1) Para
saber
¿Cómo hacer oración? Es una pregunta que tiene muchas respuestas. Incluso podríamos decir que hay tantos modos de hablar con Dios como personas, pues cada una hablará con Dios de acuerdo con su modo de ser.
Cuando
a nuestro Señor Jesucristo le pidieron que les enseñara a orar, Él les enseñó
el Padrenuestro. Así nos descubrió que hemos de hablar como un hijo habla con
su padre. Y como frente a Dios somos muy pequeños, podemos hablarle como hijos
pequeños.
San
Josemaría nos lo recuerda: “Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más
chico que, delante de ti, un pequeño de dos años. Y, además de niño, eres hijo
de Dios. –No lo olvides” (Camino 860).
2)
Para pensar
Recibí
el relato de una señora que me pareció edificante y ahora lo transcribo:
La
semana pasada llevé a mis niños a un restaurante. Mi hijo de 6 años de edad
preguntó si podía hace la bendición. Cuando inclinamos nuestras cabezas el
dijo: "Dios es bueno, Dios es grande. Gracias por los alimentos, yo
estaría aún más agradecido si mamá nos diese helado para el postre. Libertad y
Justicia para todos. Amén"
Junto
con las risas de los clientes que estaban cerca, escuché a una señora comentar:
"Eso es lo que está mal en este país, los niños de hoy en día no saben
cómo orar, pedir a Dios helado... ¡Nunca había escuchado esto antes!"
Al
oír esto, mi hijo empezó a llorar y me preguntó: "¿Lo hice mal? ¿Está
enojado Dios conmigo?”
Le dije a mi hijo que había hecho una estupenda oración y Dios seguramente no estaría enojado con él.
Le dije a mi hijo que había hecho una estupenda oración y Dios seguramente no estaría enojado con él.
Un
señor de edad se aproximó a la mesa. Guiñó su ojo a mi hijo y le dijo:
"Llegué a saber que Dios pensó que aquella fue una excelente
oración".
“¿En
serio?” -Preguntó mi hijo. –“¡Por supuesto!” Luego en un susurro dramático
añadió, indicando a la mujer del comentario negativo: "Muy mal; por lo
visto ella nunca pidió helado a Dios. Un poco de helado, a veces es muy bueno
para el alma".
Como
era de esperar, compré a mis niños helados al final de la comida. Mi hijo se
quedó mirando fijamente el suyo por un momento y luego hizo algo que nunca
olvidaré por el resto de mi vida. Tomó su helado y sin decir una sola palabra
avanzó hasta ponerlo frente a la señora. Con una gran sonrisa le dijo:
"Tómelo, es para usted. El helado es bueno para el alma y mi alma ya está
bien".
3)
Para vivir
Entre
los diferentes caminos que hay para hablar con Dios, está el de sabernos
pequeños. Observar cómo son los niños nos ayudará a ser sencillos ante Dios, y
a confiarnos plenamente en sus manos. Es el llamado camino de infancia
espiritual.
Para
terminar, un consejo más de San Josemaría para nuestra vida: “Ese
descorazonamiento que te producen tus faltas de generosidad, tus caídas, tus
retrocesos –quizá sólo aparentes– te da la impresión muchas veces de que has
roto algo de subido valor (tu santificación). No te apures: lleva a la vida sobrenatural
el modo discreto que para resolver conflicto semejante emplean los niños
sencillos.
Han
roto –por fragilidad, casi siempre– un objeto muy estimado por su padre. –Lo
sienten, quizá lloran, pero van a consolar su pena con el dueño de la cosa inutilizada
por su torpeza..., y el padre olvida el valor –aunque sea grande– del objeto
destruido, y, lleno de ternura, no sólo perdona, sino que consuela y anima al
chiquitín. –Aprende.” (Camino 887).
Autor:
P. José Martínez Colín
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