miércoles, 13 de enero de 2016

La importancia del canto en la vida religiosa






De por sí, el canto eleva nuestro ánimo porque es una forma intensa de expresión. El genial Richard Wagner confiesa que para componer sus óperas escribía primero el folleto; luego lo leía reiteradamente, y de la lectura intensa brotaban espontáneamente las melodías y las armonías. La música es una forma de expresión de gran voltaje.

San Agustín, espíritu muy abierto a los sentimientos nobles, vivió con tal intensidad la emoción que produce el canto que llegó a verlo como un ídolo que se interponía entre él y el Creador. Más adelante, reconoció gustoso el papel de mediador que puede ejercer el canto entre el creyente y el Dios al que adora:

“Con todo, cuando recuerdo las lágrimas que derramé con los cánticos de la Iglesia en los comienzos de mi conversión y lo que ahora me conmuevo no con el canto sino con las cosas que se cantan, cuando se cantan con voz clara y una modulación convenientísima, reconozco de nuevo la gran utilidad de esta costumbre”(1) .



San Agustín advirtió que existe cierta “familiaridad” enigmática entre los distintos modos de canto y los diversos afectos de nuestro espíritu (2) . En el canto gregoriano, heredero de la técnica musical griega, existen ocho “modos” -que son como otros tantos hogares expresivos- y cada uno crea un clima espiritual propio: de alegría o tristeza, vivacidad o serenidad, sencillez o solemnidad... Más allá de esa diversidad expresiva, descubrió San Agustín que el canto lleva en sí una tendencia básica a fomentar la unión. Entonar a coro una melodía es uno de los gozos primarios de la vida humana. Es el encanto propio de la unidad y, por tanto, del amor. Lo expresa San Agustín con su certera concisión: “Cantare amantis est”: Cantar es cosa del que ama.

Como nuestro Dios es Amor (1 Jn 4,7), San Agustín vincula el canto con el júbilo y el ascenso del espíritu al mundo religioso:

“Canta con júbilo, pues cantar bien a Dios es cantar con júbilo. ¿Qué significa cantar con júbilo? Comprender que no cabe expresar con palabras lo que se canta de corazón. En efecto, los que cantan, ya sea en la siega, ya en la vendimia o en algún otro trabajo intensivo, cuando empiezan a rebosar de alegría por las palabras de los cánticos, como fuera de sí de tanta alegría que no pueden expresarla en palabras, prescinden de ellas y acaban en un simple sonido de júbilo. El júbilo es un sonido que indica que el corazón da a luz lo que no se puede decir. ¿Y a quién conviene este canto jubiloso sino al Dios inefable? Porque es inefable aquel a quien no puedes expresar con palabras; y, si no lo puedes expresar con palabras y no debes callar, ¿qué te queda sino que cantes jubilosamente para que se alegre el corazón sin palabras y la inmensa amplitud del gozo no quede sometida a los límites de las sílabas? Canta bien con regocijo”(3) .

A este bello texto cabe objetarle que una melodía consigue su máximo poder emotivo cuando entrevera su expresividad con la de un texto relevante. Son dos ámbitos expresivos que tienden de por sí a vincularse y enriquecerse. Realizar esta vinculación es un acto de creatividad que eleva nuestro ánimo y lo redime de la banalidad.

Un reportaje televisivo nos mostró a una pequeña tribu del Alto Volta caminando en fila india hacia el exilio. Se movían cansinamente, y uno temía que en cualquier momento podían caer desplomados. Tanto más emotivo era ver a quien cerraba la marcha musitar con una flauta rudimentaria las notas de una melodía. Esta forma primaria y sencilla de creatividad era sin duda lo último a que estaban dispuestas a renunciar esas gentes desvalidas. Toda melodía aúna a quienes la entonan en grupo.

Tal unión se intensifica cuando se canta polifónicamente. Cada una de las voces es independiente de las otras, pero se une a ellas para formar un bloque sonoro armónico. Este campo de juego musical en el que las distintas voces entran y salen como de un hogar confiado presenta una condición singular: es configurado por las voces, pero él a su vez les da a ellas su sentido pleno, su vinculación mutua, su máxima belleza.

