sábado, 20 de septiembre de 2014
El Decálogo Orante
1. "Vete al Señor mismo, al mismo con quien la familia descansa, y llama con tu oración a su puerta, y pide, y vuelve a pedir. No será Él como el amigo de la parábola: se levantará y te socorrerá; no por aburrido de ti: está deseando dar; si ya llamaste a su puerta y no recibiste nada, sigue llamando que está deseando dar. Difiere darte lo que quiere darte para que más apetezcas lo diferido; que suele no apreciarse lo aprisa concedido". (Sermón 105).
2. "Tiene Él más ganas de dar que nosotros de recibir; tiene más ganas Él de hacernos misericordia que nosotros de vernos libres de nuestras miserias". (Sermón 105).
3. "La oración que sale con toda pureza de lo intimo de la fe se eleva como el incienso desde el altar sagrado. Ningún otro aroma es más agradable a Dios que éste; este aroma debe ser ofrecido a él por los creyentes". (Coment. sobre el Salmo 140).
4. "Si la fe falta, la oración es imposible. Luego, cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe. La fe produce la oración, y la oración produce a su vez la firmeza de la fe". (Catena Aurea).
5. "Cuando nuestra oración no es escuchada, es porque pedimos aut mali, aut male, aut mala. Mali, porque somos malos y no estamos bien dispuestos para la petición. Male, porque pedimos mal, con poca fe o sin perseverancia, o con poca humildad. Mala, porque pedimos cosas malas, o van a resultar, por alguna razón, no convenientes para nosotros". (La ciudad de Dios, 20, 22).
6. "Puede resultar extraño que nos exhorte a orar aquel que conoce nuestras necesidades antes de que se las expongamos, si no comprendemos que nuestro Dios y Señor no pretende que le descubramos nuestros deseos, pues Él ciertamente no puede desconocerlos, sino que pretende que, por la oración, se acreciente nuestra capacidad de desear, para que así nos hagamos más capaces de recibir los dones que nos prepara. Sus dones, en efecto, son muy grandes y nuestra capacidad de recibir es pequeña e insignificante. Por eso, se nos dice: Dilatad vuestro corazón". (Carta 130, a Proba).
7. "Con objeto de mantener vivo este deseo de Dios, debemos, en ciertos momentos, apartar nuestra mente de las preocupaciones y quehaceres que de algún modo nos distraen de él, y amonestarnos a nosotros mismos con la oración vocal; no vaya a ocurrir que nuestro deseo comience a entibiarse y llegase a quedar totalmente frío, y, al no renovar con frecuencia el fervor, acabe por extinguirse del todo". (Carta 130, a Proba).
8. "Lejos de la oración las muchas palabras; pero no falte la oración continuada, si la intención persevera fervorosa. Hablar mucho en la oración es tratar una cosa necesaria con palabras superfluas: orar mucho es mover, con ejercicio continuado del corazón, a aquel a quien suplicamos, pues, de ordinario, este negocio se trata mejor con gemidos que con discursos, mejor con lágrimas que con palabras." (Carta 121 a Proba).
9."Haz tú lo que puedas, pide lo que no puedes, y Dios te dará para que puedas". (Sermón 43, sobre la naturaleza y la gracia).
10. "Si vas discurriendo por todas las plegarias de la santa Escritura, creo que nada hallarás que no se encuentre y contenga en esta oración dominical (Padrenuestro)". (Carta 130, a Proba).
TITULO ORIGINAL "EL DECÁLOGO ORANTE (SAN AGUSTÍN)
viernes, 5 de septiembre de 2014
Decálogo de Benedicto XVI sobre el Rosario
1.- “El santo rosario no es una práctica piadosa del pasado, como oración de otros tiempos en los que se podría pensar con nostalgia. Al contrario, el rosario está experimentado una nueva primavera”.
2.- “El rosario es uno de los signos más elocuentes del amor que las generaciones jóvenes sienten por Jesús y por su Madre, María”.
3.- “En el mundo actual tan dispersivo, esta oración -el rosario- ayuda a poner a Cristo en el centro como hacía la Virgen, que meditaba en su corazón todo lo que se decía de su Hijo, y también lo que El hacía y decía”.
4.- “Cuando se reza el rosario, se reviven los momentos más importantes y significativos de la historia de la salvación; se recorren las diversas etapas de la misión de Cristo”.
5.- “Con María, el corazón se orienta hacia el misterio de Jesús. Se pone a Cristo en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, mediante la contemplación y la meditación de sus santos misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria”.
