Después de haber cumplido las palabras de la Escritura,
Y entregado al Padre tu espíritu,
cuando el soldado te traspasó con la lanza,
de tu sagrado costado brotó una fuente (Jn 19,34):
Agua para lavar en la fuente sagrada del bautismo,
sangre para beber en el misterio de la eucaristía,
por la herida de la que nació del costado de Adán (Gn 2,21),
por la que el primer hombre pecó.
Yo que estoy constituido por una carne marcada por el pecado original
y por una sangre amasada en el polvo (Gn 2,7),
me lavaste con el rocío de tu costado.
y después, volví a caer en el pecado.
No permitas que permanezca allí,
Si no dígnate lavarme de nuevo;
y si no me concedes esta gracia,
por lo menos que riegue con lágrimas mis pecados.
Abre mi boca al torrente
de sangre sagrada que fluye por tu costado,
como el niño a la ubre
que tira hacia él el pecho de su madre,
para que beba el gozo
y exulte en el Espíritu Santo,
y para que se vuelva gustoso el sabor de esta copa
de vino de amor inmaculado sin mezcla...
Tú que eres el presente eterno del hombre efímero,
A Tí que te reclamo como presente ,
Tú que eres dador de presentes para las criaturas,
mortales e inmortales...
Concédeme tu persona como don de la gracia,
Tú que distribuyes a todos la vida.
Y entregado al Padre tu espíritu,
cuando el soldado te traspasó con la lanza,
de tu sagrado costado brotó una fuente (Jn 19,34):
Agua para lavar en la fuente sagrada del bautismo,
sangre para beber en el misterio de la eucaristía,
por la herida de la que nació del costado de Adán (Gn 2,21),
por la que el primer hombre pecó.
Yo que estoy constituido por una carne marcada por el pecado original
y por una sangre amasada en el polvo (Gn 2,7),
me lavaste con el rocío de tu costado.
y después, volví a caer en el pecado.
No permitas que permanezca allí,
Si no dígnate lavarme de nuevo;
y si no me concedes esta gracia,
por lo menos que riegue con lágrimas mis pecados.
Abre mi boca al torrente
de sangre sagrada que fluye por tu costado,
como el niño a la ubre
que tira hacia él el pecho de su madre,
para que beba el gozo
y exulte en el Espíritu Santo,
y para que se vuelva gustoso el sabor de esta copa
de vino de amor inmaculado sin mezcla...
Tú que eres el presente eterno del hombre efímero,
A Tí que te reclamo como presente ,
Tú que eres dador de presentes para las criaturas,
mortales e inmortales...
Concédeme tu persona como don de la gracia,
Tú que distribuyes a todos la vida.
Autor: San Nersès Snorhali (1102-1173)
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