Conferencia pronunciada en la
Asamblea Nacional de los Montañeros de Santa María. Madrid)
Vamos a dedicar este rato a hablar de
la Virgen. María nos dio a Jesús y Jesucristo es nuestro Camino, nuestra Verdad
y nuestra Vida. En primer lugar vamos a hablar de los tres Dogmas que
relacionan a María con Dios. María es Hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa
del Espíritu Santo. Por eso vamos a hablar de los tres Dogmas Marianos: de la
Inmaculada Concepción, de la Maternidad divina y de la Virginidad de María. Al
final hablaremos de los títulos de María en relación con los hombres.
***
Hace dos mil años, dijo María:
"Desde ahora me felicitarán todas las generaciones". Y así ha sido.
Desde entonces, hasta el fin de los tiempos, todas las generaciones le han
llamado y la llamarán Bienaventurada, Elegida de Dios. Elegida para este título
fenomenal de María: MADRE DE DIOS. Es lo más grande para María. A esto van
vinculados los demás títulos de María. Fijaos. Cristo es tan Hijo de María,
como Hijo del Padre; porque cada uno le da su naturaleza. Cristo es
Hombre-Dios. María le da la naturaleza de hombre, y Dios Padre le da la
naturaleza divina. Por lo tanto, María puede llamar a Jesús "Hijo
mío" con el mismo derecho que el Padre Eterno. En el bautismo de Jesús se
oyó la voz del Padre que dijo: "Éste es mi Hijo". Pues María puede
decir lo mismo y con el mismo derecho. Esto parece un atrevimiento, una
irreverencia; pero sin embargo es así. Es una realidad honrosa para la Virgen.
***
Los Testigos de Jehová andan por las
casas enrollando a los incautos que los escuchan, y los engañan con sofismas,
fraudes, falacias y mentiras. Van a destruir la fe. Por eso yo siempre digo:
cuando llegue a casa un Testigo de Jehová, de entrada, decirle:
-Soy católico. No tengo nada que
hablar con usted. Cuando quiera hablar de religión, me buscaré un sacerdote de
mi confianza que me aclare las ideas, y le consultaré lo que yo quiera; pero
con usted, no tengo nada que hablar.
Y que nadie piense que los va a
convencer. Imposible. Su técnica es no escuchar. No aceptan razones. Son
fanáticos. Vienen a quitar la fe. Y es más fácil destruir que construir. Eso ya
se sabe. Un barco se hunde en un momento con un torpedo, y una casa se hunde en
un segundo de un cañonazo.
Pero ni el barco se construye en un
momento, ni la casa se construye en un segundo. Destruir es más fácil que
construir. Y como ellos van por las casas a destruir la fe, a poner pegas, a
echarte a pique, eso es muy fácil. Es más fácil poner una dificultad que
resolverla. No todo el mundo está preparado para resolver las dificultades.
Ellos llevan unos cuantos sofismas, unas cuantas falacias, y con eso te echan a
pique como con un torpedo. Por ejemplo, una de las dificultades que suelen
poner:
-Vosotros sois tontos. Os dejáis
engañar por los curas. A quién se le ocurre decir que María es Madre de Dios.
¡Madre de Dios! Si Dios es eterno y María no. Dios existe desde siempre, y
María no. ¿Cómo va a ser María Madre de Dios, si Dios es antes que María? ¿Es
que el hijo puede ser más viejo que su madre? ¿Cómo va a ser María Madre de
Dios, si Dios es eterno y María no es eterna? Los hijos no pueden ser más
viejos que su madre. La madre no puede ser posterior al hijo..
Y ya te viene la duda. Sin embargo,
es verdad que María es Madre de Dios. ¿Por qué? Porque Dios se encarna en las
entrañas de María. Jesús es Dios hecho hombre. María es Madre de Jesús, y si
Jesús es Dios, María es Madre de este Hombre que es Dios. Si lo que nace de
María es Dios, María es Madre de Dios. Al ser María Madre de Jesús, y ser
Jesús-Dios, a María la podemos llamar Madre de Dios, porque es Madre de un Hombre
que al mismo tiempo es Dios.
Pongo un ejemplo: Si a un hombre lo
hacen alcalde, su madre es madre del alcalde. La madre no le da la alcaldía;
pero como es madre de este hombre, y a este hombre lo hacen alcalde, su madre,
es madre del alcalde; aunque ella no le dé la alcaldía. Lo mismo. María es
Madre de este Hombre que es Dios. Al ser Madre de Jesús-Dios, María es Madre de
Dios. Aunque ella no le dé la Divinidad. Pero es Madre de Jesús, que es Hombre
y Dios al mismo tiempo. Por lo tanto, María es Madre de Dios.
***
Si Dios tomó carne en María, María es
una mujer hecha para Madre de Dios. Dios la ha preparado para ser su Madre. Por
eso María es la cumbre de la Humanidad. La joya de la Creación. Jamás ha habido
una criatura que tenga una dignidad superior a la de María, porque María es la
mujer proyectada y realizada por Dios para ser su Madre.
***
Fijaos. Nosotros le tenemos un gran
amor a nuestra madre. Nuestra madre es maravillosa, aunque reconocemos que
nuestra madre tiene sus limitaciones, tiene sus defectos, como todas las
personas. Si nosotros hubiéramos podido hacer a nuestra madre a nuestro gusto,
¿cómo hubiéramos dotado a nuestra madre? Para nuestra madre, lo mejor del
mundo. Pues Dios ha proyectado y realizado a su Madre a su gusto. Y es
Omnipotente. ¿Cómo será esa Madre que Dios ha hecho a su gusto para sí? No es
posible pensar en una criatura mejor dotada que María.