El canto polifónico nos permite vivir el tipo de unión eminente que crea el encuentro, es decir, el enriquecimiento mutuo de diversos ámbitos expresivos, independientes entre sí pero nacidos para realizarse en comunidad. Al crear el campo de juego que es todo encuentro, se supera la escisión entre el yo y el tú, lo mío y lo tuyo, el dentro y el fuera, lo interior y lo exterior. En la partitura, las voces ocupan un lugar diferente; parecen estar distanciadas entre sí. En cuanto empiezan a crear la obra conjuntamente, siguen siendo distintas pero dejan de ser distantes, externas, extrañas, ajenas, para tornarse íntimas. El surgir de la intimidad suscita un sentimiento de gozo y entusiasmo.

Si el texto cantado es religioso, une a quienes lo cantan con algo muy valioso, por ser trascendente, y potencia la vinculación que produce el mero cantar a coro. Por esa profunda razón, “cantar es rezar dos veces”, como indicó el mismo San Agustín, pues orienta a los cantores hacia un gran ideal común. Nada extraño que la práctica del canto religioso haya servido a San Ambrosio de Milán para elevar el ánimo de sus fieles durante los angustiosos días de una peste; a los misioneros para trasmitir la doctrina cristiana en un clima de unidad; a devotos religiosos de clausura para mantener el fervor del espíritu durante sus breves tiempos de recreo... Incluso un espíritu tan sobrio como San Juan de la Cruz supo vibrar intensamente con la expresividad musical:




“La música de las liras -escribe- llena el alma de suavidad y recreación, y la embebe y suspende de manera que le tiene enajenada de sinsabores y penas”(4) .

El canto polifónico sacro incrementa la emotividad del canto llano. El renombrado director de orquesta Jesús López Cobos confesó que los motetes de Semana Santa de Tomás Luis de Victoria le hicieron derramar lágrimas en más de una ocasión pues se sintió sobrecogido, al verse elevado a un reino de máxima expresividad y belleza. Una de las razones más hondas de este poder emotivo de la música sacra la destacó Gabriel Marcel al vincular la importancia que tuvieron en su vida ciertos encuentros especialmente valiosos y las obras más elevadas de Bach para coro y orquesta:

“Tengo que anotar aquí la importancia excepcional de J. S. Bach. Las Pasiones y Cantatas: en el fondo la vida cristiana me ha venido a través de esto”. “Los encuentros han tenido un papel capital en mi vida. He conocido seres en los cuales sentía tan viva la realidad de Cristo que ya no mera lícito dudar” (5) .


Autor:  D. Alfonso López Quintás

martes, 12 de enero de 2016

La capacidad expresiva del canto religioso






Si el texto cantado es religioso, une a quienes lo cantan con algo muy valioso, por ser trascendente, y potencia la vinculación que produce el mero cantar a coro

Una tarde de Navidad, el gran poeta y diplomático francés Paul Claudel acudió a la catedral de Notre Dame de París por el simple deseo de contemplar una ceremonia noble, dotada de cierto sentido estético. Apoyado en una de las columnas de la nave lateral de la derecha, escuchó atento el canto de las Vísperas. Al oír el Magníficat, se vio inmerso en un ámbito de luz y belleza, que pareció transportarle a lo mejor de sí mismo. En su mente se iluminó, como por un relámpago, la idea clara de que ese estado de autenticidad personal era propio de quienes viven en la Iglesia. Ésta dejó de ser para él una institución rígida y lejana, para convertirse en el espacio de vida en el que se producen esas eclosiones de belleza y vida desbordante. La transformación espiritual estaba hecha. Había realizado la experiencia de lo divino, y de su riqueza iba a nutrir su espíritu durante el resto de su vida.



¿Qué enigmático poder tiene la música para servir de vehículo a la gracia divina y suscitar una conmoción espiritual tan profunda?