6.- “Que María nos ayude a acoger en nosotros la gracia que procede de los misterios del rosario para que, a través de nosotros, pueda difundirse en la sociedad, a partir de las relaciones diarias, y purificarla de las numerosas fuerzas negativas, abriéndola a la novedad de Dios”.
7.- “Cuando se reza el rosario de modo auténtico, no mecánico o superficial sino profundo, trae paz y reconciliación. Encierra en sí la fuerza sanadora del Nombre Santísimo de Jesús, invocado con fe y con amor en el centro de cada Avemaría”.
8.- “El rosario, cuando no es mecánica repetición de formas tradicionales, es una meditación bíblica que nos hace recorrer los acontecimientos de la vida de la Señor en compañía de la Santísima Virgen María, conservándolos, como Ella, en nuestro corazón”.
9.- “No debe cesar esta buena costumbre, es más debe proseguir todavía más con mayor compromiso de manera que, en la escuela de María, la lámpara de la fe brille cada vez más en el corazón de los cristianos y en sus casas”.
10.- “(En el rezo del rosario), les encomiendo las intenciones más urgentes de mi ministerio, las necesidades de la Iglesia, los grandes problemas de la humanidad: la paz en el mundo, la unidad de los cristianos, el diálogo entre las culturas”.
Autor: Benedicto XVI. Frases tomadas de los discursos del Papa con ocasión del comienzo y cierre del mes de mayo de 2009
jueves, 19 de junio de 2014
Orvieto...Corpus Christi
Entre los diversos milagros Eucarísticos que han ocurrido a lo largo de la historia, hay uno que se destaca frente a los otros; y es el milagro ocurrido en el año 1264 en Orvieto, preciosa ciudad Italiana de la región de Umbría.
Los hechos ocurrieron frente a los ojos del Padre Pedro de Praga quien desde hace un tiempo dudaba de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. En aquella ocasión, el sacerdote se encontraba peregrinando a Roma y descansó una noche en Bolsena, cerca de Orvieto, puesto que la población es relativamente cerca de la Ciudad Eterna. Allí, en la Iglesia de Santa Cristina, el sacerdote solicitó celebrar la Santa Eucaristía, con la esperanza de hallar una respuesta a sus dudas.
La mañana siguiente, cuando el Padre de Praga consagraba el Pan y el Vino se hizo palpable el gran misterio de la transustanciación del Cuerpo y la Sangre de Cristo, cuando la Sagrada Hostia se convirtió en carne, comenzó a sangrar y manchó el corporal.
Atónito por lo sucedido, muy pronto el sacerdote comunicó el prodigio divino al Papa Urbano IV, quien por entonces se encontraba en Orvieto, quien inmediatamente solicitó la hostia y el corporal para verificar lo ocurrido. Al ver el milagro, el propio Pontífice se arrodilló frente al corporal y luego lo mostró a toda la población.
Precisamente por esta manifestación sobrenatural, el Papa Urbano IV, a través de la Bula ‘Transiturus', instituyó muy pronto la Solemnidad del Corpus Cristi, festividad que ocurre el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad. Fue precisamente este pontífice quien solicitó a Santo Tomás de Aquino preparar el Oficio Litúrgico para la conmemoración en honor al Cuerpo y la Sangre de Cristo.
En la actualidad la Catedral de Orvieto es la encargada de custodiar el corporal en el cual ocurrió el milagro. Esta santa reliquia hoy es posible apreciarse en una capilla edificada en homenaje al gran milagro Eucarístico. Corporal que cada año, durante la fiesta del Corpus Cristi, sale en procesión por las calles de la población italiana y preside las celebraciones Eucarísticas que tienen lugar en la Catedral.
Artículo originalmente publicado por Gaudium Press
viernes, 13 de junio de 2014
«arca del Testamento»
Es uno de
los santos más estimados y desde el siglo XIII constante objeto de estudio.
Nació en Lisboa, Portugal, a finales del siglo XII, quizá en torno a 1191. Sus
padres eran mercaderes y tenían una buena posición. Es posible que Martim de
Bulhôes, su progenitor, estuviese al servicio del rey. Él y su esposa, Teresa
Taveira, dieron al pequeño Fernando, que fue el nombre de pila del santo, una
educación acorde con su posición. En la pubertad atravesó un periodo de dudas y
crisis en el que no faltaron las tentaciones propias de la edad y contra las
que entabló una lucha sin cuartel. De una de esas íntimas batallas queda
constancia en la catedral de Lisboa ya que, perturbado por una de ellas,
mientras ascendía al coro, trazó en la pared la señal de la cruz dejando
perenne huella en la piedra que cedió bajo la presión de sus dedos.