Y, ¿cómo la hace? Inmaculada. Limpia
de todo pecado. Ni siquiera el pecado original, que, por decirlo de alguna
manera, es el menos pecado de los pecados; porque de todos los pecados somos
responsables, menos del pecado original, que lo heredamos.
Cuando de algo no somos responsables,
no es pecado. El que se emborracha porque quiere, peca. Pero el que se
emborracha sin querer, no peca. Para que una persona peque, tiene que hacer una
cosa voluntariamente, responsablemente. El único pecado del cual no somos
responsables, es el pecado original; porque es el único que heredamos. Por eso
podríamos decir que es el menos pecado de los pecados.
Pues María ni ése. Dios ha querido
privarla hasta del pecado original. Esto es un privilegio único en la historia
de la Humanidad. Dios se lo ha querido conceder a su Madre, porque no ha
querido que su Madre, ni por un momento, estuviera manchada por Satanás. Dice
la Biblia: “El que peca se hace hijo del diablo”. Y Dios no pudo permitir que
aquella mujer que iba a ser su Madre, ni por un instante estuviera manchada por
Satanás.
Esto, la sabiduría popular lo expresó
con acierto, incluso antes de que fuera Dogma de Fe la Inmaculada Concepción.
Cantaban nuestros mayores expresando el pensamiento teológico de Duns Scoto:
“Quiso y no pudo, no es Dios.
Pudo y no quiso, no es Hijo.
Digamos pues que pudo y quiso”.
Muy bonito.
“Quiso y no pudo, no es Dios”. ¿No
pudo Dios hacer Inmaculada a la Virgen? Si no pudo, no es Dios. Dios lo puede
todo. Es Omnipotente. Dios puede todo lo que no es absurdo, lo que no es
contradictorio. Lo absurdo no lo puede Dios. Dios no puede hacer un círculo
cuadrado. O es círculo o es cuadrado. Pero un círculo cuadrado es una
contradicción. Es un absurdo. Dios no hace absurdos. Los absurdos no se pueden
hacer. Pero todo lo que no es absurdo lo puede hacer Dios, que es Omnipotente.
Como privar a la Virgen del pecado original no es un absurdo, es un privilegio.
Dios puede hacerlo. Por lo tanto, pudo hacerlo. Si quiso hacerlo y no pudo, no
es Dios.
“Pudo y no quiso, no es Hijo”. ¿Pudo
hacer a su Madre Inmaculada y no quiso hacerlo? ¿No quiso dotar a su Madre de
ese don, de verse privada del pecado original?¿Puedo privar a su Madre de esa
mancha de Satanás y no quiso? ¿Pudo y no quiso? No es Hijo.
“Digamos pues que pudo y quiso”. Es
el canto que cantaban nuestros mayores antes de que fuera Dogma de Fe la
Inmaculada Concepción.
***
Por eso a María la llama el ángel:
“La llena de gracia”: “Kejaritomene”. Es la palabra griega que emplea el
evangelista. Es el sentido teológico del saludo del ángel. Llena de gracia. No
le cabe más. Y la gracia es el mayor de los dones que Dios nos puede conceder.
La gracia vale más que la belleza, más que la salud, más que la inteligencia,
más que la simpatía. El supremo de los valores es la gracia de Dios. Los
hombres estimamos la inteligencia, la simpatía, la belleza; pero todo esto es
relativo.
¿Cuántas mujeres por ser bellas son
pecadoras? Para ellas la belleza es una desgracia. Si no hubieran sido tan
bellas, seguramente no hubieran sido tan pecadoras.
¿Cuántos hombres por ser inteligentes
son unos malvados? Ponen su inteligencia al servicio del mal. La inteligencia,
para ellos ha sido una desgracia. Y cuántas veces la simpatía se usa para
engañar a otros, para hacerles daño.
Todas estas cosas si se emplean para
el bien, estupendo; pero a veces se emplean para el mal. Por eso no son bienes
supremos. El bien supremo es la gracia de Dios. Por eso lo que Dios más estima
es la gracia. Nosotros no lo estimamos porque no somos capaces de apreciarla.
Porque no se nos ve en la cara. ¡Si el alma se viera en la cara, otra cosa
sería! Pero como Dios sabe lo que vale la gracia, es para Él el supremo de los
valores.
Y de gracia a María, todo lo que le
cabía: llena de gracia. El don más grande que Dios puede dar es la gracia.
Dios, puesto a dar, lo más grande que puede dar es la gracia, porque nos hace
participantes de la naturaleza divina. Y de esto María, llena: “Kejaritomene”.
Por eso Dios está orgulloso de su Madre que está tan bien dotada. Y nosotros
también orgullosos de tener una Madre así. María es lo más grande que ha salido
de las manos de Dios.
***
Pasemos ahora a hablar de la
virginidad de María. María Esposa del Espíritu Santo. Primero hay que
distinguir algo que mucha gente confunde. No es lo mismo Concepción Virginal de
María, que Inmaculada Concepción. Porque la virginidad de María se refiere a la
concepción de Jesús. Que María concibió a su hijo, Jesús, sin obra de varón.
Por eso es Virgen. En cambio, la Purísima Concepción se refiere a la concepción
de María, que fue concebida sin pecado original. Por tanto, no es lo mismo la
virginidad de María, que se refiere a cómo fue concebido Jesús, que Inmaculada
Concepción, que se refiere a cómo fue concebida María en las entrañas de su
madre Santa Ana. Pero a veces la gente confunde la concepción virginal de María
con la Inmaculada Concepción, la Purísima Concepción.
