Ese ladrón ambicionaba con todas sus ganas robar la campana de la iglesia.- Era una tremenda campana de bronce con un badajo enorme también de metal.-
Subió al campanario, intentó moverla, pero era imposible para un hombre, solo consiguió destrabar el badajo.-
Pensó entonces en partirla en pedazos para poder bajarla.- En lo más profundo de la noche, tomó el ladrón un poderoso martillo y le asestó un golpe a la campana.-
Naturalmente una canto ensordecedor nació en el martillazo y se expandió por todo el pueblo.- Aterrorizado, el hombre se tapó sus oídos para seguir martillando.- El ya no escuchaba sus golpes.-
Fue descubierto y apresado.-
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