viernes, 27 de mayo de 2011

Cuando yo me vaya


Cuando yo me vaya, no quiero que llores, quédate en silencio sin decir palabras, y vive recuerdos, reconforta el alma.

Cuando yo me duerma, respeta mi sueño por algo me duermo, por algo me he ido.

Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada y casi en el aire con paso muy fino búscame en mi casa, búscame en mis cartas, entre los papeles que he escrito apurado.

Ponte mis camisas, mis sweaters, mi saco, y puedes usar todos mis zapatos.

Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,

Cuando haga frío, ponte mis bufandas.

Te puedes comer todo el chocolate y beberte el vino que dejé guardado.

Escucha ese tema que a mí me gustaba, usa mi perfume y riega mis plantas.

Si tapan mi cuerpo no me tengas lástima corre hacia el espacio, libera tu alma, palpa la poesía, la música, el canto y deja que el viento juegue con tu cara, besa bien la tierra, toma toda el agua, y aprende el idioma vivo de los pájaros.

Si me extrañas mucho, disimula el acto.

Búscame en los niños, el café, la radio, y en el sitio ése donde me ocultaba.

No pronuncies nunca la palabra muerte.

A veces es más triste vivir olvidado que morir mil veces y ser recordado.

Cuando yo me duerma, no me lleves flores a una tumba amarga, grita con la fuerza de toda tu entraña que el mundo está vivo y sigue su marcha.

La llama encendida no se va a apagar por el simple hecho de que no estés más.

Los hombres que viven no se mueren nunca, se duermen a ratos, de a ratos pequeños y el sueño infinito es solo una excusa.

Cuando yo me vaya extiende tu mano y estarás conmigo sellado en contacto y aunque no me veas, y aunque no me palpes sabrás que por siempre estaré a tu lado.

Entonces un día; sonriente y vibrante sabrás que volví para no marcharme.

jueves, 26 de mayo de 2011

Con el tiempo...


Con el tiempo...
Te das cuenta que casarse solo porque "ya me urge" es una clara advertencia de que tu matrimonio será un fracaso.

Con el tiempo...
Comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo...
Te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo...
Te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo...
Entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades falsas.

Con el tiempo...
Aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo...
Aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes...

Con el tiempo...
Comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamas volverá a ser igual.

Con el tiempo...
Te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo...
Te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo...
Te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo...
Aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo...
Comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo...
Te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo...
Verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo...
Aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo.... ante una tumba..., ya no tiene ningún sentido...

Pero desafortunadamente....SOLO CON EL TIEMPO....

"La vida es como una escalera, si miras hacia arriba siempre serás el ultimo de la fila, pero si miras hacia abajo verás que hay mucha gente que quisiera estar en tu lugar".

Desconozco su autor

miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Adonde van los gorriones cuando mueren?