***
La concepción virginal de María está
clarísima en el Evangelio Por eso es Dogma de Fe. Voy a leer el Evangelio de
San Mateo, capítulo 1º, versículo 18. Dice San Mateo:
“El nacimiento de Jesucristo fue de
esta manera: desposada María con José, antes de unirse, se halló que ella había
concebido por obra del Espíritu Santo”.
El padre jesuita Braulio Manzano, que
ha escrito la mejor vida documentada de Jesucristo que hay en castellano,
afirma (II.17) que los desposorios entre los judíos equivalían a nuestra boda.
Aunque faltaba alguna ceremonia complementaria, ésta no añadía ningún derecho
nuevo al marido.
La virginidad de María está clarísima
en el Evangelio que acabo de leer, pero está confirmada todavía más, por lo que
dice el Evangelio de las dudas de José. María no se lo dijo a José por
humildad. Lo que había recibido era tan grande, que no se atrevía a decirlo. Esperaba
que fuera Dios quien se lo anunciara a José, como lo hizo con Santa Isabel, que
cuando María la visitó, ya estaba Isabel informada de todo. Con más razón
pensaría María, debía ser informado José. Pero Dios no le había dicho nada a
José. Y menudo problemón para José cuando nota externamente las señales de la
maternidad en su mujer. No podía dudar que su mujer estaba embarazada. Lo
estaba viendo con sus ojos. Menudo problemón para un marido ver embarazada a su
mujer y saber que aquello no era suyo, pues él no había hecho nada para dejarla
embarazada.
Por otra parte, José, que no podía
dudar de que su mujer estaba embarazada, tampoco se atrevía a pensar mal de
ella; porque conocía las virtudes de María, y estaba seguro de que María no le
había engañado. Él conocía a María, ¿pero cómo María iba a ser una adúltera? La
adúltera estaba condenada a muerte. A la mujer adúltera, la ley hebrea la
condenaba a morir apedreada. Y si José sospechaba que su mujer era una
adúltera, tenía que denunciarla, para que muriera apedreada. Pero a José, que
conocía a María, no le cabía en la cabeza que su mujer fuera una adúltera. Por
eso las tremendas dudas de José. Decide dejarla y marcharse. Al fin Dios le
saca de dudas y le dice:
-José, no te preocupes, hombre, que
lo que ha engendrado tu esposa no es obra de varón, es obra del Espíritu Santo.
-Ah, bueno, si es obra del Espíritu
Santo, pase.
Pues a esto voy: las tremendas dudas
de José, cuando veía embarazada a su mujer, y sabía que aquello no era suyo,
nos confirma la concepción virginal de María. La respuesta que María da al
ángel supone en María un voto de virginidad. Porque cuando el ángel le dice que
concebirá un hijo, que dará a luz un hijo, dice María:
-¿ Eso cómo va a ser?
Cuando María se extraña que el ángel
le anuncie un hijo, es porque tiene voto de virginidad. Porque si ella no
tuviera voto de virginidad, lo más lógico es que una mujer recién casada,
piense en un hijo. Eso no tiene nada de particular.
Por ejemplo. Una chica sale de la
boda. Al salir de la iglesia la están felicitando sus amigas, y una de ellas le
dice:
-Mira, cuando tengas el primer hijo,
vamos a celebrar una fiesta por
todo lo alto.
Y contesta la recién casada.
-¿Yo un hijo? ¿ De dónde? ¿ Dónde
está el hombre que me dé a mí un hijo? ¿Cómo voy a tener yo un hijo?
-Pero niña, ¿no sales de la boda? ¿No
acabas de casarte? ¿Te vas a extrañar de que te hablen de un posible futuro
hijo.?
Cuando una mujer casada se extraña de
que le hablen de un posible futuro hijo, es porque tiene voto de virginidad;
porque si ella no tuviera voto de virginidad, no tenía por qué extrañarse. Por
lo tanto, la respuesta de María al ángel no tendría sentido si ella no tuviera
voto de virginidad.
Ahora bien. Una cosa interesante.
Este voto de virginidad que tenía María lo conocía José. Hay que suponer que
María había informado a José de que tenía voto de virginidad. Fijaos la
sorpresa de José si después de casado, al acercarse a María, ella le dice:
-Lo siento mucho, pero es que tengo
voto de virginidad.
-Oye niña, ¿y me lo dices ahora? ¡Eso
se avisa antes! Para que yo me haga mis planes. ¿Pero una vez que te has
casado, ahora me dices que tienes voto de castidad? ¡Tiene gracia! A buena hora
me lo dices.
José hubiera ido a la boda engañado,
si María no le previene. Por tanto, este voto de virginidad, por supuesto, lo
conocía José. Esto es evidente. Pero José valoraba tanto a María que, a pesar
de su voto, quiso casarse con ella.
Y este voto de virginidad que hace
María, supone una vocación especial de Dios. Porque todas las hebreas querían
tener muchos hijos. Y cuantos más hijos, mejor. Para tener más posibilidades de
tener al esperado Mesías en su descendencia. Para ellas la esterilidad era un
oprobio, porque sin descendencia no podrían tener al Mesías. Por tanto, era un
deseo de todas las mujeres hebreas tener hijos. Por eso el voto de virginidad
en una hebrea era una cosa insólita. Ese voto de virginidad era una llamada de
Dios, una vocación de Dios. Y Dios premió la respuesta de María. Lo mismo que
premió a Abraham.
Sabéis que Dios le pide a Abraham que
le sacrifique su único hijo. Y el pobre Abraham, si Dios se lo pide, está
dispuesto a obedecer. Dios es el primero. Dios tiene derecho a lo que pida.
Entonces Abraham va a sacrificar a su hijo, porque Dios se lo pide. Pero a Dios
le basta la buena voluntad de Abraham. Y cuando va a sacrificarlo, le dice: “No
hace falta, ya me contento con tu buena voluntad”.