Desdeñando
las vanidades y placeres del mundo, ingresó con los canónigos regulares de
Lisboa. Pero la oración y el recogimiento eran frecuentemente perturbados por
las inoportunas visitas de familiares y amigos que rompían la paz del cenobio.
Buscando sosiego, en 1212 se trasladó al monasterio de Santa Cruz en Coimbra.
Su memoria prodigiosa y la intensidad de su dedicación pronto hicieron de él un
gran conocedor de las Sagradas Escrituras. En 1220 se sintió llamado al
martirio conmovido por las reliquias de cinco franciscanos que trajo de
Marruecos el rey de Portugal. Eso determinó su ingreso con los frailes menores
de San Antonio de Olivares, con intención de partir a tierras moriscas,
como hizo junto a otro hermano a finales de ese año. Hallándose en el norte de
África una hidropesía truncó repentinamente sus sueños y determinó regresar a
Lisboa. Entonces se desencadenó una violenta tempestad y el barco encalló cerca
de la siciliana Mesina.
Repuesto
de la enfermedad, en la primavera de 1221 participó en el capítulo «de las
esteras». Allí conoció a san Francisco y adoptó plenamente la sencillez y
pobreza evangélicas. Creció en este espíritu junto a fray Graciano, y en el
estío de ese año le acompañó a Monte Paolo. La predicación de Antonio en Forli
fue todo un descubrimiento. Sus magníficas dotes oratorias, alimentadas con la
oración y penitencia, calaron en las gentes y no pasaron desapercibidas en su
entorno. De hecho, fray Graciano le encomendó esta misión. Era un consumado
maestro y predicador; exponía el evangelio con agudeza e ingenio. Además,
poseía una envidiable cultura científica, teológica y filosófica.
En 1223,
cuando Francisco disolvió la casa abierta en esta ciudad, temiendo que los
frailes pudieran centrarse en el estudio en detrimento de la vida de piedad,
determinó que Antonio fuese maestro de teología, y le indicó que impartiese
esta disciplina en Bolonia. Desde 1224 evangelizó distintas regiones de Francia
y del norte de Italia, combatiendo sectas y herejías de albigenses y cátaros,
como hizo en Rímini. Predicó en Padua, Verona, Roma, etc. Multitudes se
convertían arrebatadas por su fervor y ardor apostólico; eran incontables los
que se abrazaban al carisma franciscano. Versado en la teología de Dionisio
Areopagita, enseñó esta materia en varias ciudades galas. Toulose y Montpellier
constataron su celo, ciencia y virtud. En ésta ciudad un novicio le robó el Salterio.
Se cuenta que el diablo al pasar el río le amenazó diciéndole: «Vuélvete a
tu Orden y devuelve al siervo de Dios, fray Antonio, el Salterio; si no, te
arrojaré al río, donde te ahogarás con tu pecado». El novicio, arrepentido,
lo devolvió y confesó su culpa.
En 1227
Antonio asistió al capítulo general de Asís. Lo designaron ministro provincial
en la Emilia-Romaña y gozó de completa libertad para la predicación a la que se
dedicó junto a la enseñanza y a la confesión. En 1228 Gregorio IX, que le oyó
predicar en San Juan de Letrán, le encomendó la redacción de los Sermones
Dominicales et festivi. Este pontífice lo denominó «arca del Testamento».
En 1230 participó en el capítulo general de Roma, y el papa contó con su
acertado juicio para abordar la interpretación de la regla franciscana. Ese año
escribió en Padua los Sermones de las solemnidades que habían sido
objeto de su predicación.
Desde
niño fue singularmente devoto de María. El don de milagros que había formado
parte de su infancia le acompañó siempre. Un día era un afligido penitente
incapaz de confesar sus culpas que llevaba escritas y que iban desapareciendo
del papel mientras el santo las leía. Otro dejaba atónitos a todos, en
particular a la madre cuyo hijo había caído en el interior de una caldera de
agua hirviendo mientras le escuchaba con fervor, y le veían salir de ella sin
haber sufrido mal alguno. O eran testigos de los bancos de peces multicolores
que asomaban su cabeza en la orilla del mar, y de las inmensas bandadas de aves
arremolinadas en torno a él, unos y otras con el objeto de oírle, ejemplo para
los incrédulos que daban la espalda a la palabra divina. Quienes le seguían
observaban asombrados su dominio de los elementos atmosféricos, la restitución
de un pie amputado, la resurrección de un difunto, etc. En suma, un rosario
interminable de portentosos prodigios inmortalizados por la iconografía. Fue
agraciado también con los dones de éxtasis, visiones, bilocación, profecía...
