jueves, 16 de agosto de 2012

La obediencia




La verdadera y perfecta obediencia de los súbditos hacia el superior, se manifiesta en que, detrás del consejo del superior, no solamente se huye de todo mal, sino que sin su aprobación no se hace aquello que puede ser deseable. Mortificación y abstinencia al cuerpo es útil, pero quien va detrás de sus propias inclinaciones, hace lo que le parece y no escucha el consejo del superior, para el es antes una transgresión que un mérito, porque: "En consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre si la consideración" (Rm. 13:2). Por eso la virtud de la obediencia tiene mas mérito la continencia.

El orden y la armonía en cada comunidad permanece tanto tiempo, cuanto mas permanece la obediencia de los miembros a su superior, y cada desorden y caos en el gobierno de la comunidad origina anarquía por la incapacidad del que manda. Entre la gente hay diferentes actitudes, porque no todos piensan de la misma manera lo que es necesario. Por eso para que no haya desorden y discordia, para que cada uno no viva por su propia voluntad, hace falta que aquel que manda supere por sabiduría, respeto y santidad de vida para ser moderador y superior de los demás... Cuando uno es nombrado para superior, entonces allí reemplaza la propia voluntad por sobre los demás y todos se someterán a la elegida y mejor voluntad, según los consejos del Apóstol que enseña: "El que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre si la condenación" (Rm. 13:12).

Ante todo es necesario, que aquel que se somete a esta forma de vida, tenga fuerte, perseverante e inamovible propósito y voluntad, que no se puede ser variable, debilitado por el espíritu maligno; el tiene que demostrar la firmeza de los mártires con la fuerza del espíritu hasta la muerte; el, con esta firmeza, tiene que permanecer fiel a los mandamientos de Dios y ser obediente a los superiores; esto es pues en esta vida la mas importante causa. Porque como Dios, siendo Padre de todos quiso que todos lo llamaran Padre, exige de sus siervos la mas perfecta obediencia, así, el padre espiritual entre la gente, cumpliendo sus ordenes, según el mandamiento de Dios obliga a una incondicional obediencia.

El mismo Hijo único de Dios, Señor nuestro, Jesucristo, por el cual todas la cosas existen dice: "Porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envío" (Jn. 6:28).

Es cosa admirable obedecer en todo cuando el Apóstol alaba a aquellos, que "ellos mismos primero e entregaron al Señor y luego a nosotros por voluntad de Dios."

Autor: San Basilio el Grande

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