Y le perdonó el sacrificio que Abraham
estaba dispuesto a hacer de su único hijo. Y le premió este sacrificio
haciéndole padre de todos los creyentes. Pues lo mismo. Dios premia a María su
voto de virginidad, y la hace, no antecesora del Mesías, como deseaban todas
las mujeres hebreas, la hace Madre del Mesías, que es lo que ella nunca pudo
sospechar. Dios premió la generosidad de María.
***
Sobre la virginidad de María ha
habido montones de herejías. Algunas herejías son muy descaradas. Por ejemplo,
el que niega la posibilidad de que María haya concebido a Jesús virginalmente.
-Usted se ha caído de un pino. ¿Una
mujer, un hijo sin obra de varón? ¿Usted se cree que soy tonto? ¿Cómo una mujer
va a tener un hijo sin obra de varón?
Pues sí. Esto es así. ¿O es que vamos
a creer que Dios no pudo hacerlo?
Pero vamos a ver. ¿Quién ha hecho las
leyes de la reproducción? ¿No las ha hecho Dios? ¿Quién ha hecho que los seres
humanos se reproduzcan de esta manera ? ¿No ha sido Dios? Dios ha hecho que los
hombres se reproduzcan de esta manera, y los peces de otra, y las flores de
otra. Si las leyes de la reproducción de los seres humanos son obra de Dios,
¿es que Dios no va a poder cambiar esas leyes? ¡Si las ha hecho Él! Por tanto,
es ridículo pensar que Dios no pudo hacer que una mujer conciba sin obra de
varón. Es evidente que pudo hacerlo. Y el que dude de la concepción virginal de
María es porque duda del poder de Dios. Si creemos en un Dios Omnipotente, no
podemos dudar de que realmente eso fue así. Además, es Dogma de Fe.
Hay otros más sutiles. Te dicen:
-Bueno, en la concepción sí. María
concibió virginalmente; pero el parto no tiene por qué ser virginal; para el
dogma basta la concepción virginal. El parto pudo ser normal; como cualquier
parto de cualquier mujer normal.
Pero vamos a ver, ¿es que Dios que
hace lo más difícil, no puede hacer lo más fácil? ¿Es que Dios que ha hecho que
María conciba virginalmente no va a poder hacer que también el parto sea
virginal.? Pero, ¿qué problema hay? No seamos ridículos. ¿Por qué aceptamos lo
más y vamos a discutir lo menos? ¿Es que vamos a atar las manos a Dios? Y la fe
de la Iglesia, desde el siglo V, en el símbolo de la fe, recogiendo la fe de
épocas anteriores, siempre ha dicho que María fue virgen antes del parto, en el
parto, y después del parto.
Éste es el contenido de la fe de la
Iglesia. Por tanto, como dice el catecismo de una manera bella: “como el rayo
del Sol atraviesa el cristal, sin romperlo ni mancharlo”. Por eso digo: en la
fe de la Iglesia, desde los primeros siglos, siempre hemos dicho que María fue
virgen antes del parto, en el parto y después del parto.
***
Sobre esto, los Testigos de Jehová
andan por ahí engañando y diciendo por las casas, para quitar la fe en María:
-Cómo va a ser virgen, María? ¡Pero
si María tuvo muchos hijos! ¡Si lo dice la Biblia!
Y para eso no necesitan su Biblia.
Los Testigos de Jehová han escrito una Biblia falsaria donde han quitado lo que
han querido y han metido lo que han querido. Es una Biblia falsaria. Tengo aquí
un libro que se llama “Proceso a la Biblia de los Testigos de Jehová”.
Este libro de Eugenio Danyans, pone a
dos columnas, lo que dice el texto original de la Biblia, y cómo traducen los
Testigos de Jehová. Es para hacer ver lo mal que traducen los Testigos de
Jehová, cómo manipulan, cómo hacen que la Biblia diga lo que ellos quieren,
cómo quitan lo que quieren y meten lo que quieren. Esa es la Biblia de los
Testigos de Jehová: una Biblia falsaria.
Pero para esto que estoy diciendo,
ellos no necesitan su Biblia, les basta la nuestra. Porque en muchas de
nuestras Biblias, lees en San Mateo, 13:55: “Santiago y José, hermanos de
Jesús”. Y lo pone nuestra Biblia. La católica. Y dicen los Testigos de Jehová:
-¿No lo estáis viendo?, María tuvo
muchos hijos. Eso de que María sólo tuvo un hijo, es un cuento de los curas. Lo
que pasa es que vosotros no conocéis la Biblia. Como no estudiáis la Biblia, os
dejáis engañar por los curas. Pero Santiago y José eran hermanos de Jesús.
María tuvo muchos hijos.
Y es mentira. Los Testigos de Jehová
saben que Santiago y José no son hijos de María, porque presumen de saber la
Biblia de memoria. Eso dicen ellos. Pues si se saben la Biblia de memoria,
saben que un poco más adelante, en San Mateo, 27:56 y en San Marcos, 15:40,
dice el Evangelio: “Al pie de la cruz, junto a la Madre de Jesús, estaba la
madre de Santiago y José”. Luego son distintas.
Una es la madre de Santiago y José, y
otra es la madre de Jesús. Y lo saben de sobra, porque dicen que se saben el
Evangelio de memoria. Luego entonces, ¿por qué te engañan y te quieren hacer
creer que Santiago y José son hijos de María? Para quitarte la fe en la Virgen.
Te lanzan el texto oscuro para engañarte, y se callan el texto claro que no les
conviene decir. Porque van a engañar, porque van a quitar la fe.