El 13 de
junio de 1231 en Camposampiero al ver llegada su hora pidió que lo llevaran a
La Cella, un barrio de Padua, donde los frailes tenían un convento y atendían a
las Damas Pobres. Y allí murió ese día con fama de santidad. Los frutos
espirituales de la fecunda e infatigable labor de este santo taumaturgo prosiguieron
después de su tránsito. Gregorio IX lo canonizó el 30 de mayo de 1232,
prácticamente un año después de su muerte. Pío XII lo proclamó doctor de la
Iglesia el 16 de enero de 1946, confiriéndole el título de «Doctor Evangélico».
Tuvo en cuenta su capacidad para infundir en los fieles la convicción de que la
respuesta a todas las necesidades y dificultades se halla en el evangelio.
(13 de
junio de 2014) © Innovative Media Inc.
viernes, 6 de junio de 2014
CONFIAD
Marcelino Champagnat, sacerdote francés que fundó la congregación de los Hermanos Maristas. Nació el año 1789, el mismo año de la Revolución Francesa, en Rosey, al sur de Lyon.
Sus padres, Juan Bautista y María Teresa, tuvieron 10 hijos. Marcelino fue el noveno. Tenía 24 años cuando con otros seminaristas compañeros de estudios empezó a madurar la idea de fundar una congregación de hermanos dedicados a la enseñanza y a la catequesis de los niños.
Tres años después fue ordenado sacerdote y lo destinaron a La Valla. En el pueblo, los niños no tenían escuela ni catequesis, y los mayores apenas iban a la iglesia. Marcelino empezó a hablar con la gente, se hizo cercano a todos, y el pueblo lo aceptó de buen grado.
Tras una fuerte experiencia con un joven moribundo, el Padre Champagnat decide fundar una congregación de hermanos que se dedicaran a la enseñanza y a la catequesis de los niños y jóvenes, especialmente los más necesitados.
En seguida dio los primeros pasos, y el 2 de enero de 1817 reunió, en una casita alquilada cerca de la parroquia, a dos jóvenes que le habían manifestado su deseo de ser religiosos. Se llamaban Juan María Granjon y Juan Bautista Audras.
Este fue el principio de los Hermanos Maristas. Pronto acudieron otros jóvenes. Marcelino les ayudó a organizar su vida en comunidad: oración y trabajo, formación personal, sencillez y pobreza. Y una filial devoción a la Virgen María, bajo cuya protección se puso, desde el primer momento, la naciente congregación.
Después de un periodo de formación, el Padre Champagnat les dio un hábito religioso y los jóvenes firmaron sus primeros compromisos (votos). Al cabo de un año, Marcelino abrió una escuela en La Valla y enseguida se hicieron cargo de ella los Hermanos. Después de esta primera escuela vinieron muchas más.
Los párrocos y alcaldes de los pueblos vecinos se disputaban a los Hermanos. Así, el Instituto de los Hermanos Maristas comenzó a crecer, no sin dificultades, y hubo que construir una nueva casa, porque en La Valla ya no cabían todos.
Murió en la madrugada del 6 de junio de 1840, a los 51 años, rodeado de sus hermanos. Sus restos descansan en la capilla de Nuestra Señora del Hermitage. En el momento de su muerte, la congregación tenía cerca de 300 Hermanos, 50 casas y escuelas, y alrededor de 7.000 alumnos.
E Padre Marcelino Champagnat fue declarado beato en Roma, por Pío XII el 29 de mayo de 1955, domingo de Pentecostés. Tras un largo y detallado estudio, los expertos habían declarado la autenticidad de dos milagros obtenidos por su intercesión.
La ceremonia de canonización del Padre Marcelino Champagnat fue celebrada el domingo 18 de abril de 1999, por Juan Pablo II. Sus pensamientos y su obra nos muestran el gran amor a Jesús y a María: « Todo a Jesús por María; todo a María para Jesús»
Oremos
Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a san Marcelino Champagnat para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
jueves, 5 de junio de 2014
Virgen María, a quien llaman Nuestra Señora (Sayyida).
