jueves, 17 de noviembre de 2011

No des el pescado... ¡enseña a pescar!



La buena voluntad también procede de la inconsciencia, la ignorancia y el desamor. Cuando así acontece sus beneficios resultan a medias, mutilados y efímeros; sirven al instante, no a la posteridad. Arreglan asuntos de la necesidad... no de la satisfacción. Acarician la conciencia superior sin llegar a despertarla.
Cuando en la plana principal de un periódico veo la fotografía con la imagen de un niño indigente, no se sabe si débil, cansado o dormido, acostado sobre el pavimento fuera de una casa con la puerta cerrada y el pie de foto anuncia la buena noticia de que millones de pesos serán utilizados para ayudar a las necesidades básicas de la gente marginada en la sociedad; por milésima vez no puedo evitar pensar y sentir la clase de mundo en que vivimos y la forma de existencia equivocada que hemos inventado.
Dar es un arte que no cualquiera manifiesta porque no cualquiera comprende, aún dando muchas cosas todo el tiempo.
A veces creyendo beneficiar por dar algo, en realidad se perjudica al retardar o impedir la solución auténtica.
El dar cualquier clase de satisfactor material a la gente necesitada, sin antes o durante dar clases de conscientización, va a solucionar únicamente la parte material y a aletargar las posibilidades de que la gente, por sí misma, piense, razone y entienda, o sea, se conscientice en como puede ella misma solucionar sus problemas y carencias.
No basta dar... ¡hay que saber dar! Cuando no se sabe dar lo único que se da es perjuicio, tenga la cara que tenga.
Si queremos dar, verdaderamente dar, hay que dar lo necesario a lo profundo y esencial de la gente... es ahí donde lo que se da sirve lo suficiente. Enseñar a pescar es lo sabio; dar el pescado únicamente es dar el pescado por la parte dadora y esperar a que alguien dé otro pescado por la parte recibidora.
A nadie beneficia dar de lo que le sobra o recibir de lo que no necesita verdaderamente.
Conscientizar es educar, educar es iluminar... iluminar es amar.
Conscientizar es llegar hasta el alma y la mente si se quiere sanar realmente, hasta la conciencia si se quiere educar realmente, hasta el ego si se quiere transformar realmente, hasta el espíritu si se quiere perfeccionar realmente... hasta el corazón si se quiere amar realmente.
No enseñes al enfermo a buscar un médico... enséñalo a que sea médico de sí mismo. No enseñes al indigente a que dependa de los demás, enséñalo a ser autosuficiente por sí mismo. No enseñes al estudiante a que aprenda lo tú quieres... enséñalo a que aprenda por sí mismo. No enseñes al hambriento a recibir un pan... enséñalo a que lo provea por sí mismo... ¡Entonces verdaderamente estarás dando!
Recuerda lo que dijo el Maestro Sabio que cada Viernes Santo se le sigue crucificando:
«Ella dio más que tú... porque con la única moneda dada dio todo lo que tenía; tú diste mucho dinero... pero del que te sobra».
Autor: Ángeles Ruiz Paredes

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