Ahora, me podría decir alguien.
Entonces si Santiago y José no son hijos de María, ¿ por qué los llama la
Biblia hermanos de Jesús? Porque todo el mundo sabe que entre los hebreos la
palabra “hermano” significa pariente en general. Lo mismo, tío, que sobrino,
que primo, que cuñado, etc. No como nosotros que llamamos hermanos sólo a los
hijos de los mismos padres. Hoy en algunos sitios pasa igual que entre los
hebreos. Hace poco hablando yo en Cuenca a la juventud, había una chica de
Guinea, y me dijo:
- Padre, allí nos llamamos hermanos
todos los parientes.
Hay pueblos donde se llama «hermano»
a los parientes. Igual que los hebreos. Y esto además, lo demuestro con la
misma Biblia. Porque leo en Génesis 11:27, que Lot era hijo de un hermano de
Abraham; luego Lot era sobrino de Abraham. Después cinco veces, en Génesis
13:14,16; etc. dice que Lot y Abraham eran hermanos. Primero dice que son tío y
sobrino. Y después dice cinco veces que son hermanos. Lo que pasa es que para
un hebreo la palabra “hermano” es pariente (tío, sobrino, primo, etc.) Pariente
en general. Por eso la Biblia llama a Santiago y José hermanos de Jesús, aunque
sean hijos de otra María, la de Alfeo, hermano de San José. Santiago y José
eran primos de Jesús.
***
El ejemplo de María es hoy muy
interesante para la juventud actual, porque hoy la virginidad está en baja.
Muchas chicas se avergüenzan de ser virgen. Y muchos chicos se ríen de la
virginidad de las chicas. Naturalmente esto es mentira. Todo hombre normal
quiere casarse con una mujer de estreno. A ningún hombre le hace gracia casarse
con una mujer de segunda o de quinta mano. A nadie le gusta comerse las sobras
que otro dejó en el plato.
Y toda chica soltera sabe que la
virginidad es un tesoro irrecuperable si se pierde. Toda chica normal se ofende
si le colocan las cuatro letras. Y el hecho de que haya chicas que no estimen
su pureza, no por eso la pureza pierde valor. Las joyas no pierden valor porque
haya personas que no saben apreciarlas. El ejemplo de María es una gran lección
para la juventud de hoy.
Primero, conservando la pureza hasta
el matrimonio, según la ley de Dios. Dios exige virginidad total hasta el
matrimonio. Es voluntad de Dios. Y lo mismo para la mujer que para el hombre.
No dejarse influenciar de los pornócratas que quieren corromper a la juventud
para ellos hacer su negocio. O los políticos que buscan corromper al pueblo
para facilitar la difusión de sus ideas. Decía Lenin: “Cuando queramos destruir
una nación, lo primero que hemos de destruir es la moralidad”.
La corrupción de las costumbres es un
punto de apoyo para algunas ideologías políticas. Así combaten hoy a la
Iglesia. Las costumbres corrompidas son incompatibles con la fe. A una persona
corrompida, la fe se le cae sola. No hay que quitársela. También podemos imitar
a María consagrando la vida entera a Dios, para el bien de las almas.
Virginidad perpetua. Los chicos con el sacerdocio y las chicas haciéndose
religiosas. Sobre la grandeza de la vocación de la vida consagrada a Dios se
podría decir mucho, pero en otro momento.
***
Vamos a hablar un poco de los títulos
de María, en relación con los hombres. María respecto a los hombres es
Medianera, y Madre de la Iglesia. En primer lugar es Medianera. Medianera entre
Dios y nosotros. Intercesora de las gracias. Empezó en Caná, cuando le dice
Cristo: “Mujer, a nosotros, qué más nos da que no tengan vino. No ha llegado mi
hora”. Eso es lo que suelen traducir los Evangelios: “Qué tenemos que ver tú y
yo. No ha llegado mi hora”.Un autor explica así eso de “qué tenemos que ver tú
y yo”.
Cuenta una anécdota que le pasó en
Palestina. Estaba dando un paseo por el Mar de Galilea con un pescador. De
repente le dice el teólogo:
-¿Por qué no vamos a Cafarnaún?
Y contesta el pescador:
-¿Qué tenemos que ver tú y yo?
Es la frase del Evangelio. Significa:
“¿Qué hilo misterioso hay entre tú y yo? Porque eso mismo estaba yo pensando”.
Cuando Jesús le dice a su Madre “¿Qué tenemos que ver tú y yo?”, lo que quiere
decir es: “Precisamente eso es lo que yo estaba pensando ahora mismo. Me has
adivinado el pensamiento”.
***
Hay que resolver una dificultad,
porque San Pablo dice en la Primera Carta a Timoteo, 2:5, “Cristo es el único
Mediador”. Si Cristo es el único Mediador, porque lo dice San Pablo, ¿cómo
María va a ser Medianera?
Sí. María es Medianera a pesar de la
frase de San Pablo. ¿Por qué? Porque la frase de San Pablo excluye toda
mediación paralela, pero no excluye una mediación dependiente y subordinada.
María es mediación subordinada.
Cristo es el mediador principal para
con el Padre Eterno. Es mediador por sus propios méritos, sin dependencia a
ninguna otra persona. En cambio la mediación de María es secundaria,
subordinada a la mediación de Cristo. Nadie está obligado a ir a Dios por medio
de María. Todos podemos ir a Dios directamente. Pero qué duda cabe que nuestras
peticiones en manos de María son más agradables a Dios que en nuestras manos
sucias y pecadoras.
María nos lleva a Jesús. El lema de
las Congregaciones Marianas: “A Jesús por María”. María nos lleva a Jesús.