¿Por qué la Virgen María es tan venerada por los
musulmanes? Especialmente bajo la advocación de Fátima, el Islam siente un gran
amor por la Virgen María, a quien llaman Nuestra Señora (Sayyida).
Nos explica el experto Francesc-Xavier Marín, doctor en Filosofía y experto profesional en cultura, civilización y religión islámicas, profesor de la Universidad Ramon Llull, consultado por Aleteia:
“El Corán presenta a María no sólo como una mujer relevante, sino como la mejor de las mujeres (Corán 3,42-43), haciendo de ella un ejemplo a seguir por todos los creyentes, porque creyó en la veracidad de la palabra de Dios (Corán 66,12). Por esto Dios la escogió para ser la madre de Jesús, el profeta de la bondad.
De las 114 suras del Corán, sólo 8 llevan en el título el nombre de algún personaje, y la sura 19 está consagrada a María y a narrar sus virtudes. Explica el texto sagrado que la mare de María, Hannah, se consagró al servicio del templo de Jerusalén, tal como correspondía a la gente del linaje de David. Cuando concibió un hijo, se entristeció porque era una niña y no un varón, pero Dios le reveló que esa niña estaba consagrada a Dios (Corán 3,35-36).
Por esto, el Islam proclama que María y Jesús estaban exentos de pecado. Educada por Zacarías en el templo de Jerusalén, María ya destacaba desde pequeña por su piedad y los ángeles la alimentaban (Corán 3,37) y le anunciaron que sería la madre del Mesías (Corán 3,45-48; 19,17-19).
Cuando María proclama que ella hizo voto de castidad, el ángel Gabriel le dijo que su hijo será un signo de Dios para la humanidad, una prueba de la misericordia de Dios (Corán 19, 20-21; 66,12). María busca refugio en un lugar apartado y sufre por los rumores que se han difundido sobre su embarazo (Corán 19,22-23). Pero Dios la consuela (Corán 9,24-26) y, hecho milagroso, Jesús recién nacido se le dirige diciéndole que ha hecho bien en creer en la palabra de Dios (Corán 19,27). Vueltos a su pueblo, Jesús proclamará que Dios le hizo su servidos, que le revelará un libro y que hará de él un profeta (19,30-33)”.
Hemos encontrado también un fragmento de un escrito de monseñor Fulton Sheen sobre la veneración de María en el Islam. Escrito en 1952, este escrito es de una gran actualidad, y muestra el profundo discernimiento de los signos de los tiempos de este gran pastor norteamericano, hoy camino de los altares:
El Corán, que es la Biblia de los Musulmanes, contiene muchos pasajes concernientes a La Santísima Virgen. Primero, Corán cree en Su Inmaculada Concepción, también en su parto virginal. El Tercer capítulo del Corán coloca la historia de la familia de María en una genealogía que se remonta a Abraham, Noé y Adán. Cuando se comparan los relatos del Corán y del evangelio apócrifo sobre el nacimiento de María, somos tentados a creer que Mahoma dependía mucho de este último. Los dos libros describen la avanzada edad y esterilidad de la madre de María. Cuando, a pesar de todo, concibe, la madre de María proclama, según el Corán: "Oh Señor, te ofrezco y consagro a ti lo que ya está en mi. Acéptalo de mí".
Cuando nace María su madre exclama: "¡y yo te la consagro con toda su descendencia bajo tu protección, Oh Dios, contra Satanás!".
El Corán pasa por alto a José en la vida de María, pero la tradición musulmana conoce su nombre y tiene algo de familiaridad con él. En esta tradición José habla con María, quien es virgen. Al preguntarle como fue que ella concibió a Jesús sin padre, María le contesta: "¿No sabes tú que Dios, cuando creó el trigo no necesitó semilla, y que Dios, por Su poder, hizo crecer los árboles sin ayuda de la lluvia? Todo lo que Dios hizo fue decir "Hágase", y se hizo".
Nos explica el experto Francesc-Xavier Marín, doctor en Filosofía y experto profesional en cultura, civilización y religión islámicas, profesor de la Universidad Ramon Llull, consultado por Aleteia:
“El Corán presenta a María no sólo como una mujer relevante, sino como la mejor de las mujeres (Corán 3,42-43), haciendo de ella un ejemplo a seguir por todos los creyentes, porque creyó en la veracidad de la palabra de Dios (Corán 66,12). Por esto Dios la escogió para ser la madre de Jesús, el profeta de la bondad.