Una de las preguntas que de niña me formulaba con frecuencia era: ¿Adónde van los gorriones cuando mueren?. En aquel entonces no conocía la respuesta y todavía me intriga. Ahora, cuando veo un pájaro muerto, silenciado por alguna fuerza maligna, sé que no ha muerto. Alguien lo mató: se lo llevaron los elementos, como alma perdida en la noche. Cuando tenía seis años, mi mejor amigo era un chico de la misma cuadra. Solíamos jugar en mi arenero, conversando de cosas que los adultos habían olvidado hacía mucho tiempo: sobre no crecer jamás, por ejemplo, o sobre los monstruos que había bajo la cama y en los armarios oscuros. Se llamaba Tommy, pero yo le decía Gorrión, porque era menudo para su edad. Resulta irónico pensar ahora ese nombre, porque él también murió. Recuerdo el día en que descubrí que Tommy iba a morir. Lo esperaba en el arenero, construyendo sin muchas ganas el castillo que habíamos empezado el día anterior. Sin Tommy, yo era sólo media persona; por eso lo esperé lo que me pareció una eternidad. Comenzó a llover. De pronto oí un rintintín lejano en la casa. Unos diez minutos después salió mi madre, protegiendose con un paraguas; aun tenía la cara mojada. Entramos juntas en la casa . En el umbral me volví a contemplar la lluvia que derribaba el castillo de arena construido por Tommy y por mí. Una vez dentro, con una taza de chocolate caliente en la panza, mi madre me llamó a la mesa. Me cubrió las manos con las suyas. Temblaban. De inmediato comprendí que a Tommy le había sucedido algo malo. Ese algo se llamaba leucemia. Yo ignoraba qué era, de modo que miré a mi madre con ojos confundidos, pero con el corazón apesadumbrado. Ella dijo que, cuando alguien se pescaba eso (mejor dicho, cuando eso pescaba alguien), se tenía que ir. Yo no quería que Tommy se fuera. Lo necesitaba conmigo. Al día siguiente quise ver a Tommy. Tenía que comprobar si era cierto. Hice que el conductor del transporte escolar me dejara ante su puerta y no ante la mía. La madre de Tommy me dijo que él no quería verme. Esa mujer no tenía idea de lo fácil que es herir a una pequeña. Me rompió el corazón como si fuera un trozo de vidrio barato. Corrí a casa, bañada en lágrimas. Después llamó Tommy; me pidió que lo esperara en el arenero cuando nuestros padres estuvieran acostados. Y lo hice. No se lo veía distinto; algo más pálido, quizá, pero era Tommy. Y quería verme, sí. Mientras hablábamos de esos temas incomprensibles para los adultos, reconstruimos nuestro castillo de arena. Tommy dijo que podríamos vivir en uno como ése y no crecer jamás. Yo le creí de todo corazón. Allí nos quedamos dormidos, envueltos en una auténtica amistad, rodeados de arena caliente y vigilados por nuestro castillo. Desperté poco antes del amanecer. Nuestro arenero era como una isla desolada, rodeada por un mar de césped, que sólo se interrumpía en el patio trasero y en la calle. La imaginación de los niños no tiene fin. El rocío daba a ese mar imaginario un fulgor reflejo; recuerdo que alargué la mano para tocar esas gotas, para ver si el agua de mentirillas ondulaba, pero no fue así. Giré en redondo y Tommy me devolvió a la realidad con un respingo. Ya estaba despierto, contemplando el castillo. Me reuní con él y así nos quedamos, encerrados en la sobrecogedora magia que tiene un castillo de arena para los niños pequeños. Tommy rompió el silencio para decir: -Ahora voy a entrar en el castillo. Nos movimos como robots, como si supierámos lo que hacíamos; creo que, en cierto sentido, así era. Tommy apoyó la cabeza en mi regazo y dijo, soñoliento: -Ahora voy al castillo. Ven a visitarme. Allá estaré muy solo. Le prometí que lo haría, de todo corazón. Luego él cerró los ojos y mi Gorrión se fue volando, hacia el sitio en que (en ese momento lo supe) van todos los gorriones cuando mueren. Y allí me dejó, sosteniendo en los brazos un pajarito baldado, sin alma. Veinte años después volví a la tumba de Tommy para poner en ella un pequeño castillo de juguete. En él había grabado: "Para Tommy, mi Gorrión... Algún día iré a nuestro castillo para siempre". Cuando esté lista, volveré al lugar donde estaba nuestro arenero para imaginar nuestro castillo de arena. Entonces mi alma, como la de Tommy, se convertirá en un gorrión para volar hacia el castillo, hacia Tommy, hacia todos los gorrioncitos perdidos: nuevamente una niña de seis años, que no crecerá jamás. Casey Kokoska

martes, 24 de mayo de 2011

La oracion del zapatero



Un zapatero remendón acudió al rabino Isaac de Ger y le dijo: "No sé qué hacer con mi oración de la mañana. Mis clientes son personas pobres que no tienen más que un par de zapatos. Yo se los recojo a última hora del día y me paso la noche trabajando; al amanecer, aún me queda trabajo por hacer si quiero que todos ellos los tengan listos para ir a trabajar. Y mi pregunta es: ¿Qué debo hacer con mi oración de la mañana?".
"¿Qué has venido haciendo hasta ahora?", preguntó el rabino.
"Unas veces hago la oración a todo correr y vuelvo enseguida al trabajo; pero esto me hace sentirme mal. Otras veces dejo que se me pase la hora de la oración, y también entonces tengo la sensación de haber faltado; y de vez en cuando, al levantar el martillo para golpear un zapato, casi puedo escuchar cómo mi corazón suspira:"¡Qué desgraciado soy, pues no soy capaz de hacer mi oración de la mañana...!"
Le respondió el rabino: "Si yo fuera Dios, apreciaría más ese suspiro que la oración".


