
santificándolo y haciéndolo real. Cree que la vida tiene un origen sagrado y
que la existencia humana actualiza todas sus potencialidades en la medida en
que es religiosa, es decir, en la medida en que participa de la realidad.”
(Eliade, 1998: 148) El homo religiosus vive en un mundo sagrado, su inextinguible
sed de ser revela la necesidad de vivir en un cosmos puro y santo, tal como era
al principio, cuando estaba saliendo de las manos del creador. (Cf. op.cit: 26,
51 y 121)
La nostalgia invade al homo
religiosus, porque desearía regresar a los tiempos primeros y habitar en un
mundo divino, por eso sacraliza el lugar donde vive. Su hogar, el Centro del
mundo, es la fuente misma de la realidad absoluta, es una “abertura” que le
asegura la comunicación con los dioses. (Cf. op.cit: 51) Su propia existencia
es prueba de ello. No es simplemente humana, sino también “cósmica”, porque
participa de una vida transhumana. El homo religiosus nunca está solo,
en él vive una parte del mundo. Está en comunicación con los dioses y participa
de la santidad del mundo. (Cf. op.cit: 122)
El hombre religioso vive en dos clases
de tiempos: el sagrado y el profano. El primero es por naturaleza reversible,
ya que se trata de un tiempo místico primordial que se hace presente a través
de los ritos. Las fiestas religiosas establecen un paréntesis en el tiempo
profano, para reactualizar el tiempo místico fundacional de la existencia
humana, el que puede recuperarse indefinidamente al revivir el momento de la
creación. (Cf. op.cit:54 y 55) Eliade plantea la renovación cíclica del mundo,
ya que cada conmemoración es un verdadero renacimiento del tiempo desde la
creación, “se reencuentra en cada año nuevo la santidad original que tenía al
ser creado”. (Cf.op.cit:58) “es el eterno
presente del acontecimiento místico lo que hace posible la duración profana de los acontecimientos históricos”.
(Op.cit:67)
Sobre lo sagrado
Al enfrentarse a las diversas
manifestaciones de lo religioso en sociedades premodernas, los estudiosos han
preferido utilizar los términos de numinoso y sagrado, para
referirse a la relación de los seres humanos con lo trascendente, concepto que
permite incluir las distintas formas de expresión de esta relación en tiempos y
lugares.
Cuando los seres humanos se enfrentan
al límite, a aquello que no puede controlarse y cuya potencia supera cualquier
posibilidad humana, hablamos de lo numinoso. Tal como lo planteara Rudolf
Otto, lo numinoso refiere a una reacción espontánea frente a la potencia –que posteriormente
podrá ser considerada sobrenatural- que genera un sentimiento originario y específico,
del cual se desprende la noción de lo sagrado. (Cf. Cazeneuve 1971: 34) Lo numinoso
se aleja de la realidad normada y social construida por los seres humanos, y
ante la angustia que provoca el reconocimiento de una realidad tal, los
símbolos que la representan son experimentados como misterios. Lo numinoso como
misterio, suscita sentimientos ambivalentes: es tremendum -inquietante y
motiva un sentimiento de terror que induce a rehuirlo-; a la vez que es fascinans
- hace que se desee, que se sienta inclinación hacia él y que, en ocasiones,
se procure identificar con él-. (Cf. Op.cit:35) Estos símbolos inquietantes
evocan posibilidades ilimitadas para los seres humanos, al enfrentarlos con lo
Otro más absoluto. Ante esto, los individuos tienen dos alternativas: a) fijar
la condición humana en un sistema estable de reglas, donde los ritos desvíen
del sistema social todo aquello que simbolice su imperfección; o b) ubicarse
simbólicamente en el mundo de la potencia absoluta, irreductible a la regla. En
este escenario, Cazeneuve plantea que los ritos realizan una síntesis simbólica
entre el orden de los seres humanos y la potencia numinosa; en tanto, dan a la
condición humana un fundamento diferente de ella misma, que la hace formar
parte de una realidad trascendente.
(op.cit:36)
Autor: Vivian Lay Pradel (consutlado
en http://www.cybertesis.cl/tesis/uchile/2006/lay_v/sources/lay_v.pdf)
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