De las 114 suras del Corán, sólo 8 llevan en el título el nombre de algún personaje, y la sura 19 está consagrada a María y a narrar sus virtudes. Explica el texto sagrado que la mare de María, Hannah, se consagró al servicio del templo de Jerusalén, tal como correspondía a la gente del linaje de David. Cuando concibió un hijo, se entristeció porque era una niña y no un varón, pero Dios le reveló que esa niña estaba consagrada a Dios (Corán 3,35-36).
Por esto, el Islam proclama que María y Jesús estaban exentos de pecado. Educada por Zacarías en el templo de Jerusalén, María ya destacaba desde pequeña por su piedad y los ángeles la alimentaban (Corán 3,37) y le anunciaron que sería la madre del Mesías (Corán 3,45-48; 19,17-19).
Cuando María proclama que ella hizo voto de castidad, el ángel Gabriel le dijo que su hijo será un signo de Dios para la humanidad, una prueba de la misericordia de Dios (Corán 19, 20-21; 66,12). María busca refugio en un lugar apartado y sufre por los rumores que se han difundido sobre su embarazo (Corán 19,22-23). Pero Dios la consuela (Corán 9,24-26) y, hecho milagroso, Jesús recién nacido se le dirige diciéndole que ha hecho bien en creer en la palabra de Dios (Corán 19,27). Vueltos a su pueblo, Jesús proclamará que Dios le hizo su servidos, que le revelará un libro y que hará de él un profeta (19,30-33)”.
Hemos encontrado también un fragmento de un escrito de monseñor Fulton Sheen sobre la veneración de María en el Islam. Escrito en 1952, este escrito es de una gran actualidad, y muestra el profundo discernimiento de los signos de los tiempos de este gran pastor norteamericano, hoy camino de los altares:
El Corán, que es la Biblia de los Musulmanes, contiene muchos pasajes concernientes a La Santísima Virgen. Primero, Corán cree en Su Inmaculada Concepción, también en su parto virginal. El Tercer capítulo del Corán coloca la historia de la familia de María en una genealogía que se remonta a Abraham, Noé y Adán. Cuando se comparan los relatos del Corán y del evangelio apócrifo sobre el nacimiento de María, somos tentados a creer que Mahoma dependía mucho de este último. Los dos libros describen la avanzada edad y esterilidad de la madre de María. Cuando, a pesar de todo, concibe, la madre de María proclama, según el Corán: "Oh Señor, te ofrezco y consagro a ti lo que ya está en mi. Acéptalo de mí".
Cuando nace María su madre exclama: "¡y yo te la consagro con toda su descendencia bajo tu protección, Oh Dios, contra Satanás!".
El Corán pasa por alto a José en la vida de María, pero la tradición musulmana conoce su nombre y tiene algo de familiaridad con él. En esta tradición José habla con María, quien es virgen. Al preguntarle como fue que ella concibió a Jesús sin padre, María le contesta: "¿No sabes tú que Dios, cuando creó el trigo no necesitó semilla, y que Dios, por Su poder, hizo crecer los árboles sin ayuda de la lluvia? Todo lo que Dios hizo fue decir "Hágase", y se hizo".
El Corán también contiene versos sobre La Anunciación, la
Visitación y el Nacimiento. Contiene pinturas de Angeles acompañando a La
Santa Madre y diciendo: "Oh María, Dios te escogió y purificó, y te eligió
sobre todas las mujeres de la tierra".
En el décimo-noveno capítulo del Corán, existen 41 versos sobre Jesús y María. Hay tal defensa a la virginidad de María aquí, que el Corán, en su cuarto libro, atribuye la condenación de los judíos a la monstruosa calumnia de ellos contra la Virgen María.
El Significado de Fátima
María, entonces, es para los musulmanes la verdadera Sayyida o Señora. El único posible serio rival en su credo sería la hija del mismo Mahoma, cuyo nombre es Fátima. Pero después de la muerte de Fátima, Mahoma escribió: "Tú serás la mas bendita entre todas las mujeres del paraíso, después de María". En una variante del texto, Fátima dice: "Sobrepaso a toda mujer excepto a María".
Esto nos lleva a nuestro segundo punto: ¿Por que la Santa Madre, en el siglo XX, se reveló en la pequeña aldea de Fátima, para que todas las futuras generaciones la conocieran como "Nuestra Señora de Fátima"?. Ya que nada sucede desde el cielo si no es con la mayor fineza de detalle. Creo que la Santísima Virgen escogió ser conocida como "Nuestras Señora de Fátima", como promesa y signo de esperanza para el pueblo musulmán, y como asegurándoles que ellos, que le manifiestan tanto respeto, un día aceptarán también a su Divino Hijo.