Fuente: "La oración de la rana": Recopilación por Anthony de Mello

lunes, 23 de mayo de 2011

Aguja

Una mujer estaba en una plaza buscando algo. Curiosa, una vecina le preguntó qué había perdido: “Una aguja”, respondió.
Todos se apresuraron a ayudarla a buscar la aguja. Al atardecer, ya cansados de la búsqueda, los vecinos le preguntaron: Pero, “¿dónde la has perdido exactamente?”
La mujer respondió: “Dentro de mi casa, pero como aquí hay más claridad, pensé que tendría más posibilidades de encontrarla...”
Una mujer le dijo enfadada: “¿Cómo nos has hecho perder tanto tiempo buscando aquí fuera algo que perdiste dentro?”
La mujer, que era una monja, dio una enorme carcajada y contestó: “Es curioso. Pero sucede lo mismo con ustedes: cuando pierden la felicidad en sus corazones, van y la buscan fuera de ustedes, salen al mundo exterior pretendiendo encontrarla... Cometen el mismo error que ahora me achacan a mí. Así es su vida. Buscan fuera lo que perdieron dentro. Pues sepan que solamente en el silencio de sus corazones, en el diálogo con Dios, podrán encontrar la felicidad perdida...”

domingo, 22 de mayo de 2011

Oración


"Sólo cuando los hombres aprenden a rezar empiezan a crecer" Calvin Coolidge

sábado, 21 de mayo de 2011

Hace 11 años de la canonización de los Santos Mexicanos


SANTOS PARA MEXICO Y PARA EL MUNDO
Homilía del Beato Juan Pablo II en la canonización de 27 mexicanos

CIUDAD DEL VATICANO, 21 mayo de 2000 (ZENIT.org).- Son un ejemplo sublime del heroísmo de vida que ha engendrado en este siglo el cristianismo en México. Por ello, en la homilía de la eucaristía en la que proclamó santos a 25 mártires de la persecución religiosa de ese país (asesinados entre 1915 y 1937), así como a José María de Yermo Parres (1851-1904) y María de Jesús Sacramentado Venegas de la Torre (1868-1959), Juan Pablo II quiso profundizar en las grandes lecciones que dejan estos testigos de la fe del siglo XX al mundo de hoy. Ofrecemos aquí el texto completo de la homilía que fue pronunciada en castellano.

* * *

1. "No amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad" (1Jn 3, 18). Esta exhortación, tomada del apóstol Juan en el texto de la segunda lectura de esta celebración, nos invita a imitar a Cristo, viviendo a la vez en
estrecha unión con Él. Jesús mismo nos lo ha dicho también en el Evangelio recién proclamado: "Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí" (Jn 15,4).

A través de la unión profunda con Cristo, iniciada en el bautismo y alimentada por la oración, los sacramentos y la práctica de las virtudes evangélicas, hombres y mujeres de todos los tiempos, como hijos de la Iglesia, han alcanzado la meta de la santidad. Son santos porque pusieron a Dios en el centro de su vida e hicieron de la búsqueda y extensión de su Reino el móvil de su propia existencia; santos porque sus obras siguen hablando de su amor total al Señor y a los hermanos dando copiosos frutos, gracias a su fe viva en Jesucristo, y a su compromiso de amar como Él nos ha amado, incluso a los enemigos.

2. Dentro de la peregrinación jubilar de los mexicanos, la Iglesia se alegra al proclamar santos a estos hijos de México: Cristóbal Magallanes y 24 compañeros mártires, sacerdotes y laicos; José María de Yermo y Parres, sacerdote fundador de las Religiosas Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, y María de Jesús Sacramentado Venegas, fundadora de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús.