Autor:  D. Alfonso López Quintás



miércoles, 16 de diciembre de 2015

GRACIAS




El día de hoy esta publicación más que un artículo a conocer es para agradecerles el seguir este blog que como todo en la vida hay momentos de mucho crecimiento y momentos en los que nos quedamos inmóviles observando lo que sucede.

Viendo todo lo que sucede en nuestro planeta me doy cuenta que cada uno de nosotros tenemos que buscar el crecimiento social, cultural y espiritual.

Y como este blog para bien o para mal he tratado de que sea un crecimiento espiritual y cultural para todos nosotros. Por lo cual el día de hoy invito a cada uno de ustedes a leer el libro de Imitación de Cristo del Beato Tomas de Kempis

En este libro busca que crezcamos en el ámbito social espiritual y cultural porque para nosotros la formación y forma de vida se demuestran con los hechos.

Así que los invito a prepararse internamente en cuerpo y alma en nuestra fe para de esa manera tener unos cimientos sobre roca no sobre arena hay que buscar que el Reino de Cristo cresca y se fortalezca con el apoyo material y espiritual que cada uno de nosotros tenemos.

Sin más por el momento les agradezco su atención y les envió un abrazo fraternal deseándoles felices fiestas.


Jorge Alfredo Franco Iñiguez

libro de Imitación de Cristo del Beato Tomas de Kempis

PDF: 
http://process-641766.webuda.com/files/Educativo/kempis.pdf 
http://www.prisaediciones.com/uploads/ficheros/libro/primeras-paginas/201306/primeras-paginas-leer-morir.pdf

epubl: 
https://www.ebookscatolicos.com/descargas/descargar-epub-imitacion-de-cristo-tomas-de-kempis/?wpdmdl=12049.

web: 
http://es.catholic.net/op/articulos/19238/cat/751/la-imitacion-de-cristo.html

Audio Libro: 
http://www.mimp3s.me/descargar/WFd0TThPbHBVamsqNCpMYSBpbWl0YWNpw7NuIGRlIENyaXN0byAoVG9tw6FzIGRlIEtlbXBpcyk6IDI0IG1pbnV0b3MgcGFyYSBtZWRpdGFy

Audio libro web:
http://biblialiturgia.com/libros-espirituales/la-imitacion-de-cristo-tomas-de-kempis-en-desarrollo/

miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿La puntita del Iceberg?


Hace unos días el mundo se estremeció por las noticias de los atentados en París, días de pánico y de terror movieron al mundo, muestras de apoyo y solidaridad como es esperado en estos casos y lo que ya se mueve en los medios como la tercera guerra mundial. Días después en otros lugares del mundo, las agresiones parece que no cesan. Ayer mismo en Estados Unidos tiroteos en California dejan familias rotas y sufriendo. En nuestro país una crisis interna tiene vueltos locos a unos y otros, siguen agrediéndose y buscando que el otro sufra por su posición política, los maestros siguen sufriendo por un gobierno que los obliga a evaluarse de forma imparcial, otros alaban la obra del gobierno diciendo que ya era hora.

Y así parece que los vaivenes del mundo nos obligan a preguntarnos ¿Adviento? ¡Qué no ven que la lumbre no está para tortillas! ¿Cómo calmar nuestro corazón ante las injusticias? ¿Cómo dejar de lado tanto sufrimiento para hacer silencio? ¡Cómo callarse cuando parece que es tiempo de levantar la voz! Y me parece que quizás valdrá la pena ponerse a considerar que Dios es acaso el que más puede hacer aquí. Dios es capaz de cambiar el curso de la historia, y no lo hace con transformaciones inmediatas, sino justamente suscitando corazones sedientos de justicia, sedientos de amor por los demás, inflamados por el ardor de la verdad, pero a Dios no se le escucha sino en el silencio, no se le oye hasta que se acerca el hombre a escuchar los latidos del Señor en el Sagrario. A veces pecamos de suficiencia más de lo que deberíamos, porque creemos que con nuestras fuerzas podemos y con nuestros esfuerzos llegaremos, ya lo decía la sabiduría de las abuelitas, cuando te toca aunque te quites, y cuando no, aunque te pongas. Espero que este año, sepamos valorar lo que nos toca, y hoy nos toca, el silencio, escuchar aún en medio de tanto alboroto y de tanta necesidad, escuchar la voz del Padre que nos llama a ser como su Hijo, a ser la voz de su Hijo, a ser paladines de la verdad y la justicia. ¡Busca primero el Reino de Dios y su justicia divina, y lo demás se dará por añadidura! Yo prefiero incluso el peor de los mundos cristianos al mejor de los paganos, porque en un mundo cristiano hay lugar para los que no tienen lugar en un mundo pagano”