(Fulton Sheen, artículo escrito en 1952)
Muy interesante es también esta tercera aportación: la de la teóloga musulmana iraní Sherazade Hushmand, en una entrevista a Radio Vaticano en 2001, con motivo de una alocución de san Juan Pablo II:
--¿Qué significado tiene la figura de María para los musulmanes?
Sherazade Hushmand: En el Corán está muy presente. La presenta precisamente como María Inmaculada. En la tercera sura, de los versículos 34 en adelante, el Corán habla de este aspecto de María, de esta pureza suya total.
En un versículo, a propósito de María, se habla de libertad. La mujer de Hemram, que es la madre de María, reza a Dios diciendo: «Dios, yo te dedico aquella que tengo en el seno y la dedico para que sea libre, libre en absoluto».
Esta palabra se usa sólo una vez en el Corán y sólo para María. Esta libertad es una libertad absoluta de todo aquello que puede ser visto como pecado, como un mal, como un fallo, como una debilidad. María es pura de todo esto. Y luego viene la afirmación de Dios: «Yo lo acepto».
--¿Creen en esto todos los creyentes del Islam?
Sherazade Hushmand: En el capítulo 66, último versículo, el 12, el Corán dice: «¿Queréis que yo os dé un ejemplo de fiel a seguir, válido para todos los creyentes del mundo?». Allí se propone como ejemplo a María. Esto es fortísimo. Porque María no es solamente un ejemplo y un símbolo a seguir por los cristianos, sino que también en el Corán María se convierte en símbolo y modelo para todos los creyentes, también para los mismos musulmanes.
--Y esto, ¿qué quiere decir en la vida de todos los días?
Sherazade Hushmand: Tener esperanza, tener un modelo a seguir, tener una mujer tan pura a la que mirar para ir adelante, una mujer que tenía plena confianza en Dios. Ella es el ejemplo de la confianza, confianza total en el Absoluto, en el Dios que es la suma perfección y belleza.
Así nosotros la seguimos, teniendo siempre confianza, incluso en las dificultades o frente a las cosas que no logramos comprender. Como a ella, que se le pidió tener un hijo, lo dice el Corán, sin un padre material, sin un padre físico, y ella tuvo confianza y siguió adelante. Así, como ella, nosotros la tomamos como modelo y nos fiamos de Dios totalmente, incluso en los momentos difíciles y duros de la vida.
Autor: Sherazade Hushmand, teóloga musulmana iraní, entrevista publicada por la agencia Zenit en 2001
En el décimo-noveno capítulo del Corán, existen 41 versos sobre Jesús y María. Hay tal defensa a la virginidad de María aquí, que el Corán, en su cuarto libro, atribuye la condenación de los judíos a la monstruosa calumnia de ellos contra la Virgen María.
El Significado de Fátima
María, entonces, es para los musulmanes la verdadera Sayyida o Señora. El único posible serio rival en su credo sería la hija del mismo Mahoma, cuyo nombre es Fátima. Pero después de la muerte de Fátima, Mahoma escribió: "Tú serás la mas bendita entre todas las mujeres del paraíso, después de María". En una variante del texto, Fátima dice: "Sobrepaso a toda mujer excepto a María".
Esto nos lleva a nuestro segundo punto: ¿Por que la Santa Madre, en el siglo XX, se reveló en la pequeña aldea de Fátima, para que todas las futuras generaciones la conocieran como "Nuestra Señora de Fátima"?. Ya que nada sucede desde el cielo si no es con la mayor fineza de detalle. Creo que la Santísima Virgen escogió ser conocida como "Nuestras Señora de Fátima", como promesa y signo de esperanza para el pueblo musulmán, y como asegurándoles que ellos, que le manifiestan tanto respeto, un día aceptarán también a su Divino Hijo.
(Fulton Sheen, artículo escrito en 1952)
Muy interesante es también esta tercera aportación: la de la teóloga musulmana iraní Sherazade Hushmand, en una entrevista a Radio Vaticano en 2001, con motivo de una alocución de san Juan Pablo II:
--¿Qué significado tiene la figura de María para los musulmanes?
Sherazade Hushmand: En el Corán está muy presente. La presenta precisamente como María Inmaculada. En la tercera sura, de los versículos 34 en adelante, el Corán habla de este aspecto de María, de esta pureza suya total.
