• ¿El
próximo Miércoles de Ceniza, vas a acercarte a recibirla? ¿por qué?
1. Para
iniciar el diálogo
(Este momento es muy
importante y conviene que se le dé la duración necesaria, ya que en él salen a
relucir las inquietudes de cada miembro de la familia).
· ¿El próximo Miércoles de Ceniza, vas a acercarte a
recibirla? ¿por qué?
· Para ti, ¿qué significa la ceniza?
· ¿Y qué pasa si no la recibes?
2. Dios
dialoga con nosotros
(En este momento
estamos atentos a lo que Dios nos dice; es conveniente guardar un momento de
silencio después de leer el texto, para meditar). Lectura del Libro del Génesis
(3, 17.19): Al hombre le dijo (Dios): “Por haber escuchado la voz de tu mujer y
comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por
tu causa: con fatiga sacarás de él alimento todos los días de tu vida. Espinas
y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu
rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado.
Porque eres polvo y al polvo tornarás”.
3. Para
reflexionar juntos
¿Cuál es el origen
de la costumbre de imponer ceniza sobre nuestras cabezas al inicio de la
Cuaresma? Es una costumbre muy antigua que se originó ligada al Sacramento de
la Reconciliación. Hasta antes del s. VII, cuando un pecador deseaba recibir la
absolución de sus pecados, se acercaba al sacerdote quien lo escuchaba en
privado y después lo recibía, junto con otros penitentes, en la Iglesia en
donde en una ceremonia especial, al inicio de la Cuaresma, le imponía un
vestido llamado silicio, hecho con pelos de cabra y que debió haber sido muy
rasposo, y después de derramar ceniza sobre su cabeza, lo aceptaba a un grupo u
orden de los penitentes que durante cuarenta días ayunaban, hacían servicios a
la comunidad, daban limosna a los pobres y oraban intensamente para hacer
penitencia por sus pecados. Toda la comunidad oraba por ellos y, por fin, el
Jueves Santo, eran reconciliados y reinsertados en la comunidad. Todavía vemos
restos de esta costumbre en España y en algunos países de herencia hispánica
con los grupos de penitentes que participan encapuchados en las ceremonias de
la Semana Santa.
Cuando el
Sacramento de la Reconciliación dejó de celebrarse en forma comunitaria y se
hizo más frecuente, entonces la ceremonia de la ceniza se generalizó para todos
los fieles, reconociéndonos así como una Iglesia necesitada del perdón de Dios.
¿Qué
significa la ceniza?
En el Antiguo
Testamento vemos cómo el imponer ceniza sobre la cabeza tenía un significado de
arrepentimiento por las faltas cometidas y de dolor y vergüenza. Esta costumbre
fue tomada por los católicos para significar precisamente esos mismos
sentimientos.
El que toma ceniza
se confiesa públicamente como pecador. Manifiesta que está arrepentido. Da
testimonio de su vergüenza y de su dolor por haber ofendido a Dios y a los
hijos de Dios. Le pide a la comunidad y a todos los que ven la ceniza sobre su
cabeza que oren por él para que se arrepienta. Se compromete a un cambio de
vida con la ayuda de Dios. Se dispone a vivir un tiempo especial de penitencia
mediante el ayuno, las obras de caridad y la oración. Manifiesta que está
dispuesto a recibir el Sacramento de la Reconciliación durante la Cuaresma,
para poder vivir la Pascua como hijo de Dios.
¿Tenemos
obligación de confesarnos?
La Iglesia sigue
teniendo un mandamiento para aquellos que somos católicos: “Confesarse por lo
menos una vez al año, por la Cuaresma”.
Se nos pide a los
sacerdotes que facilitemos este sacramento a los fieles e, incluso, en esta
Arquidiócesis, el Arzobispo nos autoriza a todos los sacerdotes a perdonar
algunas censuras de excomunión que ordinariamente están reservadas a él o
algunos sacerdotes designados por él; como, por ejemplo, perdonar a los que
cayeron en excomunión por haber participado en un aborto.
4.
Compromiso familiar
Como familia podemos
comprometernos a asistir juntos a la imposición de la ceniza, procurando
participar en la ceremonia completa y no sólo hacer cola para recibirla e irnos
cuanto antes.
Una vez que
recibamos la ceniza, comprometernos a vivir nuestra Cuaresma en un espíritu de
penitencia, poniéndonos de acuerdo en cómo vamos a cumplir con lo que nos manda
la Iglesia sobre el ayuno, la abstinencia, las obras de caridad y la oración.
Podemos
comprometernos a acudir como familia a recibir el Sacramento de la
Reconciliación.
Autor: P. Sergio Román. Copyright © 2014 SIAME
- Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México
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