Cuatro semanas distan el inicio del adviento con la gran fiesta del Nacimiento, cuatro semanas que nos permitirán hacer una Navidad diferente, un pesebre en nuestro corazón, para que entonces, tanta violencia redunde en amor, tanta violencia con misericordia, y entonces ojalá que si hablemos de la punta de un Iceberg, pero un iceberg de compasión y caridad, un iceberg de verdadero cristianismo, que sabe sacrificarse por el otro, que sabe ver al otro en medio de tanta dificultad, que sabe velar por alguien más aún cuando él también necesita ser velado. ¡Ese si es el mundo cristiano! Y como lo dijo y bien dicho Henrich Böll “


Autor: Carlos F. Amador Treviño Díaz

lunes, 7 de diciembre de 2015

Todos esperan ser salvados




Jesucristo Dios-Hombre. Una de las "magnalia Dei", de las maravillas de Dios, que hemos de meditar y que hemos de agradecer a este Señor que ha venido a traer la paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad (Lc 2, 14). A todos los hombres que quieren unir su voluntad a la Voluntad buena de Dios: ¡No sólo a los ricos, ni sólo a los pobres!, ¡a todos los hombres, a todos los hermanos! Que hermanos somos todos en Jesús, hijo de Dios, hermanos de Cristo: su Madre es nuestra Madre. 
Es Cristo que pasa, 13

San Josemaría 

domingo, 6 de diciembre de 2015

Para oír a Dios




Si acudimos a la Sagrada Escritura, veremos cómo la humildad es requisito indispensable para disponerse a oír a Dios. Donde hay humildad hay sabiduría, explica el libro de los Proverbios. Humildad es mirarnos como somos, sin paliativos, con la verdad. Y al comprender que apenas valemos algo, nos abrimos a la grandeza de Dios: ésta es nuestra grandeza.

¡Qué bien lo entendía Nuestra Señora, la Santa Madre de Jesús, la criatura más excelsa de cuantas han existido y existirán sobre la tierra! María glorifica el poder del Señor, que derribó del solio a los poderosos y ensalzó a los humildes. Y canta que en Ella se ha realizado una vez más esta providencia divina: porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava, por tanto ya desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.

María se muestra santamente transformada, en su corazón purísimo, ante la humildad de Dios: el Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por cuya causa el santo que de ti nacerá será llamado Hijo de Dios. La humildad de la Virgen es consecuencia de ese abismo insondable de gracia, que se opera con la Encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad Beatísima en las entrañas de su Madre siempre Inmaculada.
Amigos de Dios, 96

San Josemaría

sábado, 5 de diciembre de 2015

Abrid los ojos y levantad la cabeza



Abrid los ojos y levantad la cabeza, porque vuestra redención se acerca (Lc 21, 28) hemos leído en el Evangelio. El tiempo de Adviento es tiempo de esperanza. Todo el panorama de nuestra vocación cristiana, esa unidad de vida que tiene como nervio la presencia de Dios, Padre Nuestro, puede y debe ser una realidad diaria.

No quería deciros más en este primer domingo de Adviento, cuando empezamos a contar los días que nos acercan a la Natividad del Salvador. Hemos visto la realidad de la vocación cristiana; cómo el Señor ha confiado en nosotros para llevar almas a la santidad, para acercarlas a El, unirlas a la Iglesia, extender el reino de Dios en todos los corazones. El Señor nos quiere entregados, fieles, delicados, amorosos. Nos quiere santos, muy suyos.
Es Cristo que pasa, 11

San Josemaría