En un versículo, a propósito de María, se habla de libertad. La mujer de Hemram, que es la madre de María, reza a Dios diciendo: «Dios, yo te dedico aquella que tengo en el seno y la dedico para que sea libre, libre en absoluto».
Esta palabra se usa sólo una vez en el Corán y sólo para María. Esta libertad es una libertad absoluta de todo aquello que puede ser visto como pecado, como un mal, como un fallo, como una debilidad. María es pura de todo esto. Y luego viene la afirmación de Dios: «Yo lo acepto».
--¿Creen en esto todos los creyentes del Islam?
Sherazade Hushmand: En el capítulo 66, último versículo, el 12, el Corán dice: «¿Queréis que yo os dé un ejemplo de fiel a seguir, válido para todos los creyentes del mundo?». Allí se propone como ejemplo a María. Esto es fortísimo. Porque María no es solamente un ejemplo y un símbolo a seguir por los cristianos, sino que también en el Corán María se convierte en símbolo y modelo para todos los creyentes, también para los mismos musulmanes.
--Y esto, ¿qué quiere decir en la vida de todos los días?
Sherazade Hushmand: Tener esperanza, tener un modelo a seguir, tener una mujer tan pura a la que mirar para ir adelante, una mujer que tenía plena confianza en Dios. Ella es el ejemplo de la confianza, confianza total en el Absoluto, en el Dios que es la suma perfección y belleza.
Así nosotros la seguimos, teniendo siempre confianza, incluso en las dificultades o frente a las cosas que no logramos comprender. Como a ella, que se le pidió tener un hijo, lo dice el Corán, sin un padre material, sin un padre físico, y ella tuvo confianza y siguió adelante. Así, como ella, nosotros la tomamos como modelo y nos fiamos de Dios totalmente, incluso en los momentos difíciles y duros de la vida.
Autor: Sherazade Hushmand, teóloga musulmana iraní, entrevista publicada por la agencia Zenit en 2001
viernes, 30 de mayo de 2014
Ascensión
¿El que descendió sobre la tierra – sólo él
sabe cómo - en el momento de irse de nuevo - cómo? Él sólo lo sabe - tomó a
aquellos a los que amaba y los llevó a una montaña… para levantarles la cabeza
y el espíritu… El Señor, extendiendo los brazos como alas, cubrió así como una
águila el nido que cuidaba tiernamente (Dt 32,11) y dijo a sus pequeños:
"Os he protegido con mi sombra contra todos los peligros (Sal.90,1): así
como yo os he amado, amadme. Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros,
¿quién estará contra vosotros? "(cf Mt 28,20; Rm 8,31)…
Con estas palabras, el Salvador les causó a sus apóstoles una gran pena. Posiblemente llorando decían: "¿nos dejas, te separas de aquellos que te quieren?... Esto nos angustia, porque nuestro deseo es estar contigo. Buscamos tu rostro; no hay otro Dios como tú (Sal. 26,8; Is 45,5). No te alejes de los que te quieren, quédate cerca de nosotros y dinos: 'Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, y ¿quién estará contra vosotros?' "
El Señor, viendo las quejas de aquellos que le amaban, los sostuvo como un padre a sus hijos: "no lloréis, amigos, porque no es tiempo de lágrimas… Es la hora de mi alegría: para ir hacia mi Padre ' tomo las alas, y reposaré ' en mi tienda (Sal. 138,9). Porque del firmamento del cielo hice una tienda…, como lo dice Isaías: ' Dios levantó el cielo como una bóveda y como una tienda donde se vive ' (Is 40,22), Dios que dice a los suyos: 'Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, y ¿quién estará contra vosotros? ' "
"Estad ahora alegres y radiantes, 'cantad un cántico nuevo' (Sal. 97,1), porque todo lo que va a suceder es por vosotros. Por amor vuestro descendí aquí abajo y fui por todas partes, con el fin de amaros y de ser acogido por vosotros. También por amor a vosotros subo a los cielos, con el fin de disponer el lugar donde debo estar con vosotros: porque "en la casa de mi Padre hay muchas moradas" (Jn 14,2)… Voy pues a preparar una morada para vosotros y llevaros allí, y 'Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, y ¿quién estará contra vosotros?' "
Autor: San Román el Melódico (?-v. 560), compositor de Himnos. Himno 48,
La Ascensión, 2-4, 7-8; SC 283 (trad. SC p. 141s rev.)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)