jueves, 27 de octubre de 2011
El desierto interior
La Iglesia, dejando los agitados desórdenes de la vida presente, se dirige a la soledad, en la que encuentra su lugar. ¿Y cual es esa soledad sino los corazones de los elegidos, pacíficos y lejos del tumulto de los deseos terrenos? En efecto, los santos varones se hacen desiertos de quietud para tener adonde huir... Sólo desean la patria eterna. Y como no aman nada en este mundo, gozan de una gran tranquilidad espiritual. En esta soledad encuentran un lugar en el que, huyendo, se salven, pues en lo escondido de la mente encuentran a Dios los que le buscan.
Autor: Ambrosio Autperto, In Apocalypsim 6
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