“María nos lleva a Cristo, como la aurora precede al sol”. La frase no es mía.
Es muy bonita. Es del Padre Gracia. En brazos de María, nos acercamos a Dios.
Como el niño pequeño que en brazos de su madre se acerca al corazón del padre.
San Bernardo llama a María, cuello.
¿Por qué la llama cuello? Porque une la cabeza con el cuerpo. Cristo es la
cabeza del Cuerpo Místico. Nosotros somos el cuerpo del Cuerpo Místico. Y lo
mismo que el cuello une la cabeza con el cuerpo, y todo pasa por el cuello,
María une a Cristo con el Cuerpo Místico. Es el cuello. Todo pasa por María.
Por eso María es la Medianera. La Gran Medianera. Vais a ver.
Os voy a contar tres milagros
impresionantes, que ponen de manifiesto esta mediación de María. Uno por medio
de la Virgen de Lourdes, otro por la Virgen de Fátima y otro por la Virgen del
Pilar: María Medianera.
***
Primero voy a contar el milagro causa
de la conversión de Alexis Carrel.
Alexis Carrel era Premio Nobel de
Medicina. Y era ateo. Y quiso reírse de Lourdes. Fue allí a demostrar que lo de
Lourdes era una patraña, que aquello era mentira, que aquello era todo un
fraude. Subió al tren de una peregrinación que iba a Lourdes.
He de decir primero, que en Lourdes
existe una Oficina Médica, donde hay médicos, de todas las nacionalidades y de
todas las ideologías, que estudian a los enfermos antes y después de salir. Hay
un libro, que yo he leído, que se llama “Curaciones milagrosas modernas”,
escrito por el Dr. Leuret, Director de la Oficina Médica de Lourdes. En ese
libro hay radiografías antes y después de los milagros, con las firmas de
médicos, que garantizan que estas curaciones instantáneas de ninguna manera se
deben a la Medicina.
Personas que entran con estas
radiografías y salen repentinamente curadas. Pues además de este libro del Dr.
Leuret, os voy a contar un milagro que es muy llamativo, porque el protagonista
fue Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina y ateo. Él iba a Lourdes a reírse.
En el tren en el que iba, una enferma, creo que se llamaba Marie Ferrand
Bayllie, se echa a morir. Piden un médico, y Alexis Carrel va a ver a aquella
mujer, que tenía, al parecer, una peritonitis. Alexis Carrel dice que esa mujer
se muere, que esta mujer no llega a Lourdes. No hay nada que hacer. Está
desahuciada. Sabía lo que tenía aquella mujer, y sabía que aquello era
gravísimo. Entonces de broma dice:
-Bueno, si esta mujer se cura en
Lourdes, entonces yo creería en Lourdes.
Dios le cogió la palabra. Aquella
mujer llegó a Lourdes. Y ante los ojos atónitos de Alexis Carrel aquella mujer
instantáneamente se cura de su enfermedad. El cumple su palabra y se convierte.
Tiene un libro muy bonito que se llama “Mi viaje a Lourdes”, donde cuenta su
conversión. En este libro hay una oración muy bonita a la Virgen, en la que le
da las gracias de haberle permitido presenciar aquel milagro maravilloso que le
llevó a la fe.
***
Además de este milagro, os voy a
contar otros dos milagros. Los cuento como hechos históricos. Prescindo de lo
que la Iglesia pueda declarar en su día.
Estando yo en Zaragoza, tuve
conferencias en la parroquia de Santa Engracia. Ya que estaba en Zaragoza,
quise averiguar algo de lo que yo iba diciendo por España. Hace mucho tiempo
que yo hablo de esto. Cuando yo hablaba por España decía: En Zaragoza, en el
despacho del Alcalde, está el acta notarial de lo que os voy a contar.
Bien. Pues hace un mes, cuando estuve
en la Parroquia de Santa Engracia, de Zaragoza, aproveché para ir directamente
a verlo con mis propios ojos. Un día fui a la Catedral, a la Seo de Zaragoza.
Llamé al archivero y me sacó el proceso del Obispo Apaolaza. He tenido en mis
manos el original del proceso del milagro que os voy a contar. Otro día me fui
al Ayuntamiento. En una vitrina del despacho del Alcalde, he visto el original
del acta notarial del milagro que os voy a contar. El Secretario del
Ayuntamiento, muy amable, me regaló una edición facsímil del acta. La tengo en
mi poder. Vais a ver. Es muy interesante.
Por cierto, que en la Basílica del
Pilar, en uno de los laterales, el que da a la plaza, hay un cuadro que
representa este milagro. Un muchacho de 23 años, llamado Miguel Juan Pellicer,
labriego de profesión, un día volviendo del campo, se cae del carro y la rueda
le pasa por encima de una pierna. Se la tienen que cortar y la entierran. A él
le ponen una pata de palo. Entonces no había la ortopedia que hoy tenemos. Y
con su pata de palo se pone a pedir limosna en la puerta del Pilar de Zaragoza,
porque con aquella pata de palo no puede trabajar en el campo.
Está dos años y medio pidiendo
limosna. Y todo el mundo en Zaragoza lo conoce como el “Cojo de Calanda”.
Calanda era su pueblo. Aquel muchacho no se resigna a ser mendigo toda su vida,
y le pedía todos los días a la Virgen que él quería trabajar. Un día estando en
su casa pasó un soldado que iba a no sé donde. Como no tenían cuarto de
huéspedes, porque eran pobres, acuestan al soldado en la cama de Miguel Juan
Pellicer, y a él le echan un jergón a los pies de la cama de matrimonio de sus
padres. Como estaba cansado se va antes a dormir, y, al cabo de un rato, cuando
llegó su madre, da un grito porque ve que debajo de la manta que tapaba el
cuerpo de su hijo, aparecen dos piernas.