Para participar en esta solemne celebración, honrando así la memoria de estos ilustres hijos de la Iglesia y de vuestra Patria, habéis venido numerosos peregrinos mexicanos, acompañados por un nutrido grupo de Obispos. A todos os saludo con gran afecto. La Iglesia en México se regocija al contar con estos intercesores en el cielo, modelos de caridad suprema siguiendo las huellas de Jesucristo. Todos ellos entregaron su vida a Dios y a los hermanos, por la vía del martirio o por el camino de la ofrenda generosa al servicio de los necesitados. La firmeza de su fe y esperanza les sostuvo en las diversas pruebas a las que fueron sometidos. Son un precioso legado, fruto de la fe arraigada en tierras mexicanas, la cual, en los albores del Tercer milenio del cristianismo, ha de ser mantenida y revitalizada para que sigáis siendo fieles a Cristo y a su Iglesia como lo habéis sido en el pasado.

3. En la primera lectura hemos escuchado cómo Pablo se movía en Jerusalén "predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo" (Hch 9, 28-29). Con la misión de Pablo se prepara la propagación de la Iglesia, llevando el mensaje evangélico a todas las partes. Y en esta expansión, no han faltado nunca las persecuciones y violencias contra los anunciadores de la Buena Nueva. Pero, por encima de las adversidades humanas, la Iglesia cuenta con la promesa de la asistencia divina. Por eso, hemos oído que "la Iglesia gozaba de paz [...] Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo" (Hch 9,31).

Bien podemos aplicar este fragmento de los Hechos de los Apóstoles a la situación que tuvieron que vivir Cristóbal Magallanes y sus 24 compañeros, mártires en el primer tercio del siglo XX. La mayoría pertenecía al clero secular y tres de ellos eran laicos seriamente comprometidos en la ayuda a los sacerdotes. No abandonaron el valiente ejercicio de su ministerio cuando la persecución religiosa arreció en la amada tierra mexicana, desatando un odio a la religión católica. Todos aceptaron libre y serenamente el martirio como testimonio de su fe, perdonando explícitamente a sus perseguidores. Fieles a Dios y a la fe católica tan arraigada en sus comunidades eclesiales a las cuales sirvieron promoviendo también su bienestar material, son hoy ejemplo para toda la Iglesia y para la sociedad mexicana en particular.

Tras las duras pruebas que la Iglesia pasó en México en aquellos convulsos años, hoy los cristianos mexicanos, alentados por el testimonio de estos testigos de la fe, pueden vivir en paz y armonía, aportando a la sociedad la riqueza de los valores evangélicos. La Iglesia crece y progresa, siendo crisol donde nacen abundantes vocaciones sacerdotales y religiosas, donde se forman familias según el plan de Dios y donde los jóvenes, parte notable del pueblo mexicano, pueden crecer con esperanza en un futuro mejor. Que el luminoso ejemplo de Cristóbal Magallanes y compañeros mártires os ayude a un renovado empeño de fidelidad a Dios, capaz de seguir transformando la sociedad mexicana para que en ella reine la justicia, la fraternidad y la armonía entre todos.

4. "Éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó" (1Jn 3, 23). El mandato por excelencia que Jesús dio a los suyos es amarse fraternalmente como él nos ha amado (cf. Jn 15,12). En la segunda lectura que hemos escuchado, el mandamiento tiene un doble aspecto: creer en la persona de Jesucristo, Hijo de Dios, confesándolo en todo momento, y amarnos unos a otros porque Cristo mismo nos lo ha mandado. Este mandamiento es tan fundamental para la vida del creyente que se convierte como en el presupuesto necesario para que tenga lugar la inhabitación divina. La fe, la esperanza, el amor llevan a acoger existencialmente a Dios como camino seguro hacia la santidad.

Este se puede decir que fue el camino emprendido por José María de Yermo y Parres, que vivió su entrega sacerdotal a Cristo adhiriéndose a Él con todas sus fuerzas, a la vez que se destacaba por una actitud primordialmente orante y contemplativa. En el Corazón de Cristo encontró la guía para su espiritualidad, y considerando su amor infinito a los hombres, quiso imitarlo haciendo la regla de su vida la caridad.

