Videocatequesis domingo XXXIII ordinario-A por adiufain
Prov. 31,10-13.19-20.30-31: Trabaja
con la destreza de sus manos
Salmo responsorial 127: Dichoso el que teme al Señor
1 Tes. 5,1-6: Que el día del señor no los sorprenda como un ladrón
Mt 25,14-30: Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor
Salmo responsorial 127: Dichoso el que teme al Señor
1 Tes. 5,1-6: Que el día del señor no los sorprenda como un ladrón
Mt 25,14-30: Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor
En la
primera lectura, el autor del libro de los Proverbios quiere concluir su libro
con un canto a la mujer completa o perfecta casada. Dado el cúmulo de virtudes
que debe reunir la mujer ideal, se comprende que sea muy difícil encontrarla;
de ahí la pregunta retórica del comienzo: "Una mujer hacendosa, ¿quién la
hallará?". Cada época y cada cultura tiene su mujer ideal. Evidentemente
aquí se propone el ideal femenino que corresponde a una cultura patriarcal. Con
todo, se señalan valores permanentes que siguen teniendo importancia para la
mujer del mundo actual. La mujer de espíritu fuerte y laboriosa, que sabe
ganarse la vida con su trabajo, representa un ideal válido para nuestra época.
Cuando corremos el riesgo de convertir a la mujer en una señal de prestigio del
varón y en un objeto de placer, vale la pena subrayar con energía que lo más
hermoso de la mujer son las virtudes que tiene.
En el
evangelio, colocada en el interior del capítulo 25 de san Mateo, la parábola
tan conocida de los talentos se convierte en una llamada muy clara: nuestras
posibilidades, sean las que sean, debemos hacerlas fructificar al servicio de
los intereses del amo, es decir, al servicio del Reino. Si no, quedaremos
excluidos de él. La exigencia básica es, pues, evitar que todo lo que tenemos y
podemos hacer quede parado, y el Reino no avance en lo que nosotros podríamos
hacerlo avanzar. Y una exigencia paralela es que el uso que hacemos de los
talentos esté verdaderamente al servicio del dueño, y no para nuestro beneficio
personal.
Quizá no
tenemos mucho la costumbre de reflexionarlo ni de predicarlo, pero quizá hoy
estaría bien invitar a nuestros oyentes a hacerse conscientes de los talentos
que cada uno tiene. Hay de todo, en nuestras asambleas cristianas, y todos
tienen una posibilidad u otra: desde el abogado o el político prestigioso que
se ha de plantear cómo pone su trabajo al servicio de los más queridos por Dios
(los pobres), hasta el anciano achacoso que quizá su gran aportación sea la
oración y las ganas de hacer la vida más amable a los que tiene a su alrededor.
Todo esto son talentos. Muy distintos, valorados de maneras muy diversas según
los criterios del mundo, pero todos talentos valiosos dados por Dios y que
somos llamados a hacer que den fruto. Tendremos, pues, que ser capaces de
examinarnos a nosotros mismos con honestidad y sencillez y desear y proponernos
de verdad hacer de nuestras posibilidades -de nuestra vida entera- un fruto
para el Señor y su Reino.
Es bien
sabido que la parábola de hoy ha dado pie, a veces, a defender la acumulación
de riquezas y otros bienes materiales: como si Jesús dijera que el dinero que
tenemos es para que produzca más dinero. Es claro que eso es un disparate. Y,
por si no fuera suficientemente claro, sólo hay que leer lo que viene a
continuación de la parábola de hoy, el texto del juicio final que leeremos el
domingo próximo, para ver cuáles son los talentos que hay que acumular para que
el Señor nos reciba con él: es todo lo que construya el Reino, y eso se nota
básicamente en todo lo que favorezca a los pobres y a los débiles.
La
colecta de hoy es una llamada a comprender correctamente qué significa esta
fructificación de los talentos: "En servirte a ti, creador de todo bien,
consiste el gozo pleno y verdadero". La felicidad plena, que es el Reino
de Dios (que es oír que Dios nos diga: "Pasa al banquete de tu
Señor"), se encuentra cuando servimos a Dios. Y servir a Dios quiere decir
seguir el Evangelio. Y se encuentra cuando reconocemos, también, que él es el
"creador de todo bien", es decir, cuando reconocemos que ni tan sólo
lo que hemos conseguido con nuestro esfuerzo es nuestro, sino que también es de
Dios y debe estar al servicio de su Reino.
El pecado
del administrador gandul no es que hiciera nada mal hecho: es que no hizo nada.