Llama a su marido. Despiertan al
muchacho, y él dice:
-¿Por qué me despertáis? Estaba
soñando con la Virgen del Pilar.
-Muchacho, que tienes las dos
piernas.
-¿Que tengo las dos piernas?
Se pone en pie y tiene las dos
piernas. Y todo Zaragoza que lo había visto dos años y medio con la pierna
cortada y la pata de palo, ahora lo ve con las dos piernas. Van a donde estaba
enterrada la pierna, y allí no había nada. Y la pierna que le ha crecido tiene
la cicatriz de la mordedura de un perro, de cuando él era niño. En el acta
notarial firman veinticinco testigos: médicos, enfermeros, vecinos, etc. Habían
visto a Miguel Juan Pellicer dos años y medio con la pierna cortada y la pata
de palo, y ahora lo ven con las dos piernas enteras. Decidme si esto no es
maravilloso.
Yo opino que pocos milagros hay en la
Iglesia, tan espectaculares, y tan bien comprobados; porque el acta notarial es
lo más serio que tenemos para certificar un hecho. Cuando de un hecho hay un
acta notarial, eso es seguro. De eso no se puede dudar. Pues de este milagro
tenemos acta notarial. Por eso cuando yo voy por ahí, le digo a los que no
creen en Dios.
-¿Y tú no crees en Dios? Pues
explícame cómo a un hombre le crece la pierna en una noche.
Los que creemos en Dios, sabemos que
Dios hace milagros. Dios puede hacer milagros. Y Dios puede hacer que a este
hombre le crezca la pierna en una noche. Lo mismo que resucitó muertos. Dios
puede hacer milagros. Y de éste tenemos acta notarial con veinticinco testigos.
***
Pues dicho esto, os voy a contar otro
milagro, que he seguido muy de cerca. He conocido a la protagonista. Cuando
estaba en Zaragoza, estuve hablando con un señor del milagro del Cojo de
Calanda. Le había hecho impacto lo del acta notarial. De repente se me ocurrió:
cuando llegue a Cádiz me voy a buscar un notario para levantar acta notarial de
este milagro que os voy a contar, porque todavía viven los testigos, y no
quiero que se mueran sin que haya acta notarial. Quiero que conste para la
posteridad. Este milagro tan formidable que he conocido, no tengo derecho a
llevármelo a la tumba. Es tan fenomenal como el del Cojo de Calanda.
Fijaos de lo que se trata. Yo resido
en Cádiz. He estado veinte años de capellán de las grandes factorías navales de
la Bahía Gaditana. Pues un día estaba en la grada de la Factoría de Astilleros
Españoles de Puerto Real, el buque “Talavera”, que era entonces el petrolero
más grande construido en España, gemelo del “San Marcial”. Hubo un accidente a
bordo. Se cayó una pieza de una grúa y cogió a dos hombres.
Uno murió y el otro quedó herido,
dando la casualidad de que eran hermanos. Pues voy a la Clínica San Rafael para
ver al herido, y estaba allí su mujer y su suegra. Estaba yo consolándolas y
animándolas, y la suegra me dice:
-Mire usted Padre, yo tengo mucha fe,
porque a mí la Virgen me curó la vista.
Y, lo digo sinceramente, más por
educación y por caridad cristiana, que por esperar que me fuera a contar nada
especial, me dispuse a escuchar. Escuchar es una virtud. Y a veces una
obligación. Esta señora me dice:
-A mí la Virgen me curó la vista.
Nosotros vivíamos en el campo. Allí
no teníamos luz eléctrica y nos alumbrábamos con candiles de carburo. Me
reventó en las manos un candil de carburo y me quemó los ojos. (En frase de la
familia, tenía los ojos como los de una pescadilla frita).
Entonces me traían a curar a Cádiz.
Me curaba el Dr. D. José Pérez Llorca. (Padre del que fue ministro de la U.C.D.
y de un médico que todavía vive en Cádiz, que se llama D.Jaime Pérez Llorca,
que es oftalmólogo). Estuve seis meses con los ojos quemados. Un día estaba mi
hija hablando con el médico y le dice:
-Doctor, dígame si lo de mi madre
tiene solución, porque si no la tiene. no volvemos más: porque estamos gastando
en taxis un dinero que no tenemos.
Y le contesta el médico:
-Siento decirle que lo de su madre no
tiene solución, porque su ceguera es irreversible.
Y lo que es el amor de una madre.
Aquella mujer me dijo:
-Yo sólo pensaba que nunca más podría
volver a ver a mis hijos.
Y me dice:
-¡Me entró una pena, me entró un
dolor! Empecé a llorar, y yo no tenía consuelo.
La llevan en el taxi y la meten en la
cama.
Y me dice la mujer:
-Estando en la cama, me acuerdo de
una Virgen de Fátima que yo tenía, y le dije con toda mi alma:
-“Madre mía Santísima, tú que eres tan
milagrosa, que yo pueda verte otra vez”.
Y me dice:
-Padre, decir aquello y sentir un
fuego que se me subía por dentro y que me salía por los ojos. Y dije:
-Si yo veo. Yo veo luz. Pero si yo
veo claridad.
Viene su hija, le quita los vendajes
y tiene los ojos como nosotros. Cogen un taxi y se van a ver al Dr. Pérez
Llorca. Cuando él ve a la mujer que había despachado a las doce del mediodía
con los ojos quemados, y que vuelve a las tres de la tarde con los ojos
curados, se quedó pálido y repetía:
-Esto no tiene explicación. Esto no
tiene explicación.