El nuevo Santo fundó las Religiosas Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, denominación que recoge sus dos grandes amores, que expresan en la Iglesia el espíritu y el carisma del nuevo santo. Queridas hijas de San José María de Yermo y Parres: vivid con generosidad la rica herencia de vuestro fundador, empezando por la comunión fraterna en comunidad y prolongándoda después en el amor misericordioso al hermano, con humildad, sencillez y eficacia, y, por encima de todo, en perfecta unión con Dios.

5. "Permaneced en mí y yo en vosotros [...] El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada" (Jn 15, 4.5). En el evangelio que hemos escuchado, Jesús nos ha exhortado a permanecer en Él, para unir consigo a todos los hombres. Esta invitación exige llevar a cabo nuestro compromiso bautismal, vivir en su amor, inspirarse en su Palabra, alimentarse con la Eucaristía, recibir su perdón y, cuando sea el caso, llevar con Él la cruz. La separación de Dios es la tragedia más grande que el hombre puede vivir. La savia que llega al sarmiento lo hace crecer; la gracia que nos viene por Cristo nos hace adultos y maduros a fin de que demos frutos de vida eterna.
Santa María de Jesús Sacramentado Venegas, primera mexicana canonizada, supo permanecer unida a Cristo en su larga existencia terrena y por eso dio frutos abundantes de vida eterna. Su espiritualidad se caracterizó por una singular piedad eucarística, pues es claro que un camino excelente para la unión con el Señor es buscarlo, adorarlo, amarlo en el santísimo misterio de su presencia real en el Sacramento del Altar.

Quiso prolongar su obra con la fundación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, que siguen hoy en la Iglesia su carisma de la caridad con los pobres y enfermos. En efecto, el amor de Dios es universal, quiere llegar a todos los hombres y por eso la nueva Santa comprendió que su deber era difundirlo, prodigándose en atenciones con todos hasta el fin de sus días, incluso cuando la energía física declinaba y las duras pruebas que pasó a lo largo de su existencia habían mermado sus fuerzas. Fidelísima en la observancia de las constituciones, respetuosa con los obispos y sacerdotes, solícita con los seminaristas, Santa María de Jesús Sacramentado es un elocuente testimonio de consagración absoluta al servicio de Dios y de la humanidad doliente.

6. Esta solemne celebración nos recuerda que la fe comporta una relación profunda con el Señor. Los nuevos santos nos enseñan que los verdaderos seguidores y discípulos de Jesús son aquellos que cumplen la voluntad de Dios y que están unidos a Él mediante la fe y la gracia.

Escuchar la Palabra de Dios, armonizar la propia existencia, dando el primer espacio a Cristo, hace que la vida del ser humano se configure a Él. "Permaneced en mí y yo en vosotros", sigue siendo la invitación de Jesús que debe resonar continuamente en cada uno de nosotros y en nuestro ambiente. San Pablo, acogiendo este mismo llamado pudo exclamar: "vivo yo, pero no soy yo; es Cristo quien vive en mí" (Gal 2,20). Que la Palabra de Dios proclamada en esta liturgia haga que nuestra vida sea auténtica permaneciendo existencialmente unidos al Señor, amando no sólo de palabra sino con obras y de verdad (cf. 1Jn 3,18). Así nuestra vida será realmente "por Cristo, con Él y en Él".

Estamos viviendo el Gran Jubileo del Año 2000. Entre sus objetivos está el de "suscitar en cada fiel un verdadero anhelo de santidad" (Tertio millennio adveniente, 42). Que el ejemplo de estos nuevos Santos, don de la Iglesia en México a la Iglesia universal, mueva a todos los fieles, con todos los medios a su alcance y sobre todo con la ayuda de la gracia de Dios, a buscar con valentía y decisión la santidad.

Que la Virgen de Guadalupe, invocada por los mártires en el momento supremo de su entrega, y a la que San José María de Yermo y Santa María de Jesús Sacramentado Venegas profesaron tan tierna devoción, acompañe con su materna protección los buenos propósitos de quienes honran hoy a los nuevos Santos y ayude a los que siguen sus ejemplos, guíe y proteja también a la Iglesia para que, con su acción evangelizadora y el testimonio cristiano de todos sus hijos, ilumine el camino de la humanidad en el tercer milenio. Amen.