Este es un buen punto de reflexión, porque estamos muy acostumbrados a entender
el pecado como algo malo que hacemos, mientras que aquí lo que Jesús condena es
la pasividad, el no ponerse en acción. No es sólo aquello de "yo no mato
ni robo" lo que Jesús no acepta: Jesús no acepta tampoco aquello otro de
"yo no hago nada malo". En definitiva, Jesús nos pide que seamos
trabajadores de su Reino. Es decir, gente que dedica su vida a hacer que sea
realidad lo que Jesús ama, lo que Jesús valora, lo que Jesús quiere. Y sólo hay
que leer el evangelio para saber en qué consisten estos deseos de Jesús. El
domingo próximo tendremos, por otro lado, un buen resumen de esos deseos.
En la
segunda lectura y continuando el tema del ultimo dia, esta es la tesis de
Pablo: en lugar de esperar desesperadamente un "día de Yahvé", es
mejor vivir con Dios, en la luz, cada uno de los días que nos toque vivir. Esta
es también la tesis de Mateo, que responde a las preguntas relativas a la
venida del Hijo del hombre, por medio de parábolas sobre la vigilancia de cada
día.
El
domingo pasado era un fiesta de bodas, hoy es "el banquete de tu
Señor". Es ésta una de las imágenes más habituales y explícitas del Reino
de Dios. Y este tipo de imagen hace que, tanto el domingo pasado como hoy, sea
fácil hablar de la celebración de la Eucaristía como un banquete que es signo y
anticipación del Reino. En la Eucaristía entramos ya en comunión con el Señor.
Entramos sacramentalmente y no en la plenitud de la realidad, pero este hecho
ya cumple para nosotros todo tipo de funciones: nos lo recuerda, nos lo empieza
a hacer vivir, nos empuja a caminar hacia él. El domingo próximo, Jesús ya no
hablará del banquete: no hablará el lenguaje de los signos sino el de la
realidad. Será "el Reino preparado para vosotros desde la creación del
mundo".
Para la revisión
de vida
En distintas ocasiones nos llama el Evangelio a que estemos atentos, alertas.
No se trata de una invitación a prepararnos a bien morir, sino de un llamado a
«bien vivir»... ¿Vivo «alerta», viviendo siempre bien? ¿Soy de los que viven obsesionados
por la muerte, o más bien de los que viven ocupados en transformar esta vida?
Para la reunión
de grupo
- La llamada del Señor a estar alertas, ¿la entiendo como una llamada a vivir
con miedo a la muerte, o como una llamada a vivir en libertad, lleno de esperanza,
trabajando por la construcción de ese Reino que sé que Él nos dará un día en toda
su plenitud? ¿Me da miedo soñar en la utopía del Reino, o estoy convencido que
el Reino será aún mayor y mejor que mis mejores y mayores sueños?
Para la oración de los fieles
- Para que la Iglesia sea siempre el siervo fiel y cumplidor del mandato del amor
a todas las personas. Roguemos al Señor.
- Para que sepamos valorar y agradecer los servicios que otros nos prestan a nosotros. Roguemos...
- Para que las personas que viven encerradas en sí mismas descubran la alegría y la grandeza del compartir. Roguemos...
- Para que sepamos vivir con temor de Dios, es decir: contando con Él y con su Reino en nuestra vida. Roguemos...
- Para que no vivamos anclados en conservadurismos estériles y nos lancemos a nuevas formas de vivir nuestra fe, más actuales y evangélicas. Roguemos...
- Para que el prójimo, y especialmente el más necesitado, tenga siempre un lugar preferente en nuestros planes y en nuestra vida. Roguemos...
- Para que sepamos valorar y agradecer los servicios que otros nos prestan a nosotros. Roguemos...
- Para que las personas que viven encerradas en sí mismas descubran la alegría y la grandeza del compartir. Roguemos...
- Para que sepamos vivir con temor de Dios, es decir: contando con Él y con su Reino en nuestra vida. Roguemos...
- Para que no vivamos anclados en conservadurismos estériles y nos lancemos a nuevas formas de vivir nuestra fe, más actuales y evangélicas. Roguemos...
- Para que el prójimo, y especialmente el más necesitado, tenga siempre un lugar preferente en nuestros planes y en nuestra vida. Roguemos...
Oración comunitaria
Señor, haznos artesanos del Reino que Tú quieres que construyamos entre todos,
con nuestro trabajo y con los talentos que tu nos has dado, y que así estemos siempre
alegres en tu servicio, porque en servirte a Ti y a los hermanos consiste el gozo
pleno y verdadero. Por Jesucristo.
Autor: Leandro en lecturadeldia
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