Pues al volver a Cádiz, hago el acta
notarial, reúno treinta y dos testigos: hijas, hijos, yernos, nueras, y
vecinos. Ahora vivían en distintos pueblos: Paterna, Puerto Real, Puerto de
Santa María, Jerez, etc. Redactamos la narración del hecho y firmaron treinta y
dos testigos. Y con ellos el Dr. D. José Pérez Llorca, que Dios me lo puso en
las manos, pues vive habitualmente en Madrid, pero aquellos días estaba en
Cádiz visitando a su hijo.
Cuando le pedí al Dr. Pérez Llorca
que viniera a firmar el acta notarial, me contestó:
-Con mucho gusto. Me acuerdo
perfectamente del caso.
Y firmó ante notario la siguiente
declaración: “Me quedé sorprendido de la repentina e inexplicable curación de
aquella ceguera que yo había diagnosticado irreversible”.
Y debajo de la firma le dije al
notario que pusiera todos los títulos del Dr. Pérez Llorca: Miembro de la Real
Academia de Medicina, Presidente de la Sociedad Oftalmológica Española, treinta
años Catedrático de Oftalmología, General Inspector del Cuerpo de Sanidad de la
Armada, etc. etc. Es decir, un médico de enorme categoría.
***
Por eso digo María Medianera, porque
lo que pedimos por medio de María llega antes a Dios. Aquí fallan las
matemáticas. Habéis estudiado en geometría que la línea más corta entre dos
puntos es la recta. Cuando María está por medio, falla la geometría. El medio
más rápido de llegar a Dios es María. Como os dije antes el niño pequeño en
brazos de su madre. Se acerca más al corazón de su padre. Pues así nosotros. En
manos de María llegamos antes a Dios. María es como la aurora que anuncia la
llegada del Sol que es Cristo.
***
Para terminar: María es Madre de la
Iglesia. Es un título que le dio el Papa Pablo VI a María el 21 de noviembre de
1964, al finalizar la tercera sesión del Concilio Vaticano II. La llama “María,
Madre de la Iglesia”. Al hacer el Papa Pablo VI esta proclamación, se oyó en la
Asamblea Conciliar la ovación más larga de todo el Concilio.
El llamar a María “Madre” no es
metáfora. Por ejemplo, cuando llamamos a María “Rosa Mística” o “Torre de
Marfil”, eso son metáforas. Pero cuando, llamamos a María Madre, indicamos una
realidad. María es nuestra Madre por muchas razones. Si María es Madre de
Cristo y Cristo es cabeza del Cuerpo Místico, y nosotros somos el Cuerpo
Místico de Cristo, la que es madre de la cabeza es madre del cuerpo. María es
Madre de la cabeza del Cuerpo Místico. María es Madre de todo el Cuerpo
Místico. Por tanto, María es nuestra Madre, porque es Madre de Cristo. María es
Madre física de Cristo y Madre espiritual nuestra.
Finalmente tengo que decir que María
es nuestra Madre porque Cristo nos la dejó como Madre, en la cruz. Cristo le
dice a San Juan: “Aquí tienes a tu Madre”. En San Juan estamos simbolizados
todos nosotros. Según el testimonio de la tradición cristiana, confirmado por
innumerables documentos del Magisterio de la Iglesia, San Juan representaba en
aquellos momentos a toda la Humanidad redimida por Cristo.
Cristo pudo haber dejado su Madre a
sus parientes. Cuando Cristo quiere dejar María a San Juan, es para darle un
significado especial. Haciéndola Madre de San Juan, es la Madre Mística, por
decirlo así. Cristo nos deja a María como Madre, para que acudamos a Ella.
Entonces todo esto quiere decir que nosotros hemos de tener una enorme devoción
a María, porque María es nuestra madre.
Cuanto más amemos a María, más
contento Jesús, que, como todo hijo bien nacido, disfruta viendo a su Madre
agasajada y honrada. Es curioso que, en la Historia, todas las piedades que han
dejado a María bajo el pretexto de ir más directamente a Cristo, han terminado
dejando a Cristo. Esto lo dice la Historia. Quien tiene a María, tiene a
Cristo. Quien deja a María, termina por dejar a Cristo. Por eso tenemos que
pedirle a la Virgen, que engendró en su seno a Cristo, que lo engendre también
en nuestro corazón.
Que Ella nos lleve a Jesús. María no
es estorbo para ir a Cristo. Ayuda a ir a Cristo. A Cristo por María. A Jesús
por María. Dios quiere que acudamos a María. La escogió a Ella como
Intercesora, como Medianera. Dicho esto voy a terminar con una anécdota que he
leído en un libro del Padre Emilio Gracia. Se llama “María y los jóvenes”. En
este libro cuenta una anécdota que es muy bonita. Y con esto termino.
Dice el P. Gracia que una mujercita
muy pobre iba todos los días a encender una velita a la Virgen. Y el párroco le
dice un día:
-Pero mujer, ¿cómo gastas en velas el
dinero que necesitas para comer?
Y ella le contestó con los ojos muy
abiertos:
-Padre, ¿ puede usted vivir sin
corazón ? Pues la velita a la Virgen es mi corazón. Si no la pongo, me muero.
***
Pues pidámosle a María que engendró a
Cristo en sus entrañas, que también engendre a Cristo en nuestro corazón para
que nunca en la vida nos apartemos de Él. Y sobre todo en la hora de nuestra
muerte, como rezamos en el “Ave María”.
Autor: P. Jorge Loring
N.B.: Esta conferencia está
disponible en DISCO COMPACTO (CD) y en vídeo.
Todos los sistemas.
Pedidos a la EDITORIAL SPIRITUIS
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